Cambios en la correlación de fuerzas

La fuerza motriz de esta Revolución es el liderazgo del presidente. Ello a la vez es virtud y defecto. Lo primero, porque ante la ausencia de expresiones organizadas con el suficiente respaldo moral y ético para impulsar el modelo político que se pretende, el liderazgo de Chávez ha logrado llevarlo hasta límites inimaginables para un país con poderes fácticos muy poderosos y consolidados.

No es un secreto que la voluntad política fundamental mostrada por el gobierno de Chávez ha sido quebrarles el espinazo a las clases dirigentes que por siglos se hicieron dueños del país. Primero de sus tierras y luego de la renta que provenía del petróleo.

¿Cómo se apropiaban estos sectores de la renta generada por el petróleo? El profesor Asdrúbal Baptista…. Ha dedicado profusos estudios a esta materia que arrojan luz suficiente para evidenciar que el Estado había estado al servicio de los intereses que estos sectores sostenían y aun sostienen. Lo cual constituye razón suficiente, para ellos, intentar modificar la realidad política a través de cualquier modo que les sea posible.

Pero no solo se apropiaban de buena parte de la renta petrolera, sino también impusieron una cultura, una manera de pensar que aun gravita en cuanto a influencias, no solo en sectores dominados por la oposición, sino aun en aquellos ubicados en el campo de la revolución democrática que se desarrolla en el país.

Muchas de las personas que centran sus críticas en lo dadivoso que es el gobierno al regalar casas y otorgar ingresos a familias pobres, debían pasearse un poco por lo que ocurría antes de 1998 e, incluso, como aún persisten aquellas formas desiguales de apropiarse de lo que genera la principal riqueza del país.

Sus intelectuales constantemente hablan de una riqueza inmerecida ya que es producto de la naturaleza. No dicen, por supuesto, que los principales usufructuarios de ella han sido precisamente, los que han dominado. Hablan de la quiebra moral del país, obviando que ellos han quebrado bancos y empresas públicas y privadas. ¿De dónde han salido los administradores que han acabado con el Banco Industrial? ¿Del barrio Gramoven; de la Charneca? Claro que no, esos“administradores” han salido de las propias clases dominantes.

Ello no quiere decir que aprobemos sin reservas una política que no estimule el propio esfuerzo, no solo para conseguir lo que se necesita en lo personal sino lo que requiere la sociedad para avanzar. El clientelismo es envilecedor, lo fue ayer y lo es hoy. Pero… ¿Qué se puede hacer con una familia que producto de una tragedia natural lo ha perdido todo? ¿Cómo no atender a una mujer que producto de lo que sea es madre de cuatro niños (as) y está sola para enfrentar esa circunstancia?

Chávez ha llevado su gobierno hasta sitios olvidados por gobiernos anteriores, contra todo pronóstico y, muchas veces, contrariando un cierto sentido político.

Pero su liderazgo totalizante también constituye una limitación, tal y como quedó demostrado cuando le fue diagnosticado el cáncer y muchos pensaron que podría morir. Y no solo quienes no lo quieren, también los que lo aman. En fin, se trata de un hombre de carne y huesos y no de un Dios.

En democracia resulta sumamente difícil seguir los dictámenes de un hombre de manera prolongada, obviando toda discusión y diciendo amén a lo que el líder dictamine. Decimos que es contra natural y que más temprano que tarde una situación así termina pasando factura.

El asunto de ampliar las bases políticas y sociales que sustentan el proyecto de inclusión es un asunto de necesidad. No creo que pueda existir una situación definitiva, es decir, que una de las partes en disputa, elimine a la otra. Si no es así, lo lógico es avanzar hacia la creación de un clima que permita el fortalecimiento y consolidación de algunas líneas fundamentales del proyecto. ¿Cuáles? Bien, para eso es necesario discernir sin ataduras a formulaciones que se piensas inamovibles. Sobre todo ante una situación donde avanzar resultara muy difícil, dada la correlación de fuerzas que no solo expresan los resultados electorales sino el estado mismo de la sociedad.