A 25 años de la Operación Génesis, la gente de Cacarica sigue resistiendo la arremetida paramilitar

Por: Ramón Campos Instagram.com/ramoniriarte/

Entre el 24 y el 27 de febrero de 1997, en los ríos Salaquí, Truandó y Cacarica, el Ejército Colombiano y tropas paramilitares de las AUC desarrollaron la Operación Génesis, durante la cual fue asesinado el campesino Marino López. El cuerpo de Marino fue desmembrado y, frente a su comunidad, los asesinos usaron su cabeza como un balón de fútbol. Dieciocho personas más fueron asesinadas y desaparecidas. Ese acto de barbarie provocó un desplazamiento masivo de cientos de familias que buscaron refugio en Apartadó y Panamá.

Luego de tres años de éxodo, en el 2000, las comunidades desplazadas decidieron retornar a su territorio en medio de la guerra y sin esperar garantías por parte del gobierno. Al volver, en su tierra encontraron empresas madereras y de palma establecidas ilegalmente. La explotación capitalista de la tierra, y no una supuesta acción contra las guerrillas, era el verdadero objetivo de los empresarios y los políticos que planearon la masacre.

En 2003, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó al Estado colombiano extremar las medidas de protección a la vida y la integridad de las comunidades del Cacarica. En 2013, la CIDH sentenció a Colombia por su responsabilidad en las violaciones de los derechos humanos cometidas durante la Operación Génesis.

A 25 años de la Operación, la gente de Cacarica sigue resistiendo la arremetida paramilitar. Las antiguas AUC hoy se llaman AGC y la protección del Estado nunca llegó. La lucha de afros e indígenas por defender su territorio continúa en el Darién colombiano.

La memoria histórica no es un informe oficial —la hace el pueblo y es del pueblo.

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Imagen: Ramón Campos