Persisten abusos de la Brigada 17 contra afrodescendientes y mestizos

Nuestra nueva Constancia y Censura Moral en menos de 15 días por las actuaciones de las Fuerzas Militares de la Brigada 17, quienes ingresaron a la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” de los Consejos Comunitarios del Jiguamiandó destruyendo los lazos, los signos de visibilización, amenazaron de muerte a los afrodescendientes y mestizos, a los acompañantes nacionales e internacionales y anunciaron el desarrollo de una proxima incursión de tipo paramilitar.


Bogota, D.C 13 de octubre de 2005

FRANCISCO SANTOS
Vicepresidente de la República

CAROLINA BARCO
Ministra de Relaciones Exteriores

SABAS PRETEL DE LA VEGA
Ministro del Interior

MARIO IGUARAN
Fiscal General de la Nación


EDGARDO MAYA VILLAZON

Procurador General de la Nación

VOLMAR PEREZ
Defensor Nacional del Pueblo

Ref: Persisten abusos de la Brigada 17 contra afrodescendientes y mestizos

“El impío maquina contra el justo y rechinan sus dientes contra él, desenvaina la espada y tiende el arco para matar a los de recto proceder” Salmo 37, 12-s

Nuestra nueva Constancia y Censura Moral en menos de 15 días por las actuaciones de las Fuerzas Militares de la Brigada 17, quienes ingresaron a la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” de los Consejos Comunitarios del Jiguamiandó destruyendo los lazos, los signos de visibilización, amenazaron de muerte a los afrodescendientes y mestizos, a los acompañantes nacionales e internacionales y anunciaron el desarrollo de una proxima incursión de tipo paramilitar.

Es evidente el desconocimiento de las medidas provisionales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos resueltas a favor de las comunidades afrodescendientes del Jiguamiandó y Curvaradó por parte de los agentes estatales de la Brigada 17, el desconovimiento del Derecho a la asistencia humanitaria, a la protección y solidaridad internacional, el uso de estrategias psicologicas y de presión similares a las de la irregularidad paramilitar para obligar a su desestructuración, a su desplazamiento definitivo o cesar en sus justos reclamos de la devolución de las tierras sembradas ilegal e ilegitimamente con palma de aceite.

El pretexto de persecución a la guerrilla de las FARC EP se usa para desconocer el Derecho Internacional de los Derechos Humanos orientando las operaciones armadas contra la población.

El 7 de octubre, cuatro días después que se observaran tres integrantes de la guerrilla de las FARC EP en el entorno de la Zona Humanitaria “Bella Flor Remacho”, a los que las comunidades exigieron su retiro pues su presencia justifica, para el otro polo de la confrontación, sus operaciones militares contra la población, se desató una actuación militar desbordada en desarrollo de la política de seguridad.

• Viernes 7 de octubre, un helicóptero militar sobrevoló las tres Zonas Humanitarias desde las 9:30 hasta las 11:30 a.m..

Hora y media mas tarde sobrevoló hasta las 2:00 p.m. aproximadamente y hacia las 4 30 desembarcaron militares en Santa Fe de Churima.

A las 5: 00 p.m. desde un helicóptero dispararon, por espacio de 45 minutos, ráfagas de metralla sobre el caserío El Lobo en donde habitan algunos afrodescendientes.

En desarrollo de las operaciones regulares no se presentaron contactos armados.


* Domingo 9 de octubre,
aproximadamente a las 11:30 am. se escuchó una fuerte detonación sobre la margen izquierda aguas arriba del río Jiguamiandó enfrente de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” en donde se acamparon los militares de la Brigada 17 desde el 8 de octubre. Dentro del campamento militar se observaron dos hombres vestidos de civil.

Simultáneamente, las unidades militares desplegadas desde Santafé de Churima estuvieron recogiendo semovientes de propiedad de varios de los habitantes de las Zonas Humanitarias y de pobladores del sector. De acuerdo con testigos, los militares tomaron el ganado afirmando que pertenecía a la guerrilla.

A las 4:00 pm. sobrevolaron nuevamente dos helicópteros de las fuerzas militares en torno a Santafé de Churima en donde se instaló un segundo campamento militar desde el viernes 7 de octubre.

De uno de los helicópteros, que aterrizó a las 4:30 pm. en el caserío de Santa fe de Churima, bajaron cinco hombres vestidos de civil de acento paisa, con poncho, carriel y sombrero.

