“Decidimos asumir esta lucha y vamos hasta el final”

Juan David Díaz, médico de 33 años e hijo del alcalde de El Roble (Sucre) que le anunció frente a la TV y con dos meses de anticipación su asesinato al entonces presidente Uribe, acaba de ser amenazado por un denominado “Ejército Antirrestitución de Tierras”. Sigue tragedia campesina.


Cecilia Orozco Tascón.- ¿Cuántas amenazas ha recibido en su carrera de defensor de derechos humanos y de comunidades campesinas que reclaman restitución de tierras?

Juan David Díaz.- Muchas. Recibí la más reciente amenaza hace diez días, en la noche. Un miembro de la Policía, encargado de la custodia de mi vivienda, encontró un paquete frente a la puerta y pensó que era un artefacto explosivo, pero al acercarse se dio cuenta de que se trataba de un atado de velas que venían envueltas en un papel. Allí venía un mensaje. ¿Qué decía?

J.D.D.- “Te tenemos plenamente identificado y ubicado. Sabemos que eres uno de los hijueputas que con la excusa de ser defensor de derechos humanos pretende, mediante toda clase de arbitrariedades, despojar de sus terrenos a los verdaderos propietarios para que terminen (las tierras) en un puñado de guerrilleros que ahora quieren apropiarse de La Europa y La Alemania” (dos fincas entregadas por el antiguo Incora a colectivos campesinos). El mensaje está firmado por un grupo que se hace llamar “Ejército Antirrestitución” y anuncia su llegada a Sucre.

C.O.T.- ¿Es la primera vez que usted oye hablar de ese grupo?

J.D.D.- Sí. Al principio pensamos que se trataba de alguien que quería asustarnos. Pero después de unas averiguaciones nos dimos cuenta de que se están activando grupos con ese nombre en otros departamentos.

C.O.T.- Usted tiene un buen esquema de seguridad. ¿Cómo aparece un paquete en la puerta de su casa y nadie se da cuenta?

J.D.D.- Hasta hace un par de meses había agentes de la Policía en mi casa las 24 horas, pero debido a unos inconvenientes de esa institución retiraron parcialmente el servicio y lo pusieron sólo en horas nocturnas. Quien dejó el paquete aprovechó que mi casa estaba sin vigilancia en las horas de la tarde, lo que indica que me hacen seguimientos permanentes.

C.O.T.- ¿En cuántas otras ocasiones ha recibido intimidaciones?

J.D.D.- En más de veinte oportunidades y han intentado asesinarme en cuatro ocasiones. Por eso tuve que salir del país y permanecer en el exterior por un tiempo.

C.O.T.- ¿Por qué decidió regresar?

J.D.D.- Porque habían asesinado a varios miembros de nuestro movimiento, éste se encontraba a punto de extinguirse y nosotros teníamos un compromiso con quienes habían atrevido a volver.

C.O.T.- ¿Hasta cuándo y en qué condiciones está dispuesto a continuar?

J.D.D.- Los campesinos y las víctimas no tienen muchas personas que los respalden. Nosotros decidimos asumir esa lucha y vamos hasta el final o hasta cuando se logre que a las víctimas se les restituyan sus derechos a la verdad, a la justicia, a la reparación integral y, en el caso de los campesinos, a la devolución de las tierras de las que fueron despojados.

C.O.T.- ¿Otros dirigentes del movimiento o líderes campesinos están tan amenazados como usted?

J.D.D.- Sí. Casi todos han sido amenazados y algunos han tenido que ir al exilio.

C.O.T.- Aparte del supuesto “Ejército Antirrestitución”, ¿quiénes los han amenazado a usted y a los campesinos?

J.D.D.- Hemos recibido amenazas de los paramilitares que se hacen llamar ‘Los Urabeños’, ‘Los Paisas’, el ‘Bloque Montes de María’, las ‘Águilas Negras’. Estos grupos se han atribuido después el asesinato de varios compañeros reclamantes de tierras. Algunas personas que han sido capturadas por esos crímenes han resultado ser desmovilizadas del paramilitarismo.

C.O.T.- ¿Cree que los paramilitares que asesinaron a su padre hace nueve años tienen alguna conexión con los que los amenazan a ustedes hoy?

J.D.D.- Son los mismos. Sólo han cambiado de nombre. Ellos continúan actuando con iguales métodos y fines, y siguen matando y persiguiendo a las comunidades que tienen el derecho legítimo sobre las tierras.

C.O.T.- Entonces, ¿los panfletos del supuesto “Ejército Antirrestitución” provienen, en realidad, de los antiguos grupos en que estaba dividido el paramilitarismo antes de la desmovilización y que según los organismos de seguridad ya no existen?

J.D.D.- Por lo menos acá todo el mundo cree que sí y que su objetivo es el de impedir la restitución de las tierras a sus legítimos poseedores. También se dice que va a venir gente de otros departamentos para unirse a las bandas que operan aquí, en particular, en los Montes de María.

C.O.T.- Su padre era defensor de la comunidad y fue asesinado siendo alcalde, como todo el país sabe. ¿Por qué termina usted haciendo la tarea de Eudaldo Díaz a pesar de lo riesgosa que es?

