Los jinetes de la corrupción

Los jinetes de la corrupción en nuestro País, cabalgan sobre el lomo de los tres poderes públicos de nuestro Estado de Derecho: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Parodiando el artículo 113 de la Constitución Política, galopan individualmente por sus senderos en forma independiente, pero, cuando se trata de repartijas: chanchullos, peculados, saqueos, pensiones fraudulentas, reajuste de salarios injustificados, nóminas paralelas, y en fin, todo la parafernalia que tenga que ver con el asalto al erario público, actúan en forma amigable y de compadrazgo, para no dejar cabos sueltos que los puedan comprometer en el futuro.

Lamentablemente la corrupción oficial, es un cáncer de tal magnitud, que desde hace bastante tiempo cogió los órganos vitales de la administración pública, haciendo metástasis en gran parte de la empresa privada y en general, contaminando a todo ciudadano que tenga que ver con algún trámite. Para nadie es un secreto, que, para obtener un contrato o buenos resultados ante entidad del Gobierno, es indispensable presupuestar, el: C.V.Y,- como voy yo-, para el funcionario que finalmente toma la decisión de adjudicarlo o la legalizar el Acto Administrativo.- Con algunas excepciones claro está-.

Qué podemos esperar de un País, donde la majestad de la justicia, representada en las Altas Cortes, está permeada por continuos escándalos, empezando por el carrusel de pensiones para Magistrados Auxiliares, que con solo permanecer treinta días en el cargo, utilizan todo tipo de artimañas para pensionarse con quince y hasta veinte millones de pesos. Si hacemos una revisión de todo el aparato de la justicia, nos llevaremos grandes sorpresas. No es raro encontrarnos con fallos amañados, previamente negociados, por magistrados y jueces corruptos.

Pero, si por las Altas Cortes y el Poder Judicial, llueve, por el Congreso de la República no escampa, allí es donde se cuecen los peores chanchullos y peculados que se cometen en el País. No hay Ley de la Replica donde los “honorables Congresistas” no cuelguen micos, que muchas veces se convierten en orangutanes. Pero, lo más grave de estos señores, es que se la pasan las veinticuatro horas del día pensando en la forma, de cómo asaltar el erario público, -mediante Ley de la República-, para aumentarse los sueldos, buscar prebendas; jubilarse con veinte o treinta millones de pesos, o inventando toda clase de artimañas para robarse el Estado o las Regiones que los eligieron de muy buena fe. – Desde luego hay que hacer algunas salvedades-.

Lamentablemente las Asambleas Departamentales, Concejos Municipales y Edilatos, no se salvan, en su mayor parte, llevan inoculado el virus de la corrupción, porque ese debe ser el fiel reflejo de sus mayores, los “honorables Congresistas” y así deben actuar para gloria de los partidos y movimientos a los cuales pertenecen.

Echémonos una pasadita por los Ministerios, Superintendencias, e Institutos Descentralizados; donde muchos de estos organismos actúan como ruedas sueltas, y a sus gerentes, como en el caso del: ICA, adscrito al Ministerio de Agricultura, le meten goles de contrabando de arroz hasta por las narices, y esta es la hora que no se ha dado por enterada, o a lo mejor está pasando de agache.

¿Qué decir de las Gobernaciones y Alcaldías, con la recha de investigaciones que tienen en su contra los Organismos de Control? Muchos de estos funcionarios por elección popular, se encuentran ad portas de dejar sus cargos, vencidos por procesos disciplinarios y penales.

En conclusión, la corrupción nos tiene acorralados. No hay necesidad de mencionar los descalabros financieros por el caso de Intervolsa, el robo a la salud, y los casi que continuos saqueos y peculados patrocinados desde las altas esferas del Estado, donde están comprometidos agentes del alto Gobierno. A medida que se va avanzando, el abismo empieza a ser más tenebroso.

De nada nos sirve, estar dictando normas, – Leyes, Decretos y Resoluciones-, para frenar la corrupción, si aún no hemos identificado los jinetes que la controlan, la fomentan y la hacen invisible ante los Organismos de Control, para impedir ser descubiertos frente a las investigaciones que se adelantan.
Siempre he creído que para combatirla, se hace indispensable, empezar por construir Partidos Políticos sanos, con amplia participación ciudadana. No pretendiendo por ejemplo, imponer el voto obligatorio, sino, creando conciencia de Partido.

Es que sin llamarnos a engaños, los principales agentes de la corrupción en nuestro País, son los Partidos Políticos. Su esencia natural y filosófica se encuentra secuestrada desde hace varias décadas. Los Partidos Políticos actualmente, no son más que grupos de ciudadanos organizados para una simulación democrática, con el fin de usufructuar las prebendas burocráticas y económicas que les otorga los Gobiernos de turno, para que sirvan de comodín y sean sus aliados.

Urielos@telmex.net.co