Por lo menos la verdad 5

Ayer lunes 9 de julio, RODRIGO TOVAR, Alias Jorge 40”, Comandante del Bloque Norte, pasó su primera ronda de versión libre en el escenario de la institucionalización judicial de lo paramilitar. Con desparpajo de cinismo, con la soberbia del poder, con la prepotencia de actuar sobre seguro, pues todo está hecho a su medida, RODRIGO TOVAR rindió su versión.


El escenario de la mentira construida como verdad se inició con la presencia de un grupo de los desmovilizados a las afueras del recinto que con una mirada vigilante intimidaron a las víctimas, con el paso de los días estas miradas se tradujeron en amenazas sobre las familias.

En este escenario intimidatorio, parte del ritual de alevosía, se sumó la construcción discursiva. En su libreto de “verdad” partió de asumirse él como víctima. A los integrantes de sus estructuras armadas como víctimas, las cuales entre otros derechos deben vivir en las tierras de las que se apropiaron ilegalmente. Son víctimas

Nunca durante los 5 días de su versión se refirió a sus operaciones como estrategia de Estado, focalizó la totalidad de su intervención a responsabilizar y culpabilizar a las víctimas de la situación.

Ante millares de víctimas y enfrente de sus familiares expresó, que sus operaciones contra la vida, asesinatos, desapariciones forzadas, desplazamiento forzoso fueron actos de guerra. Las víctimas eran combatientes que cayeron como consecuencia de la cruzada por la “libertad” que desarrolló en La Guajirá, Magdalena, Sucre, Cesar, Atlántico.

A sus millares de víctimas, la casi totalidad de civiles, los definió como enemigos combatientes. Cerca de 3000 desaparecidos forzados, de acuerdo con las víctimas presentes en la Audiencia; más de 25 mil hectáreas de tierras apropiadas ilegalmente. “Estas tierras fueron escenario de guerra y las estábamos devolviendo. Pero el Gobierno nunca ha ido a recibirlas”, expresó RODRIGO TOVAR.

Se declara con mínimos recursos, pues la mayoría era del Bloque Norte, se mostró como hombre ahora de la paz, antes de la guerra, identificando a todas sus víctimas como combatientes.

Tomó nota de cada uno de los nombres de las víctimas que fueron presentados por la Fiscalía, por las Víctimas o las organizaciones de derechos humanos sin musitar palabra alguna y como si se tratará de un registro mercantil para verificar con posterioridad.

Ninguna de las más de 200 masacre por el realizadas, ordenadas fueron reconocidas en toda su dimensión como Crímenes de Lesa Humanidad. Ni siquiera ofreció un perdón formal. Ocultó durante toda su versión la interacción del Bloque Norte con las Fuerzas Militares y la Policía. Ocultó toda la operación estratégica con el Director del DAS, NOGUERA. Ocultó su participación en el desarrollo de la estrategia judicial a través del aparato de investigación de la Fiscalía para judicializar falsamente a los defensores de derechos humanos, organizaciones sociales y de desplazados. Ocultó la financiación institucional y el copamiento de las administraciones municipales y departamentales.
El asesinato de 42 pescadores en Nueva Venecia, Magdalena, el 22 de noviembre de 2000 fue “un acto de guerra y un operativo corriente que produjo bajas”. Además de las injustificaciones, eludió su responsabilidad, como el asesinato del alcalde de Santo Tomás, Atlántico, Nelson Mejía, en 2004, manifestando que debería preguntarse al mando de la zona. O cuando se le preguntó por los desaparecidos expresó: “No estuve en todas las operaciones, entonces se me hace imposible reconstruir toda la historia”, y agregó sobre las más de 300 fosas comunes en los departamentos donde operó el Bloque Norte, “Quisiera que la Fiscalía me ayudara a recuperar 65 cuerpos de hombres del bloque norte”.
22 de Noviembre de 2000: un grupo conformado por aproximadamente setenta paramilitares ingresó a nueva Venecia, o el Morro, ubicado en el Km. 13, sobre la vía que de Barranquilla conduce a Santa Marta, jurisdicción del corregimiento de Palermo, donde ejecutaron a 37 personas, en su mayoría pescadores, hirieron a cuatro y desaparecieron forzadamente a otras catorce

ARMAMDO ANTONIO ACOSTA SUAREZ
ARMANDO RAFAEL MEJIA MENDOZA
BASILIO DE LA CRUZ RODRIGUEZ
DARIO MORENO RETAMOZO
EDER GEOVANNY LONDOÑO GONZALEZ
EDWIN GAMERO CASTILLO
EDWIN JESUS CRUZ ROMERO
EFRAIN MIGUEL BELTA ESCORCIA
EMILIO RAFAEL MANGA MEJIA
GERARDO ANTONIO ESCORCIA CABALLERO
GIOVANNY GOMEZ
GUSTAVO YEPES CONRADO
IVAN ROQUE GONZALES FERRER
JAVIER CABALLERO VERGEL
JOAQUIN MODESTO ALVAREZ CHARRYS
JORGE ALTAMAR LOPEZ
JORGE LUIS NIETO ALVAREZ
JOSE FRANCISCO ALVAREZ
JOSE MARIN RODRIGUEZ
LEONEL L
MALFRED GUTIERREZ PACHECO
MANUEL OCTAVIO RODRIGUEZ AYALA
MILTON JAVIER GOMEZ BARRIOS
NESTOR IVAN ACOSTA SUAREZ
NESTOR JULIO AYALA SUAREZ
NESTOR MENDOZA
NICOLAS INSIGNARES GARCIA
ORLANDO RAFAEL AYALA NIEBLES
RAFAEL ANGEL MENDOZA MARTINEZ
ROQUE JACINTO PAREJA ESQUEO
SENEN ANTONIO GONZALES MEJIA
WILMAR MEJIA MEJIA
YAHIR ANDRES MIRANDA NIEBLES
PERSONA SIN IDENTIFICAR

Tomado de la revista Noche y Niebla edición 18 octubre y noviembre de 2000 páginas 158 – 159.

9 de marzo de 2000: Un grupo de hombres del bloque norte de las autodefensas desaparecieron a los siete investigadores del CTI los cuales se encontraban adelantando una investigación en zona rural del municipio cesarense de La Paz departamento del Cesar

EDILBERTO LINARES CORREA
CARLOS AUGUSTO IBARRA BERNAL
DANILO JAVIER CABRERA AGUANCHE
MARIO ABEL ANILLO TROCHA
HUGO ALBERTO QUINTERO SOLANO
ISRAEL ALBERTO ROCA MARTÍNEZ
JAIME ELÍAS BARROS OVALLE

Tomado de: http://www.elpais.com.co/paisonline/notas/Julio072007/investig.html

A este tipo de respuestas en el escenario exterior de la Fiscalía de Barranquilla, desmovilizados” de las estructuras paramilitares como en un festejo acompañaron con Vallenatos el desarrollo de las audiencias. Fiesta que se tradujo luego en amenazas a las familias y en la expresión de lo sórdido de la aplicación de la ley 975.
Por eso ahora, POR LO MENOS LA AFIRMACION DE LA VERDAD. No se trata de héroes sino de criminales. No se trata de un show sino del derecho de la sociedad a conocer la verdad. No se trata de la justificación y legitimación de la criminalidad. Se trata de la necesidad de la Verdad y de la aceptación por conciencia de la destrucción generada, de los sueños e historias destruidas del pueblo kankuamo, Wayuu, Wiwa; de campesinos y pescadores, de investigadores del Cuerpo Técnico de Investigaciones, de líderes sindicales, y sociales, de derechos humanos y de paz.