HORTENSIA NEYID TUNJA CUCHUMBE Y MANUEL ANTONIO TAO PILLIMUE

Memoria y Justicia

Las vidas de HORTENSIA NEYID TUNJA CUCHUMBRE 17 años de edad y MANUEL TAO PILINMUE de 21 años, fueron segadas por unidades militares adscritas al Batallón “Cacique Piguanza” con sede en Pitalito departamento del Huila, hoy hace dos años. Los criminales, amparados en la “autoridad militar”, en la oscuridad de la madrugada, entre unas matas de guadua, a 100 metros de distancia del salón comunal del caserío Belén, municipio de Inza, departamento del Cauca.


Los crímenes de los dos jóvenes ahogaron en llanto y terror la celebración de las tradicionales fiestas de reyes. Los tiros de fusil sobre los cuerpos de Neyid Hortensia, Manuel y William Cunacue silenciaron la música en que los cuerpos trigueños expresaban el espíritu de gozo y de alegría popular. Hoy dos años después los caminos de la impunidad continúan labrando los expedientes judiciales, carcomidos en la fetidez de la justicia penal militar y en la protección militar de los responsables de esta ejecución extrajudicial. Pero también, desde la memoria se afirma la dignificación y la verdad colectiva de las víctimas que inspiran un real Estado de Derecho
Ese 8 de enero, a las 3.20 de la madrugada de ese día, los militares agazapados en la noche y en su propia amargura institucional detuvieron la motocicleta en que los tres campesinos se dirigían q San Antonio para reposar su alegría. Los militares dispararon dejando sin vida a Hortensia y Manuel, mientras William Cunacue, gravemente herido logró escapar arrastrándose hasta llegar a San Antonio.
Segundos después, cubiertos sus rostros con pasamontañas, comenzaron a modificar su responsabilidad con falsas acusaciones, amenazas, y la reconfiguración de la escena del crimen. E sos dos guerrilleros nos alumbraron con su moto para dispararnos y atacarnos. Esa muchacha era una guerrillera y acabamos de matar a un comandante de las Farc”. Los cuerpos de Hortensia y Manuel fueron arrastrados por los militares, quiénes no permitieron el levantamiento por parte de la fiscalía. Posteriormente, a pesar de la presión comunitaria, los militares se llevaron los cuerpos obligando a un conductor de un campero de servicio público a trasladar los cuerpos sin vida hasta la población de Valencia, Los militares arrojaron los cuerpos sobre la orilla del camino en un puente ubicado en los límites de los departamentos del Cauca y el Huila, de esta manera justificaron su operación dentro de la jurisdicción que es parte de su competencia y responsabilidad, el departamento del Huila.
En el ritual para asegurar la impunidad, poco tiempo después, los militares lograron que dos carros fúnebres trasladaran los cuerpos de Hortensia y Manuel sa la Plata, Huila. Allí actuando sobre seguro los mismos militares realizaron el levantamiento de los cuerpos violando los procedimientos legales y evitando la recolección de pruebas fundamentales en la investigación. Posteriormente, como parte del aseguramiento de la impunidad social y del olvido colectivo, cuando no del aleccionamiento de terror, los cuerpos fueron exhibidos junto aun equipamiento militar que supuestamente se les incautó y fueron presentados a los medios de información como guerrilleros dados de baja, “en combate”.
Pretendiendo negar la memoria colectiva y la familiar cambiaron el nombre de Hortensia en el certificado de necropsia.
Entre tanto, WILLIAM CUNACUE el joven herido fue llevado por sus familiares al hospital de la Plata Huila, donde lograron que se recuperara de sus graves heridas, pero cuando los militares se enteraron de su presencia en el lugar procedieron a asumir el control. Mientras la familia era intimidada, WILLIAM fue sacado del hospital sin orden judicial en un camión del ejército y transportado a un calabozo de la Policía de La Plata donde le iniciaron un proceso de judicialización acusándolo de rebelión. Así permaneció durante 8 días.
Hoy como parte de la estrategia de mentira e impunidad orquestada desde los altos mandos militares, WILLIAM continúa vinculado a un falso proceso judicial por rebelión, con el cual los militares pretenden ocultar, negar su responsabilidad y justificar sus crímenes.

