Memoria de la lucha del pueblo Xavante, Brasil

Nos une la solidaridad, los signos y las apuestas por la Vida. Los signos de la destrucción siempre se enfrentan, se asumen, se comprenden. Las opciones fundamentales, los principios innegociables, la vida digna de los empobrecidos, la creación de un mundo nuevo. Sus letras, sus palabras, las palabras del pueblo Xavante ante la amenaza, ante los signos de la destrucción orquestada por los poderosos.


Aquí retomamos el texto de nuestro hermano y miembro Honorario de nuestra Comisión Justicia y Paz, Don Pedro Casaldaliga, caminante de la esperanza, acompañante de los exiliados, amante de nuestra Colombia, de los que han cruzado la frontera para sobrevivir ante tanta impunidad, ante tanta falsedad e indignidad, ante tanta muerte injusta.

A las personas y entidades que nos vienen manifestando solidaridad a nosotros y al pueblo Xavante:

Escribo en mi nombre personalmente y en nombre de la Prelatura de São Félix do Araguaia. Y aprovecho la ocasión para responder colectivamente con esta circular a los muchos amigos y amigas a quienes debo carta. Colectiva es la Causa, colectiva la comunicación. Siéntanse cada uno y cada una respondidos con el mayor cariño.

Estamos recibiendo muchos comunicados de solidaridad en esta hora, preguntándonos por la situación actual y pidiéndonos incluso qué acciones concretas de solidaridad se podrían hacer.

La situación está en un “impasse”. No hay aún una definición oficial. Un grupo de indígenas Xavante y un grupo de ocupantes del área de los indios están apostados en la carretera, en actitud de presión. El día 23 de este mes de enero el gobernador de Mato Grosso visitará el área. El día 29 del mismo mes, habrá una audiencia judicial. Y para principios de febrero se espera la decisión del juez.

No voy a describir detalladamente los antecedentes y las causas del conflicto. Recuerdo, apenas, que los indios Xavante fueron deportados de esa área en la década de los 60, en aviones de la Fuerza Aérea Brasileña y que a raíz de esa deportación murieron 90 indios por causa del sarampión, para el cual ellos no tenían defensas. Siempre, a partir de esa fecha, los indios continuaron reivindicando el área como suya y la visitaron con mucha frecuencia. El área, además, es oficialmente reconocida como indígena, demarcada y homologada. Pero ha sido ocupada y vendida sucesivamente por empresas latifundistas: Ariosto da Riva, Grupo Ometto, ENI-AGIP (empresa italiana mixta nacional y particular). En la ECO-92, en Río de Janeiro, esa última empresa prometió, de palabra, devolver la tierra a los indios Xavante. Al saber eso, “fazendeiros” y políticos de nuestra región y de nuestro Estado estimularon la invasión del área (para impedir el regreso de los indígenas) y ella a lo largo de estos últimos once años ha sido ocupada y fragmentariamente revendida por políticos, fazendeiros, comerciantes y labradores. Ilegalmente se llegó incluso a transformar el área en distrito y, con el nombre de “Estrela do Araguaia”, hasta se pretendió crear en el área un municipio. Durante esos trece años, ha habido varios intentos de retorno por parte de los indios Xavante y se han hecho algunos censos y averiguaciones oficiales en el área; nunca de modo eficaz. Finalmente, en el mes de octubre último, los Xavante decidieron firmemente retornar, porque el deseo vehemente de los viejos indígenas, arrancados de Marãwãtsede, era no morir fuera de su tierra.

La situación se ha agravado por la presencia en nuestra región de un grupo poderoso y ambiguo, con fuerte respaldo político, interesado en la plantación de soja, que sorprendentemente acaba de comprar el área, ahora en 2003.

Es en este clima cuando han surgido nuevas amenazas contra varios de nosotros y contra algún funcionario de la FUNAI (Fundação Nacional do Índio). Las autoridades competentes están plenamente informadas de la situación. Sabemos perfectamente que la solución no es simple, pero defendemos lógicamente el derecho primero del pueblo Xavante, así como defendemos el derecho a otra tierra, de reforma agraria, para los que sean labradores sin tierra entre los ocupantes de esa área indígena.

Además de las muchas manifestaciones de solidaridad de particulares y entidades, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil y varias Pastorales han expresado su solidaridad oficialmente. El Ministerio de Justicia se ha mostrado atento también.

La hora es de “impasse”, digo, y el problema de esta área Xavante se une a otros varios conflictos en tierra indígena que se están dando actualmente en Brasil. Hay muchos intereses cruzados. El latifundio y la monocultura depredadora son una plaga nacional. Los derechos de los pueblos indígenas están siendo conculcados hace siglos. Y la legislación que exigiría atender esos derechos casi siempre es dejada de lado. La causa indígena y la Reforma Agraria son dos deudas históricas y fundamentales de Brasil.

Para responder a la pregunta que nos hacen sobre posible gesto de solidaridad concreta, sugerimos que se envíen mensajes al Sr. Ministro Márcio Thomaz Bastos, Ministerio de Justicia, Brasilia, DF: acs@mj.gov.br y al Sr. Diputado Federal Ênio Bacci, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Federal en Brasília: cdh@camara.gov.br.

Por lo demás la “caminhada” continúa. Agradecemos de corazón tanta solidaridad fraterna y renovamos el compromiso común de luchar por ese “otro mundo posible” más conforme con el Reino de Dios.

Unidos en la militancia, en la oración y en la esperanza, reciban, con nuestra gratitud, un abrazo muy fraterno.

Pedro Casaldáliga
Obispo de São Félix do Araguaia
16 de enero de 2004

Bogotá, D.C. 18 de enero de 2004

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