J.D.D.- Mi papá fue asesinado precisamente por denunciar a violadores de derechos humanos en el departamento. Para esa época yo era estudiante de medicina, pero siempre estaba al tanto de sus actividades y me siento muy comprometido con lo que él hizo. En 2005, junto con otros compañeros, fundamos el capítulo del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) que dirige a nivel nacional el representante Iván Cepeda. Y desde cuando las comunidades empezaron a retornar al departamento para reclamar sus tierras, nos dedicamos a trabajar en el tema de restitución.

C.O.T.- ¿Por qué?

J.D.D.- Porque los campesinos que antes no se atrevían a regresar, decidieron volver para reclamar su derecho a las tierras que bajo la violencia tuvieron que abandonar, entre ellas las fincas La Alemania y La Europa, y parte de los objetivos de nuestro movimiento es el acompañamiento a las víctimas.

C.O.T.- ¿En qué consiste su acompañamiento a los reclamantes?

J.D.D.- Los acompañamos jurídica, psicológica y socialmente, y tratamos de garantizar que el Estado les dé la seguridad física que requieren. Debe quedar claro que el Movice no apoya a ningún grupo criminal, llámese paramilitar o guerrilla. Apoyamos a los campesinos legítimos propietarios de tierras.

C.O.T.- ¿El regreso masivo a las fincas en Sucre se dio desde cuando se aprobó la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras?

J.D.D.- No. Los campesinos venían buscando el retorno desde antes y también tuvo que ver la creación del capítulo de Sucre del Movice, porque les dio confianza. Cuando el Gobierno se interesó en la restitución de tierras ellos ya reclamaban sus derechos, pero ahora hay más actividad alrededor de estos procesos. También hay que insistir que en este tiempo los asesinos han actuado: tres líderes campesinos han muerto.

C.O.T.- ¿Cuándo, exactamente, ocurrieron esos homicidios?

J.D.D.- Hace dos años, el 18 mayo de 2010, asesinaron a Rogelio Martínez, presidente de la junta directiva de (los campesinos de) la finca La Alemania, en el municipio de San Onofre, donde se da uno de los procesos de restitución más importantes de esta región. Después de que lo mataron, se dejaron ver en La Alemania hombres vestidos como militares, encapuchados y armados. El 23 de marzo de 2011 mataron a Éder Verbel Rocha, también reclamante de tierras. Y tres meses después, el 30 de junio del año pasado, le quitaron la vida a Antonio Mendoza Morales, concejal de San Onofre y presidente de la Asociación de Desplazados de la Violencia de los Montes de María.

C.O.T.- ¿Cuántas hectáreas reclama la comunidad de la finca La Alemania y por qué considera que tiene derechos sobre ella?

J.D.D.- La Alemania es una finca de 556 hectáreas de tierras (en los Montes de María, a 20 minutos de San Onofre, Sucre) que les fueron adjudicadas a 52 familias campesinas por el (antiguo) Incora y que les fueron arrebatadas por los paramilitares al mando de alias Cadena. Después de la desmovilización de los paramilitares, las familias desplazadas mediante la intimidación, las amenazas y las masacres, decidieron volver. De inmediato se reiniciaron los asesinatos.

C.O.T.- Respecto de la otra finca que intentan recuperar los campesinos, La Europa, ¿cuántas hectáreas tiene y a cuántas familias campesinas perteneció originalmente?

J.D.D.- La Europa tiene 1.322 hectáreas y está ubicada en el municipio de Ovejas, Sucre, en el corazón de los Montes de María. En diciembre de 1969, el Incora les adjudicó esos terrenos a 114 familias con títulos que impiden la compra individual de parcelas. En los años 90 los paramilitares asesinaron a más de 10 campesinos y 80 familias fueron obligadas a salir de esos predios. En la actualidad sólo 11 viven en La Europa de manera permanente. El resto está desplazado, pero va a trabajar allá colectivamente mientras intentamos que se complete el proceso de restitución.

C.O.T.- ¿Por qué la aspiración de los campesinos de regresar a La Alemania y La Europa se ha convertido en una especie de símbolo de la restitución de tierras en Sucre?

J.D.D.- Porque son los dos procesos de devolución de predios más grandes, geográficamente hablando, que hay en los Montes de María, y más importantes para las familias de la comunidad. Recuerde que esa región comprende territorios tanto en Sucre como en Bolívar. Es, sin duda, el proyecto de devolución de propiedades a sus legítimos dueños más ambicioso que tiene programado el Gobierno.

C.O.T.- El intento de recuperación de esas dos fincas empezó hace varios años. ¿Por qué no se ha cerrado el proceso?

J.D.D.- Porque lo han impedido con prácticas criminales y también con otras aparentemente legales. En La Alemania, con los asesinatos, y en La Europa, con persecución a los campesinos. Hombres con armas de largo alcance y vestidos con prendas militares llegan a los predios. Unos días aparecen patrullando La Alemania. Y otros, cerca de La Europa quemando ranchos. Y por el otro lado, empresas con nombres registrados o sin registros tratan de demostrar ante las autoridades que compraron las tierras para enredar los procesos.

