“Apoyamos el proceso con escepticismo”

El general retirado Fernando Tapias, comandante de las Fuerzas Armadas en la época de El Caguán, habla de la forma como los militares miran las conversaciones de La Habana.


MARÍA JIMENA DUZÁN: ¿Cómo se ven las conversaciones en La Habana dentro del estamento militar?

Fernando Tapias: Le voy a ser sincero. A pesar de que apoyamos el proceso de paz yo sí diría que hay un escepticismo producto de la misma actitud que tuvieron las Farc en procesos anteriores en los que prometieron una cosa e hicieron otra. En los acuerdos de La Uribe y en El Caguán se comprometieron a no extorsionar y a no secuestrar, y en la práctica no cumplieron nada de lo que prometieron. Los mayores y tenientes coroneles de el Caguán son hoy los generales que están mandando en las unidades del Ejército y ellos vivieron en carne propia los ataques de las Farc. Se lo digo con la autoridad que me da el haber sido el comandante de las Fuerzas Armadas durante el proceso de paz de El Caguán.

M. J. D.: ¿Pero esa misma incertidumbre que sintieron en el Caguán es la misma que están sintiendo hoy con el proceso de paz que se adelanta en La Habana?

F. T.: Hoy puede ser menor la incertidumbre. Pero cuando sale Iván Márquez a decir que no tienen ningún secuestrado y que no tienen una relación con el narcotráfico… ¡Eso no se lo cree ni él mismo!

M. J. D.: ¿Pero no cree que con la representación del general Mora en la mesa de La Habana se reduce ese escepticismo?

F. T.: Sí, claro. En El Caguán también estuvo el general Forero Delgadillo. Recuerde que cuando él no estuvo de acuerdo tuvo la entereza de pararse de la mesa. Eso hizo cuando lo del viaje a Europa. No fue.

M. J. D.: ¿Qué piensan ustedes cuando se habla de la posibilidad de que los señores de la Farc dejen las armas y entren a la política legal mientras que hay militares en la cárcel por haber cometido abusos en su guerra contra las guerrillas?

F. T.: En las guerras hay abusos y efectos colaterales, y muchas veces ni la Justicia ni la opinión pública entienden cuáles son esos efectos colaterales.

M. J. D.: Explíquemelos, general.

F. T.: Efectos colaterales es cuando usted está en un combate y pierde la noción del empleo de la fuerza porque la situación se desarrolla en una forma tan compleja que no se pueden controlar. Le cito casos: en Irán el Ejército norteamericano bombardeó hospitales, pero no era porque tuviera esa intención sino porque tenía inteligencia que resultó errónea. Allí también confundieron a unos periodistas con civiles, pero nadie puede decir que los soldados estaban convencidos de que estaban matando a periodistas.

M. J. D.: ¿Y debo entender que lo que ustedes quieren es que esos uniformados que cometieron abusos que ustedes denominan como ‘efectos colaterales de la guerra’ y que están presos deberían ser beneficiados con los mecanismos de justicia transicional que el gobierno está proponiendo para las Farc?

F. T.: A ver le explico. Aquí se habla mucho de verdad, justicia y reparación y no se habla de equidad. Y si no hay equidad en el tratamiento de todos los que han estado en el conflicto la violencia no va terminar. Se transforma, pero no se acaba.

M. J. D.: ¿Y qué es para usted equidad?

F. T.: Que si hay justicia transicional para quienes agredieron o atacaron al Estado, la haya también para quienes se excedieron en el cumplimiento de su deber defendiendo al Estado.

M. J. D.: Pero es que no hubo solo abusos de fuerza, como usted señala, sino delitos graves de lesa humanidad, como sucedió con el tema de los falsos positivos.

F. T.: Eso es otra cosa. Los falsos positivos no tienen nada que ver con actos de servicio. Yo me refiero a los abusos que se cometen y que tienen relación con el servicio. De casos emblemáticos para nosotros como el del Palacio de Justicia o el del general Uzcátegui. ¿Cómo va a ser justo que quienes se tomaron al Palacio de Justicia estén gozando de todas las garantías democráticas y que quienes por orden del mismo gobierno, del presidente y sus ministros, lo defendieron estén en la cárcel? ¡Eso es un despropósito!

M. J. D.: Y sin embargo, hace más de 20 años, cuando el M-19 se desmovilizó y propuso que la amnistía que los iba a cobijar se ampliara a los militares ustedes la rechazaron con el argumento de que era indigno que a los militares y a los guerrilleros los pusieran en el mismo rasero.

F. T.: No sé porque se opusieron. Tal vez tuvo que ver con la forma en que fue presentada la propuesta. Probablemente, en esa oportunidad faltó mucha comunicación entre el gobierno y el estamento militar, entre otras porque partió de la base de que a los militares había que tenernos compartimentados porque dizque nos íbamos a oponer a la paz. Le cuento que yo fui con el presidente Betancur a un viaje a España y nunca me comentó que se iba a reunir con el M-19. En ese momento yo era el comandante del batallón Guardia Presidencial.

M. J. D.: ¿Y eso de que se opusieron al proceso de paz no fue cierto general?

F. T.: No lo fue. Si alguien quiere la paz son los militares. Pero además nosotros siempre hemos acompañado a la institucionalidad, hoy y siempre. Eso de que hay ruido de sables no es cierto. Ni ahora ni antes.

