Cúpula militar: ¿del uribismo al santismo?

Ha ocurrido un cambio sorpresivo -en otras épocas se informaba con antelación- pero no traumático en la cúpula del aparato armado del Estado colombiano [1]. El Presidente de la República ha designado los nuevos comandantes del Ejército, la policía y las Fuerzas Armadas.

Todo coincide con la visita a Colombia de John Kerry, el Canciller de los Estados Unidos [2], quien ha reafirmado su respaldo al proceso de paz que adelanta el actual gobierno con las Farc/EP en La Habana, con resultados muy promisorios.

Dato nada irrelevante para el análisis correspondiente, dada la enorme dependencia política y economica del Estado respecto de Washington, que ha financiado el Plan Colombia a lo largo de la última década, y con un amplio control sobre el dispositivo armado del gobierno nacional. La influencia de los Estados Unidos en las Fuerzas Armadas de Colombia es total y sus integrantes tienen dicha nación como su referencia cultural y política central.

Santos, un experto en el manejo político y dueño de un olfato muy sofisticado, aprovechó la ocasión para neutralizar cualquier inconformidad política o militar y procedió con rapidez para pasar de la inercia uribista a una gerencia de su entera confianza para proseguir en los diálogos de Cuba y en su proyecto reeleccionista. Aunque retuvo al Ministro de Defensa, J.C. Pinzón, foco de la confusión discursiva que facilita aún la preponderancia de la denominada “Seguridad Democrática” con su códigos de intriga y manipulación como en el famoso caso de la filtración de las coordenadas para el traslado de Pablo Catatumbo a La Habana.

Por el momento dio un golpe certero a la “oposición” parapolítica de Uribe Velez e hizo a un lado su herencia en el Ministerio de la Defensa, por lo que se refiere a la conducción política del mismo. Navas y Mantilla eran el gris total, la falta de imaginación, y León Riaño dormía el largo sueño de la nostalgia del ochenio, lo que por lo visto le salió muy caro. Se le olvido que camarón que se duerme (y habla idioteces) se lo lleva la corriente.

Fue nombrado en el Comando de las Fuerzas Militares el general Leonardo Barrero, quien era comandante de la Tercera División. El nuevo comandante del Ejército es el general Juan Pablo Rodríguez (Experto en Ciencia Política), quien era jefe del Centro Conjunto de Operaciones Especiales. Al Comando de la Armada llegó el almirante Hernando Wills, quien venía de la Jefatura de Operaciones Navales. En la Fuerza Aérea, el nuevo comandante será el general Guillermo León. En la dirección de la Policía fue nombrado Rodolfo Palomino.

Los nuevos jefes militares llegan hablando de su “amor” por el pueblo. Un tono que emite un signo más político para las protestas y movimientos sociales en desarrollo.

Una interpretación más adecuada de lo ocurrido debe permitirnos recordar que en Colombia, desde el origen y formación del Estado (1886), los militares tienen un vínculo muy arraigado con los partidos políticos y las rivalidades entre estos. Es muy probable que Navas y Mantilla terminen en la directivas derechistas del denominado Centro Democrático.

Entre tanto los que llegan son presentados por los medios de comunicación como expertos en politología y en mediación de conflictos indigenas en el Cauca y Sur Occidente del país. Es la línea que coincide con el aparente viraje santista hacia el Centro y su ideologema de la Unidad Nacional, que es una pura apariencia. Con la que es preciso lidiar desde el auge y potencial de los movimientos sociales y su proyectada presencia a partir del 19 de agosto con un paro nacional agrario y un pliego de demandas lleno de legitimidad.

NOTAS:

1. http://www.eltiempo.com/justicia/cambios-en-la-cupula-militar-y-de-la-policia_12988554-4

2. http://www.eltiempo.com/politica/visita-de-jhon-kerry-a-colombia-ee-uu-respalda-proceso-de-paz_12988083-4