C.O.T.- En La Alemania, ¿por qué se alegan deudas de los campesinos con el Estado?

J.D.D.- Cuando los campesinos salieron en 2006, porque alias Cadena entró a la fuerza, ellos ya habían hecho unos préstamos para mejoras en la finca a través del Incoder. Como tuvieron que huir de un día para otro no pagaron la deuda que habían adquirido porque se quedaron sin nada. Desconociendo su condición de desplazados y amenazados, Incoder solicitó el embargo de la propiedad. El Banco Agrario le vendió entonces la deuda a una empresa privada de cobranzas. Esa operación se logró retroceder a favor de los campesinos.

C.O.T.- En el caso de La Europa hay diferencias entre una empresa que dice ser propietaria de esa finca y los campesinos. ¿Quiénes le disputan la tierra o la legalidad de los títulos a la comunidad?

J.D.D.- Una empresa que se llama Arepas Don Juancho.

C.O.T.- ¿Qué se sabe de esa firma?

J.D.D.- Supuestamente es una empresa antioqueña, pero aquí no se sabe nada de sus propietarios. No tiene actividades comerciales conocidas en la región y tampoco figuraba registro de la misma en la Cámara de Comercio. Acá se comenta que Arepas Don Juancho tampoco tiene teléfono conocido ni sede, y que es una sociedad registrada en Envigado (Ant.) y con un capital pagado de un millón de pesos.

C.O.T.- ¿Cuándo se apropió de las tierras de La Europa esa empresa?

J.D.D.- Arepas Don Juancho llegó en 2008 y les pagó las parcelas a algunos campesinos propietarios de La Europa en una acción ilegal, porque la finca tiene medidas de protección del Estado para impedir su comercialización individual, puesto que es un bien colectivo. Tomó posesión de esos predios en 2011 después de que su administrador, la única persona que se ha visto aquí de esa empresa apareció, según algunos, armado. Días después llegaron a amenazar a la comunidad hombres también armados que advirtieron que tenían una supuesta orden de desalojo.

C.O.T.- Si los campesinos saben que las tierras otorgadas por el antiguo Incora, y ahora por el Incoder, no se pueden vender, ¿por qué hicieron esa operación?

J.D.D.- Por coacción. Los paramilitares venían y amenazaban; se iban y después regresaban a comprar. De acuerdo con lo que han dicho las comunidades, los señores de Arepas Don Juancho, por ejemplo, compraron a precios muy bajos aprovechando el terror de los campesinos después de que los visitaban los paramilitares. Nadie se podía resistir en esas condiciones.

C.O.T.- Esos títulos adquiridos de esa manera, ¿ya fueron objetados?

J.D.D.- Sí. El propio Estado lleva un proceso contra Arepas Don Juancho que debe fallarse pronto. Incluso hubo una orden de amparo policivo a favor de los campesinos, pero no se ha hecho efectivo porque los abogados de esa empresa lo han impedido.

Padre e hijo, símbolos de la persecución

La familia Díaz, de El Roble, Sucre, cuyo padre Eudaldo fue asesinado en 2003, siendo alcalde, en medio de la conmoción nacional puesto que él había anunciado frente al entonces presidente de la República Álvaro Uribe que los paramilitares en asocio con políticos de la región iban a matarlo, y cuyo hijo Juan David, entrevistado en estas páginas, ha sido recientemente amenazado, es un símbolo de la persecución a la que son sometidas las comunidades nativas del país rural por el paramilitarismo.

Eudaldo Díaz fue torturado y muerto dos meses después de haber intervenido en un consejo comunal que fue transmitido en directo a todo el país y en el que señaló al instigador de su asesinato —el exgobernador Salvador Arana, hoy condenado a 40 años de prisión—. El alcalde dedicó su vida a defender a su comunidad y eso le costó la vida. Hoy, su hijo Juan David, también es perseguido por los paramilitares y por algunos funcionarios locales del Estado que se han prestado para abrirle, con lo que al parecer son falsos testimonios, procesos judiciales. Según se dice en Sucre, buscan liquidarlo por la vía física o por la vía judicial, de la misma manera como lo hicieron con otros defensores de derechos. Un solo caso: a Juan David los asesinos de su padre, a quienes él había denunciado, lo contradenunciaron diciendo que era su cómplice.

La misma historia

Según el representante Iván Cepeda, así ha sido la apropiación de tierras por el paramilitarismo: 1°. Despoblamiento de zonas y despojo a los poseedores legítimos. 2°. Captura de las instituciones locales del Estado mediante la parapolítica. 3°. Asentamiento.
La fase actual de amenazas y creación del autodenominado “Ejército Antirrestitución”, que se opone al regreso a sus parcelas de los poseedores originales, es la continuación de la historia.
En Sucre dos fincas de casi dos mil hectáreas, La Europa, ubicada en Ovejas, y La Alemania, cerca de San Onofre, en los Montes de María, son el centro del debate: hay una batalla desigual entre los campesinos a quienes les adjudicaron esos terrenos, y empresas aparentemente legales que compraron los títulos en época de terror.

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