Julio Henriquez Santamaria

Defensor de Derechos Humanos, Consejero de Paz en el departamento del Magdalena en 1992, profesor, economista solidario, biólogo protector de la naturaleza, amigo, hijo, padre, esposo.


Desaparecido el 4 de febrero de 2001 y posteriormente asesinado por varios hombres armados, paramilitares, bajo el mando de Hernán Giraldo Serna.

El Juzgado Único Especializado de Santa Marta a un año y tres meses de haberse recuperado los restos de Julio Henríquez Santamaría, condenó a 38 años y cinco meses de prisión a Hernán Giraldo Serna y Leonidas Acosta Ángel, alias “Troilo” por la desaparición forzada y posterior crimen del defensor de derechos humamos.

Las declaraciones se hacen en el marco de las audiencias libres del proceso de la Ley de Justicia y Paz y hoy están extraditados los dos paramilitares hallados responsables, Quienes pretenden que esta condena se acumule para buscar beneficios.
Sus amigos y familiares se oponen a aceptar esos beneficios que dejarían inane este importante fallo.

A continuación reproducimos un texto, ejercicio de memoria, escrito por familiares de Julio Henríquez Santamaría, Zulma (su esposa), Nadiezhda y Bela(hijas),Julio (hijo).

Nació el 29 de marzo de 1952 en Cereté (Córdoba). Hijo de Julio, dedicado al comercio de calzado y Belarmina, modista y comerciante, única mujer en el pueblo que acompañaba el cuidado de su casa y su familia con la administración de un pequeño almacén de su propiedad.

Estudió Biología en la Universidad Libre de Bogotá, en donde fue presidente del Consejo Estudiantil. Hizo parte del comité editorial del periódico de la Unión Revolucionaria Socialista (URS) hasta que se radicó en Santa Marta junto a su hija Nadia y su esposa Zulma Chacín, quien estaba en embarazo de julio. Allí acompañó la fundación del jardín infantil “Los Pioneritos”, y se vinculó al M-19 a través del Frente Democrático, con mucha actividad política local, junto a Ricardo Villa, su gran amigo y compañero.

Hacia 1984, luego de un período de persecución, vigilancia y allanamientos y por la presión por la protección familiar ya que nace Bela, su tercera hija, decidió acogerse a la amnistía propuesta por Belisario Betancur y radicarse en Guacamayal, corregimiento de Ciénaga en la Zona Bananera.

A finales de los 80, cuando se empezó a hacer fuerte presencia paramilitar en esta zona, la ocupación territorial basada en asesinatos selectivos e indiscriminados, amedrantamientos, amenazas, desplazamiento y abandono de tierras, hicieron que malvendiera las tierras y regresara a Santa Marta, ubicándose con su familia en Calabazo, zona de amortiguación del Parque Tayrona y en la misma Santa Marta.
Para 1990, Julio se articuló a la Alianza Democrática M-19 con quienes se lanzó como candidato suplente al Consejo Municipal junto con Clementina Cayón de Bateman. Coincidencialmente, para esta fecha se dio el proceso de paz con el M-19. Luego participó de la campaña para la Asamblea Nacional Constituyente y apoyó la candidatura al Senado de la República de Ricardo Villa, quien fue asesinado.

En medio del activismo en derechos humanos desde el Comité Permanente de Derechos Humanos en Santa Marta, y fue nombrado como Consejero de Paz del Departamento del Magdalena en 1992. En este proceso acompañó la desmovilización del EPL y el proceso de conformación de Esperanza Paz y Libertad en el Magdalena, así como acercamientos para la posibilidad de diálogos para la paz. En esta tarea, logró que un ex gobernador del departamento del Magdalena, Riascos Labarcés, fuera liberado por parte de las FARC, en un acto unilateral y sin ninguna contraprestación, con la sola intención humanitaria en busca de la paz. En este contexto se dieron las primeras amenazas en contra de su vida.

Dejando el cargo en la Gobernación, se dedicó de lleno al trabajo en derechos humanos, siendo presidente del Comité Permanente de Derechos Humanos en Santa Marta. Sin embargo, en 1993 amenazaron fuertemente a todos los miembros del Comité y asesinaron a uno de sus miembros, lo que produjo la completa desarticulación del espacio y la dispersión de todos sus integrantes.
Es entonces que decidió volver a su finca de Calabazo, vereda cercana a Santa Marta y ubicada en la zona de amortiguación del Parque Tayrona, sobre la ruta ancestral a Pueblito, encontrándose con que allí las tierras no son productivas para cultivos ni para cría de ganado, sino más aptas para el turismo y la protección de bosques. Julio se dedicó a sembrar árboles frutales y a proteger el bosque nativo. Sin embargo, entran los paramilitares también en esta zona.

