Comunicado de la Vida Religiosa ante la realidad actual de nuestro país Pascua 2009

“Escoge la vida, para que vivas tú y tu descendencia… pues en eso está tu vida, así como la prolongación de tus días”. (Deut 30,19-20). “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn 10, 10)”


La Vida Religiosa colombiana, consecuente con su misión a favor de la vida y en fidelidad al Proyecto de Jesús, quien ofrece vida plena a todas las personas, quiere hacer sentir su voz de rechazo frente a la realidad actual, donde la población empobrecida y excluida está siendo la más golpeada. En el contexto de la celebración del Misterio Pascual, queremos afirmar nuestro amor por la vida en este acompañamiento a un pueblo crucificado y masacrado en medio del conflicto armado. Debemos ser defensores de la vida, en todas sus manifestaciones. La vida como don de Dios, tiene un valor sagrado, por lo tanto, todos los/las ciudadanos/as estamos llamados/as a defenderla.
Es urgente que hagamos prevalecer ante todo la dignidad de la persona humana.
Creemos y debemos trabajar por una sociedad incluyente, donde todos/as tengan cabida, donde nadie sobra y en donde se proteja el derecho de los más débiles y empobrecidos. Afirmamos que es posible transformar esta situación de violencia mediante el diálogo y la negociación: “El conflicto que vive el país no se solucionará por la vía armada” (Mons. Rubén Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana).
Como religiosos sentimos una profunda preocupación por los hechos dolorosos que estamos presenciando: la destrucción de la vida en una sociedad donde se privilegia la muerte. Rechazamos los crímenes que van en aumento cada día, las desapariciones, los panfletos, el terror, los paros armados, los toques de queda en los barrios y campos, que originan desplazamiento forzado, el accionar violento de todos los grupos armados. Rechazamos también la fuerte persecución y judicialización a líderes y defensores de DDHH y de organizaciones populares.
Nos afecta profundamente el sufrimiento y el terror en los rostros de niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres afrodescendientes, indígenas, campesinos, entre otros/as, que son arrancados de su tierra y pierden sus raíces, su dignidad y su futuro.
No podemos permanecer indiferentes ante la situación inhumana que excluye y desecha a quienes son considerados como “sobrantes” y “desechables,” y con violencia quiere aplicar la mal llamada “limpieza social”.
Insistimos que ante la orden de matar, hagamos prevalecer la voz de Dios quien dice: “no matarás” (Ex 20, 13) como bien lo expresara Monseñor Oscar Romero al pueblo salvadoreño: “Yo les suplico, les ordeno, les ruego en nombre de Dios, que cese toda represión”.
Escuchemos el clamor de Dios quien sigue reclamándonos ante cada persona asesinada: “Caín, Caín ¿donde está tu hermano”? (Gen. 4, 9).
Como Vida Religiosa hacemos un llamado a la sociedad en general, a no dejarnos intimidar e insensibilizar frente a esta lógica de muerte que se quiere imponer. La rechacemos enfáticamente. Nuestro silencio e indiferencia frente a toda propuesta de anti-reino, se convierte en una cobarde complicidad.
Queremos invitar a toda la sociedad, a respetar la vida, a defenderla con dignidad, de manera particular la de los más débiles y empobrecidos, con el propósito de poder vivir todos/as una vida digna.
En esta Semana Santa nos unimos al dolor y a la esperanza de tantos/as crucificados/as de nuestro pueblo y de manera especial a las familias de las víctimas, para celebrar con ellos la Pascua que es la victoria de la vida ante los proyectos de muerte que se nos quieren imponer.

Fraternalmente,

Hna. Luz Marina Valencia López, STJ
Presidenta CRC

P. Daniel Arturo Vásquez, CM
Presidente Comisión Justicia, Solidaridad y Paz

P. Guillermo A. García Hernández, TC
Secretario General CRC

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