Postconflicto

Si el proceso de paz en Cuba avanza como está planeado y al final de año se firma un acuerdo, el gran beneficiado podría ser, más allá del gobierno y las FARC, la izquierda democrática.

La posible firma del acuerdo no significaría el fin de la violencia y podría enfocar al país en un cambio de mentalidad para reducirla. Con menos violencia, el país tendrá nuevas oportunidades y los electores demandarán resultados en temas que han estado pendientes por décadas.

Los ataques a la población civil, las minas antipersonales, el reclutamiento de menores, el secuestro y los combates entre la guerrilla y el ejército, es decir, la realidad del conflicto que ha causado tanto dolor, podría ser cosa del pasado. Aún cuando no tendríamos una tranquilidad total, el fin de la guerra traería más serenidad a los colombianos.

Colombia sería un país con opciones diferentes a las de hoy. El fin del conflicto armado interno, traería confianza e inversión. Una vez la situación de seguridad se estabilice, al gastar menos dinero en lucha contrainsurgente, tendríamos más recursos para seguridad ciudadana, educación, salud y la reducción de la pobreza.

Si se llega a la firma de un acuerdo, se acaba el distractor de la guerrilla y nos veremos enfrentados a los resolver los problemas sociales de fondo que aún están pendientes.

Así, los ciudadanos demandarán resultados efectivos en temas económicos y sociales relacionados con su bienestar. También, crecerán las expectativas sobre la modernización del sector rural y el fin de la pobreza. Probablemente, los electores no reconocerían los avances del pasado en seguridad. Esto, traerá cambios de fondo en la política y especialmente en la política regional.

Adicionalmente, los partidos políticos que hacen parte de la coalición de gobierno, tendrían que reinventarse para tener legitimidad y representatividad en el postconflicto. Es en ese entorno donde la izquierda democrática tiene una oportunidad única de actuar y representar los intereses de quienes menos oportunidades tienen. Como ha sucedido en otros países de América Latina donde la izquierda ha llegado al poder (Brasil, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Nicaragua entre otros), la agenda política se moverá de la derecha al centro y del centro a la izquierda.

Quienes no hicieron parte de los grupos ilegales, con razón, van a demandar de los gobiernos, equidad y beneficios tangibles en el postconflicto
Si los partidos que gobiernan hoy, no se adaptan a las nuevas expectativas ciudadanas y se modernizan, verían cómo el poder que hoy tienen, se diluye. Y es en ese entorno en el cual se librará la batalla política de fondo.

Una visión moderna de izquierda podría alcanzar por la vía democrática lo que no alcanzó por las armas.

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