M. J. D.: Para que puedan ser objeto de los mecanismos de la justicia transicional es necesario que los militares cumplan los requisitos de resarcir a sus víctimas con la verdad. ¿Veremos al coronel Plazas, quien insiste en que ni siquiera hubo desaparecidos en el Palacio de Justicia, contándonos la verdad de lo que sucedió en la retoma?

F. T.: En el caso del coronel Plazas yo creo que él siempre ha dicho la verdad. Él tenía su misión y la cumplió, pero no estaba a cargo de las personas que salían.

M. J. D.: ¿Y la verdad es que no hubo desaparecidos en el Palacio de Justicia?

F. T.: Es que un fallo dice que sí hay desaparecidos y otro que no. ¡La misma Justicia que ha investigado se contradice en el tema de los desaparecidos!

M. J. D.: No hay ningún fallo que diga que no hubo desaparecidos. Lo que ha habido es diferencia en el número. Pero más allá de esta controversia, ¿si no cometieron ningún abuso entonces para qué quieren recurrir a los mecanismos de justicia transicional?

F. T.: Pero María Jimena, no se le puede pedir a nadie que si no está seguro de que lo que hizo fue un abuso confiese ante la sociedad algo que él cree que no hizo para que le den un beneficio. No se le olvide además que el caso del coronel Plazas está en casación ante la Corte Suprema. Pero le traigo otro caso: el del general Arias Cabrales, un prototipo de persona digna, respetable. También está el caso del general Uzcátegui. Probó que no tenía jurisdicción sobre la zona en que ocurrió la masacre de Mapiripán. Ningún jefe paramilitar ha dicho que lo conocía o que ha estado en connivencia con él y sin embargo lo condenaron. Eso deja en nosotros un sentimiento difícil. ¿Y entonces usted me está diciendo que el general Uzcátegui tiene que salir a decir que él fue responsable cuando él está seguro de que no lo fue…? Mire que no siempre la Justicia condena a los culpables, María Jimena.

M. J. D.: Ayúdeme en entender algo: ¿de qué equidad hablan cuando dicen que quieren ser beneficiarios de la justicia transicional, si no están interesados en resarcir a sus víctimas ni en contar la verdad?

F. T.: Yo no estoy diciendo eso. Cada caso debe verse aisladamente. No digo que no haya casos en los que sí tengan que aceptar que hubo excesos. Pero también quiero decirle que nosotros consideramos que en muchos casos los militares han sido condenados injustamente, precisamente porque quienes los han señalado no conocen nada sobre el tema militar. De ahí nuestro interés para que el nuevo fuero penal militar permita que estos casos vayan a una comisión mixta para establecer su competencia.

M. J. D.: ¿Pero y entonces en qué quedamos?

F. T.: Yo estoy de acuerdo en que los militares involucrados en los falsos positivos digan la verdad y que quienes hayan tenido sus complicidades con los paramilitares que las digan.

M. J. D.: ¿Qué opina de la forma como el expresidente Uribe está utilizando su liderazgo en las Fuerzas Armadas para torpedear el proceso de paz?

F. T.: El presidente Uribe representa lo que siente un sector del país. Y en el tema militar eso tiene que ver con su capacidad de liderazgo. Y él ha demostrado ser un líder que tiene ascendiente en las Fuerzas. Y en cuanto al Twitter de Uribe sobre las coordenadas que eran secretas, recuerdo que al presidente Pastrana le hicieron un debate que se lo hizo German Vargas Lleras con base en información de inteligencia que teníamos y que estábamos preparando con el gobierno. En ese momento nadie acusó al Ejército de filtrar información clasificada ni a Vargas Lleras lo increparon.

M. J. D.: ¿Y quién se las filtró a Vargas Lleras?

F. T.: Hay que preguntarle a él.

M. J. D.: ¿Usted cree que las Farc están financiando a la Marcha Patriótica como lo afirmó el ministro Pinzón?

F. T.: Yo oí sus declaraciones y sé que él es una de las personas mejor informadas y estoy seguro de que si no tuviera pruebas, no lo diría. Mire María Jimena, si de estas negociaciones surge un nuevo partido político, lo que uno espera es que no sea financiado por la ilegalidad. Eso no contribuiría a la paz.

M. J. D.: El presidente dijo esta semana que se necesita un Ejército fuerte para asegurar la paz. ¿Cómo deben ser las Fuerzas Armadas en el posconflicto?

F. T.: Mire, una solución política negociada no implica el reestablecimiento del orden público. Hay factores gravitantes como el narcotráfico y los demás grupos armados ilegales que quedan por fuera. Si usted reduce los efectivos del Ejército, no se podrán cubrir áreas como el Catatumbo, Caquetá, la Orinoquia y se corre el riesgo de que el narcotráfico que se ha venido reduciendo vuelva a reverdecer. Pero además le digo, el posconflicto puede ser más difícil que el conflicto. Mire lo de Guatemala. Allá le dijeron al Ejército después de haber combatido que ya no se necesitaba y quedaron reducidos a nada. Eso explica en parte que la violencia de hoy siga generando más victimas que las que había en la época de la guerra.

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