Por otra parte, la Fiscalía 41 Especializada de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario con sede en Cali, despacho que adelanta el proceso penal en contra de WILLIAM CUNACUE por el delito de REBELION, desde el 10 de julio de 2006 solicitó al juzgado 65 de Instrucción Penal Militar adscrito a la novena Brigada del Ejercito Nacional con sede en Pitalito, departamento de Huila, la remisión del proceso por competencia que adelanta dicho despacho por la muerte de HORTENSIA y MANUEL, y afirmando la COLISION DE COMPETENCIA POSITIVA en el evento de que no lo remitiera.
Hasta la fecha el Juzgado 65 penal militar no ha enviado el proceso al Consejo Superior de la Judicatura para que dicha instancia resuelva dicho conflicto. La Justicia Penal Militar se erige nuevamente como mecanismo de impunidad, este proceso interno se mantiene estancado, no existe avance significativo alguno en la investigación.

Desde la memoria, hace más de un año las familias de HORTENSIA y MANUEL, al lado de ellos la comunidad de San Antonio se enfrentan a la impunidad. Han afirmado la dignificación de sus víctimas con un sencillo monumento y el inició de la Casa de la Memoria en el municipio. Hace un año en Acto colectivo de Memoria con un acto de objeción y censura pública ante la sede militar de La Plata, en donde se orquesto el montaje de los crímenes y su posterior justificación. Hoy en la memoria colectiva todos saben que la verdad histórica está negada en el proceso judicial, en las verdades mediáticas militares y en las justificaciones falsas del presidente Uribe sobre las ejecuciones extrajudiciales y los falsos positivos.

Mientras las ejecuciones extrajudiciales ocurren con el absoluto beneplácito de todas las ramas del poder público animadas en el espíritu de la “seguridad democrática”, el silenciamiento y consentimiento de los medios de información, en una decisión ética de constancia histórica las comunidades campesinas afirman la verdad real ante la verdad procesal, la verdad juvenil ante las vetustas estructuras de impunidad institucional.

Hoy como hace dos años el dolor se experimentan ante los crímenes de estos dos jóvenes, pero desde la memoria el significado de sus vidas es el sentido de persistencia de la comunidad de San Antonio,
La comunidad hoy dos años después, restaura la casa donde nació HORTENSIA y la declara como espacio de la memoria; espacio de encuentro comunitario, de aprendizaje, de discusión, de planeación, de reflexión, de toma de decisiones, espacio de la exhumación de los sueños y epopéyicas populares. Es el inició de un espacio soñado por HORTENSIA Y MANUEL donde los libros y la sabiduría de los mayores y la fuerza de las niñas y los jóvenes sean la fuente del conocimiento del presente y del porvenir, al lado, el espacio del arado en matas de café, de plátano, de yuca, de frutas y verduras.

Esta en la afirmación identitaria de su ser, mujeres y hombres del campo, labriegos, danzantes, deportistas, artistas, lideres, soñadores y amantes de sus territorio que se niegan a abandonarlo. Hombres y mujeres que exigen el derecho a la no repetición de estos violentos hechos. Mujeres y hombres que dignifican su proceso comunitario, colectivo ante la impunidad y la iniquidad estatal que usa del disfraz y de la palabra democracia. Ellos son el sujeto histórico de la reparación.
Hoy en San Antonio en la conmemoración los corazones, los sentimientos, las mentes, cantan, expresan, contagian pues afirman frente al olvido la búsqueda inquebrantable de la verdad; ante la impunidad, la búsqueda inquebrantable de la justicia; ante la imposición de la destrucción, la afirmación de la reparación integral

Bogotá, D.C. Enero 8 de 2008

COMSION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