Posteriormente, emigra a Chile en donde se diploma en Economía Solidaria y trabaja en este medio hasta su regreso a Colombia, dedicándose a capacitar en este tema y a administrar e impulsar varias empresas de trabajo asociativo.
Se desempeñó como docente, vicerrector de extensión y por un corto período como rector de la Corporación Unificada Nacional (CUN) en Santa Marta hasta que se dieron las reformas administrativas en esta Corporación.

Fundó para entonces la Empresa Asociativa de Capacitación Emacap, junto con pensionados del SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje). Allí formó, impulsó y apoyó la creación de pequeñas empresas en Santa Marta y en la región. También ejecutó y formuló proyectos ambientalistas con Corpamag en las veredas cercanas al Parque Tayrona, así como con Comités de Pescadores de la Troncal del Caribe.
Julio realizó procesos de formación en cooperativismo y tecnificación de procesos productivos y comercialización con los pescadores de la zona norte del Magdalena y con la Federación de Pescadores del Norte del Magdalena (Fepesnomag), de la cual era el secretario docente. Allí se formuló un proyecto de cría de langostas en Taganga, desarrollado actualmente con algunas modificaciones por Ecofondo.

Como parte de su fortalecida línea de trabajo, en el año 2000 decidió volver a Calabazo para impulsar junto con los pobladores de la región, un proyecto de ecoturismo y de reforestación, así como la creación de reservas naturales en la zona de amortiguación del Parque Tayrona.

Es así que el domingo 4 de febrero de 2001, reunido con campesinos y parceleros de la región en la asamblea de constitución de la Asociación Ambientalista Comunitaria de Calabazo “Madre Tierra”, varios hombres armados, paramilitares, bajo el mando de Hernán Giraldo Serna y Francisco ’Pacho’ Muzo, se lo llevaron a la fuerza frente a la mirada impotente de más de 20 personas.

Luego de seis años de búsqueda, en la que sus amigos y familiares, así como organizaciones de derechos humanos hemos aunado esfuerzos para encontrarlo y exigir que se castigue este crimen de desaparición forzada, se logra llevar hasta la etapa de juicio y que los victimarios reconozcan su crimen y den las coordenadas del lugar de la fosa individual con sus restos mortales.

El 11 de octubre de 2007, luego de una diligencia de exhumación en la vereda La Estrella, a cinco minutos de Calabazo, dirigida por la Unidad de Justicia y Paz, se recuperaron sus restos que ya han sido identificados.
Ahora nos preparamos para el funeral de nuestro querido y valeroso Julio. El 15 de diciembre de 2007, serán entregados sus restos por parte de la Fiscalía General de la Nación en el Salón Bolívar de la Gobernación del Magdalena. Luego lo llevaremos hasta el Cementerio San Miguel donde están enterrados sus padres, abuela y familiares de su esposa.

Esperamos por fin encontrar tranquilidad para su alma y la nuestra.
Allí esperamos contar con la compañía de todos y todas quienes nos hemos aguantado durante estos años las ganas de abrazarlo; a todos y todas las personas e instituciones nacionales e internacionales que nos han ayudado a buscarlo, a hacer denuncias y ejercer presión política; a todos y todas las que han impulsado la acción de la justicia hasta el punto en el que se encuentra el proceso; y los y las que seguimos trabajando fuerte para que los crímenes de lesa humanidad no sean parte de este conflicto y para que el conflicto mismo termine.

La bandera de Julio Henríquez Santamaría es de muchos colores y su vida representa la vida de tantas y tantos luchadores sociales, ambientales, políticos, comunitarios, de derechos humanos, nuestra mejor gente, la que ya no tenemos junto a nosotros haciendo lindo este país”.

Retrato a honor

Con estas letras dibujaré

un retrato de los dos

marchando compañero

bajo el sol, aquel día

en aquella ciudad

en resistencia

ocultando nuestro llanto

marchando

hagamos honor a nuestros padres

sin miedo con estas letras

amado hermano

le pondré una capa a tu armadura

cada día, afilaré como hoy

tu lanza en el recuerdo

iré sin desearlo

al barrio donde todavía quema !!!

tu imagen tierna y violenta amarra !!!

ese fantasma en tu cuello

es lo único que tienes compañero

y ya no aprietes más mi corazón

en tu puño de guerrero.

Buscamos razones más fuertes

y al atardecer

maldecimos al criminal

con estas letras dibujaré

un retrato de los dos

marchando compañero

cruzando puertas

abrazando amigos

levantando muy alto la bandera

la de los niños con hambre

masacre impune

esclavitud la invasión el saqueo.

Se terminaron las letras

me queda este golpe

de mi mano sobre la mesa

nuestro espíritu endurecido

y el poder de cosechar mañana

las alegrías guardadas

en nuestros ojos

en la mirada valiente

siempre adelante

en este retrato de los dos

marchando compañero.

Julio Henríquez Chacín – Hijo.