Masacre del Palacio de Justicia

Desaparecidos de la Cafetería

6 de Noviembre de 1985

Hoy hace 19 años, el Palacio de Justicia ubicado en la Plaza de Bolívar del centro de Bogotá, fue ocupado antes del medio día por una columna de 35 insurgentes del Movimiento 19 de Abril -M-19-, que con su acción militar pretendió realizar un juicio político al entonces Presidente de la República, doctor Belisario Betancourt por el fracaso del proceso de negociación.


Memoria y Justicia

La respuesta fue un ataque militar de las Fuerzas Militares mas feroz985 de recuperación de la sede de instancias judiciales, que el mismo ataque guerrillero. Los llamados desde el Palacio de Justicia de un cese al fuego por parte de los Magistrados, entre ellos el del Presidente de una de la Corte, el Doctor Alfonso Reyes Echandía fueron silenciados, tergiversados, saboteados por los militares.

La respuesta estatal fue un ataque absolutamente desproporcionado, indiscriminado contra todos los que se encontraban en el interior del Palacio de Justicia, la acción militar produjo el incendio de todas las instalaciones que fueron consumidas por el fuego.

En manos del Ministro de Defensa, General Miguel Vega Uribe, del Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, Mayor General Rafael Samudio Molina, y del Comandante de la XIII Brigada del Ejército, quedó el manejo de la toma y la salvaguarda de los rehenes del M-19.

En la Casa Museo del Florero, el Comandante de la XIII Brigada y el B-2 de esa Unidad Militar instalaban su Cuartel General. El Teniente Coronel Edilberto Sánchez Rubiano, jefe del B-2, coordinaba parte de los operativos desde allí. El Capitán Miguel Ángel Cárdenas Obando, de la Sección 2 de la XIII Brigada, el Mayor Vélez del F-2 de Bogotá, y los Mayores Guillermo León Vallejo y Carlos Fracica Naranjo, de la Escuela de Artillería, eran coordinados por el Oficial Sánchez. El Comandante de la Escuela de Artillería, Teniente Coronel Luis Alfonso Plazas Vega, era otro de los oficiales, Junto con el Coronel Luis Carlos Sadovnik, encargados de coordinar los operativos militares. Tanques Uruburu y Cascabel, bajo el mando del Oficial Plazas Vega, rodearon el Palacio de Justicia.

De acuerdo con el Camino de la Niebla, el saldo de la operación sería alto: 43 civiles, 33 guerrilleros y 11 miembros de las Fuerzas Armadas y del DAS muertos; dos insurgentes y 11 civiles desaparecidos, y dos estudiantes torturados . Muchos de los insurgentes y civiles habían sido virtualmente ejecutados, mientras que la mayoría de los desaparecidos habían sido vistos por última vez en poder de miembros del Ejército.

La Justicia Ordinaria inicio la respectiva investigación penal, remitiendo las actuaciones correspondientes a los militares implicados en los hechos a los Tribunales Castrenses para su enjuiciamiento por estos. Hasta la fecha no se conoce que militar alguno haya sido condenado por las varias ejecuciones y desapariciones registradas el 6 y 7 de noviembre.

Por su lado, la Procuraduría adelanto una sinuosa y lenta investigación. Cinco años después, el Ministerio Público profería un fallo solamente contra dos de los uniformados implicados en los sangrientos hechos. Uno de ellos era el Teniente Coronel Alfonso Plazas Vega, retirado ya para la fecha de la sanción solicitada y hoy en alto cargo del Gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez.

La decisión disciplinaria genero la más airada y violenta respuesta del establecimiento, que cerraba filas en torno al Mayor General retirado cuestionado. “Es una sanción injusta”, afirmaría en una rueda de prensa el Presidente de la República. “Hay que encontrarle un remedio a esa injusticia”, respondería intimidado el Procurador General de la Nación.

19 años después la impunidad sigue reinando en el caso del holocausto del Palacio de Justicia: esa era la voluntad del Gobierno, la Justicia, los Partidos Políticos y los medios de comunicación.

Los familiares de los desaparecidos de la cafetería del Palacio de Justicia, a veces solitarios, pero siempre persistentes entre transiciones generacionales, andando con los pasos de los padres o las madres de los desaparecidos que han muerto sin saber nada de sus desaparecidos, llevando la fuerza moral de su defensor Eduardo Umaña asesinado, continúan el camino de la esperanza en medio de un país sin memoria, en camino de la desesperanza, a veces de la desesperación.

Hoy sus familiares continúan en un ritual de memoria, de exigencia y de dignidad exigiendo saber que paso con sus desaparecidos de la Cafetería en el Palacio de Justicia

El administrador y siete trabajadores de la Cafetería del Palacio de Justicia, más tres visitantes ocasionales, fueron desaparecidos, sus nombres:

Carlos Augusto Rodríguez Vera,

Cristina Del Pilar Guarin Cortes,

David Suspes C.,

Bernardo Beltrán Hernandez,

Hector Jaime Beltrán,

Lucy Amparo Oviedo De Arias,

Ana Rosa Castiblanco,

Gloria Estela Lizarazo Figueroa,

Luz Mary Portela Leon,

Norma Constanza Esguerra,

Gloria Anzola de Lanao.

De los miembros del M-19, desaparecidos:

Irma Franco Pineda,

Efrain Meneses.

El 7 de noviembre de 2004, a las 9:00 a.m. estaremos realizando un acto de memoria en la Plaza de Bolívar y a las 3:00 p.m. en la Iglesia del Voto Nacional ubicada en la carrera 15 con calle 10 (Parque de los mártires) se celebrará una eucaristía en memoria de los desaparecidos de la Cafetería del Palacio de Justicia.

Bogotá, D.C., 6 de noviembre de 2004
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz