Hacia una Gran Confluencia Nacional

Iniciativas populares como la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, el Congreso de los Pueblos, la Marcha Patriótica, Colombianos y Colombianas por la Paz, la Coordinadora de Movimientos Sociales de Colombia (COMOSOC), la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), importantes sectores del sindicalismo, el movimiento campesino, afro descendientes e indígenas, representan plataformas que articulan a diversos actores sociales y políticos en torno a horizontes políticos comunes.

“Revolución es sentido del momento histórico.” Fidel Castro

En el último periodo, nuestra patria ha testificado un despertar y ascenso del sujeto social-popular, no visto desde finales de la década de los 70.

Esto ha sido fruto de la resistencia, perseverancia, sacrificio y valentía del movimiento popular, que ha vivido en carne propia la más larga, cruenta y salvaje guerra sucia y terrorismo de Estado conocida en la historia de América Latina.

Afortunadamente, en la Colombia de la segunda década del siglo XXI, el movimiento social-popular demuestra actualmente una creciente capacidad de movilización, articulación y proyección estratégica, y esto ha venido marcando el momento político e histórico.

Iniciativas populares como la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, el Congreso de los Pueblos, la Marcha Patriótica, Colombianos y Colombianas por la Paz, la Coordinadora de Movimientos Sociales de Colombia (COMOSOC), la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), importantes sectores del sindicalismo, el movimiento campesino, afro descendientes e indígenas, representan plataformas que articulan a diversos actores sociales y políticos en torno a horizontes políticos comunes.

El movimiento popular se unifica cada vez más en torno a una mirada de transformación social más estratégica y de largo plazo, superando, en gran medida, al “coyunturalismo” que ha caracterizado la dinámica de movilización en el pasado.

La lucha en defensa del territorio y de la Madre Tierra, contra el extractivismo, por una democracia participativa, por la autonomía y autogobierno de los pueblos indígenas y afrodescendientes, y la lucha por la Paz con justicia social, son las banderas que hoy convocan al movimiento popular.

Pero de todas estas luchas, la que más define el momento político de Colombia es la lucha por la Paz con justicia social. Deuna forma u otra, todos los movimientos sociales – sean de trabajadores, estudiantes, mujeres, campesinos, indígenas, afrodescendientes, LGTB – vienen convergiendo en torno a ella. Dentro de esta gran corriente se encuentra también la insurgencia en su terca búsqueda de una salida política al conflicto, que hoy se manifiesta, entre otras expresiones, en la Mesa de Diálogo entre el gobierno y las FARC.

La gran marcha del 9 de abril, el reciente Congreso Nacional por la Paz, el Foro Ecuménico por la Paz, entre otros, dan constancia de que la lucha por la Paz se ha convertido en el gran aglutinador del movimiento social-popular en este periodo.

El reclamo colectivo de nuestro pueblo es por ser protagonista en el diseño de una Nueva Nación capaz de existir sin guerra.

El movimiento de masas tiene plena conciencia de que la paz real, estable y duradera no se puede construir a espaldas de la voluntad colectiva del pueblo.

Dentro de este contexto, el ELN considera que el momento político NO nos está convocando a reelegir las políticas y los candidatos de la oligarquía. Se requiere que otra política gobierne a Colombia -así como otros actores- y no que la familia Santos continúe disputándose la presidencia.

Saludamos que dentro de la lucha política que se libra en el país, surja esta convergencia alternativa, con posturas diferentes a las tradicionales de la oligarquía que solo ofrecen más de lo mismo, que miran la paz con prisma politiquero, y en función de sus mezquinos intereses.

Sin duda, sería bien recibido por el país que, desde las fuerzas sociales y políticas alternativas, surgieran opciones de un candidato de convergencia nacional, cuya brújula política sea el compromiso por lograr la paz con justicia social y con las transformaciones que Colombia tanto necesita.

Para que la Convergencia Nacional tenga claros alcances de poder y de gobierno, debe inscribirse en la corriente latinoamericanista y caribeña de pueblos y gobiernos revolucionarios y democráticos que hoy se congregan en la ALBA, UNASUR y la CELAC, como estructuras que potencian políticas de soberanía e independencia, frente a los planes imperialistas y de sus seguidores.

Las energías del movimiento insurgente, deben potenciar esa gran confluencia. A ello le apuesta el ELN.