Hambre y guerra: El legado del aprendiz – Balance del último año del gobierno de Iván Duque Márquez

HAMBRE Y GUERRA: el legado del aprendiz
Balance del último año del gobierno de Iván Duque Márquez

Por:

Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (PCDHDD)

Coordinación Colombia Europa Estados Unidos (CCEEU)

Alianza de Organizaciones Sociales y Afines (Alianza)

Coordinación general
Aura Elizabeth Rodríguez Bonilla – Secretaría Técnica PCDHDD – Viva la Ciudadanía
Comité académico
Alberto Yepes Palacio. Observatorio de Derechos Humanos y DIH – CCEEU
Alfredo Bula. Caribe Afirmativo – Alianza
Ana María Rodríguez. Comisión Colombiana de Juristas – Alianza
Andreiev Pinzón Franco. ENDA Colombia – PCDHDD
Aura Elizabeth Rodríguez B. Viva la ciudadanía – PCDHDD
Juan Bernardo Rosado – PCDHDD
Lida Núñez. Viva la Ciudadanía – Alianza
Elizabeth Martínez. Corporación Compromiso – PCDHDD
Soraya Gutiérrez Argüello. Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo – CCEEU
Editor:
Hernán Darío Correa
Diseño de carátula
Sonalys Borregales Blanco
Diseño, diagramación e impresión
Ediciones Ántropos Ltda.
Fotografías
Víctor de Currea Lugo
ISBN: 978-958-8592-73-2

La publicación de este informe si hizo gracias al apoyo financiero de Misereor, obra episcopal de la Iglesia Católica Alemana para la Cooperación al Desarrollo. Esta publicación es de carácter pedagógico, se autoriza su difusión por cualquier medio, siempre y cuando se cite la fuente. Sus contenidos son de exclusiva responsabilidad de sus autores. No refleja, necesariamente, las opiniones de la entidad que financia la publicación.

HAMBRE Y GUERRA:
EL LEGADO DEL APRENDIZ
Balance del último año del gobierno de Iván Duque Márquez

 

CRISIS HUMANITARIA Y CONTINUIDAD DEL GENOCIDIO BAJO EL GOBIERNO DE IVÁN DUQUE MÁRQUEZ

Al final del cuatrenio del gobierno de Iván Duque el país ha vivido una de las crisis humanitarias más graves en muchos años, pues regresó a una situación de violencia y precariedad social similar a la vivida por lo menos diez años atrás, antes de comenzar el proceso de paz. Desde entonces, 1.309 líderes/as sociales y defensores/ as de derechos humanos han sido asesinados, de los cuales 859 (2 de cada 3) fueron perpetrados bajo el gobierno de Iván Duque.1 Las masacres se han multiplicado en estos cuatro años, y han llegado a una cada tres días en lo corrido del año (Indepaz, 2002b), y el aumento de los homicidios, que se han concentrado en las zonas tradicionalmente más afectadas por el conflicto, ha superado la tasa
nacional de homicidios que se tenía antes del año 2014. Según la Agencia Humanitaria de Naciones Unidas, 7.7 millones de personas presentan necesidades de atención humanitaria en Colombia, de los cuales 5.8 millones se encuentran en situación humanitaria crítica por vivir bajo el control de grupos armados en 373 municipios (Ocha, 2000a). Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, la mayoría de los impactos humanitarios derivados
de la violencia y los conflictos armados que persisten en Colombia, se han agravado durante los últimos cinco años (Cicr,
2002), según se presenta a continuación.

1. El asesinato de líderes/as sociales.

Este tipo de asesinato pasó de 116 víctimas en el año 2016 a 171 en el 2021 (Indepaz, 2016 y 2022a); y en lo corrido del año la situación se agravó, con 81 nuevos líderes(as) asesinados. El Programa Somos Defensores registró un incremento de estos asesinatos desde 2016, año de la firma del Acuerdo de Paz, cuando fueron asesinados 125 defensores(as), hasta 139 asesinatos en el año 2021, en el cual el mismo Programa registró, además, 996 agresiones contra líderes sociales en el país, es decir tres agresiones por día, la cifra más alta registrada desde el año 2010 (Somos Defensores, 2021). Sin embargo, el año 2020 fue el más letal desde la firma del Acuerdo, pues bajo el contexto del confinamiento forzado impuesto por el Gobierno como medida para enfrentar la pandemia del Covid, fueron asesinados valiéndose de estas circunstancias, 199 defensores/as de derechos humanos (Somos Defensores, 2021). Se trata de un período aprovechado para impulsar la expansión de estructuras armadas paramilitares y de otros grupos ilegales,
que pudieron actuar con mayor libertad, imponiendo el terror sobre comunidades y líderes sociales en las zonas anteriormente bajo control de las Farc, y otras nuevas zonas antes no afectadas por el conflicto. Los registros de Indepaz alcanzan la aterradora cifra de 310 líderes(as) asesinados solo durante el año 2020, mientras las comunidades padecían el confinamiento obligatorio (Indepaz, 2021).

El exterminio del liderazgo social ha alcanzado el nivel de un verdadero genocidio continuado, vigente e impune, y constituye una de las expresiones más dramáticas del actuar del gobierno de Duque en contra del proceso de paz. Este exterminio expresa la arremetida de los sectores enemigos de la paz en contra de las personas que defienden la paz en los territorios, perpetrada a través de sus aparatos armados ilegales, a los cuales el gobierno no sólo se ha negado a combatir, ni a actuar para alcanzar su desmantelamiento, sino que los indicios crecientes y la evidencia de sus resultados apuntan a que ha favorecido su expansión y el aumento del control por su parte mediante el terror de amplias zonas del país.

A tal extremo ha llegado la arremetida del brazo ilegal de los enemigos de la paz, consentidos por el actual gobierno, que, bajo la gestión de Iván Duque, Colombia se ubicó por segundo año consecutivo como el país con más cantidad de defensores de personas, de la tierra y del ambiente, asesinados durante los años 2019 y 2020 (Global Witness, 2021). De 225 líderes ambientales asesinados en el mundo en 2020, 65 lo fueron en Colombia.

Aunque el exterminio del liderazgo social aparece como el impacto más visible en la opinión pública, la verdad es que la extensión del control armado por actores ilegales, y el incremento de abusos de los organismos de la fuerza pública, han deteriorado las condiciones de seguridad en las regiones tradicionalmente más afectadas por el conflicto, como se evidencia en el hecho de que son justamente estas zonas las que han padecido el aumento de la violencia homicida y el incremento de las masacres.

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