Revancha ciudadana
Esta semana se cierran las inscripciones de listas para el Congreso y empieza la carrera por decidir quiénes serán los 102 senadores y 166 representantes de la próxima legislatura. El Congreso está en deuda con el país, no hay duda.
Pero los ciudadanos también tenemos una deuda con la democracia. En el 2002 dejamos que el narcoparamilitarismo nos robara el 35% de las curules del Congreso. En el 2006 dejamos que el 90% de esas curules robadas se reeligieran. A nuestro favor, podemos decir que el escándalo de la parapolítica estalló después de las elecciones del 2006, que no sabíamos la magnitud del monstruo que teníamos dentro. En estas elecciones no tenemos excusa.
Esas curules no se las robaron solamente a los votantes oprimidos, comprados o falseados por los parapolíticos e ilegales. Nos las robaron a todos los colombianos. Visto esta que ni el Congreso, ni el Ejecutivo ni las Cortes nos las van a devolver. El único mecanismo para encauzar al Congreso por el camino de la legalidad es el voto ciudadano. Sin control político ciudadano no hay sentencia ni reforma que valga; los herederos de los ilegales se reeligen en cuerpo ajeno. El Presidente seguirá gobernando con la misma mezcla de parapolíticos y oportunistas a menos que los ciudadanos le mandemos una señal clara y contundente de que puede y debe gobernar con congresistas legales.
¿Usted es de los que cree que el Congreso no tiene nada que ver con su vida? Déjeme recordarle que el manejo de toda la inversión pública nacional pasa por el Congreso. Si usted elige congresistas que cobran cuotas de plata y puestos por cada decisión, el peaje lo paga su bolsillo. Si usted elige congresistas que debaten y controlan pero no cobran peaje, el ahorro lo siente su bolsillo. Si usted elige congresistas apoyados por organizaciones criminales unos colombianos serán asesinados y miles más serán abusados, con su ayuda. ¿Usted quiere que haya seguridad democrática? Los parapolíticos y corruptos no se la van a dar. Ellos encubren a los criminales y mafiosos que destruyen su seguridad y los ayudan a ellos.
Para ejercer el voto libre, el ciudadano debe ser independiente económicamente del estado o entender que lo que le da el estado es su derecho, no un regalo del magnánimo de turno. Es difícil que los 8 millones de colombianos en la miseria y muchos de los 12 millones que viven en la pobreza apliquen eso. Mientras logramos que así sea, es responsabilidad de los otros 20 millones defender esta democracia de corruptos y mafias de todo pelambre con nuestro voto libre. De eso, no de reinas bizcochos y goleadores que la meten toda, es de lo que se tratan estas elecciones.