* Lunes 10 de octubre, hacia las 9:30 a.m. a 300 metros de la Zona Humanitaria de “Nueva Esperanza”, en dirección a la Zona Humanitaria “Bella Flor Remacho”, 150 militares cruzaron el río Jiguamiandó hacia el otro campamento militar.

A las 2:45 p.m. sobre la Zona Humanitaria de “Nueva Esperanza” se produjo un nuevo sobrevuelo durante 10 minutos.

Simultáneamente se constató que cerca de 300 unidades militares del Batallón de Contraguerrilla No. 33 de la Brigada 17 del Ejército, arreaban ganado de las comunidades afrodescendientes y mestizas para cruzarlas hacia la margen izquierda, aguas arriba, del río Jiguamiandó.

A las 5:30 p.m. 10 efectivos de la Brigada 17 con 5 caballos, cargados con bombas de aspersión y de gasolina, cortaron las cuerdas que visibilizan la Zona Humanitaria de “Nueva Esperanza” e ingresaron a la misma.

Al ser abordados por los misioneros de la iglesia católica de nuestra Comisión Justicia y Paz, junto a observadores internacionales, quienes exigieron respeto al lugar y hablar con el Comandante del operativo, estos evadieron dar respuesta, manifestando: “va adelante. Ah no va detrás. No sabemos”. Uno de los militares refiriéndose a una acompañante de Justicia y Paz afirmó: “ahí viene la mechuda esa, la misma puta vieja de la vez pasada, sigan, sigan, no le hagan caso, vayan para delante”. Los militares desamarraron dos embarcaciones de propiedad de los afrodescendientes para atravesar el río Jiguamiandó. Luego de usarlas las dejaron a merced de la corriente del río Jiguamiandó.

A las 6:00 p.m. aproximadamente, 30 miembros de la Brigada 17 junto a cinco hombres vestidos de civil montados a caballo, dos de ellos con la cara cubierta, arrearon 30 cabezas de ganado y aproximadamente 20 mulas, en medio de la exigencia de los pobladores y de los acompañantes de respeto a sus derechos.

Los 30 militares procedieron a rodear la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” diciendo: “váyanse a Canadá o a Cuba con Fidel Castro” Cuando llegaron a lugar donde se encontraban algunas embarcaciones, las tomaron sin autorización de sus propietarios y le manifestaron a los afrodescendientes: “no estamos robando nada, los ladrones son los gringos que viven con ustedes (refiriéndose a los acompañantes internacionales). Uno de los militares agrego: “Quien se considere dueño del ganado que venga con su registro y su marca”. Uno de los encapuchados manifestó “ese ganado es nuestro , ese fue el que se nos robaron, esto es Colombia y nosotros mandamos acá, esta es una orden del Presidente. Luego cruzaron el río Jiguamiandó usando los bienes de la comunidad.

A las 7:15 p.m. 25 soldados se acercaron a los habitantes de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza”, donde destruyeron las cuerdas y los signos de visibilización expresando: “que los acompañantes y la comunidad se vayan a Cuba. Cuando vengan los paras no los van a poder atajar”.

Mientras tomaron fotografías y filmaron manifestaron: “mañana van salir por televisión váyanse para Cuba, esos canadienses que se vayan para Canadá y esos de las ONG. Esto lo estamos haciendo porque es orden del presidente. Vayan a lamberle al presidente de Cuba. Tenemos derecho a pasar porque es territorio colombiano. Lástima que no entraron los mochacabezas en tres días entran ellos a mocharle la cabeza. No sabemos que dicen esos letreros porque no sabemos leer. Que lástima que no pasamos mochando cabezas. Viene otra tropa detrás y vendrán otros y ahí si será el llanto. Mañana vaya quien se considere dueño de las vacas, pasen a reclamarlas mañana con su registro”

Minutos después acamparon en frente de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” en el antiguo caserío del mismo nombre.


* Martes 11 de octubre
, a las 6:30 a.m. dos soldados cruzaron el río Jiguamiandó, junto con tres civiles que cubrieron sus rostros con pasamontañas y se acercaron a los limites de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza”. Cuando observaron la presencia de un acompañante de nuestra Comisión de Justicia y Paz, uno de ellos expresó: “si me dice algo le mocho la cabeza”.

Los militares y los civiles continuaron su camino en dirección a Santafé de Churima.

A las 8:45 a.m. se observó que alrededor de 150 militares ubicaron su campamento a 10 minutos de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza”. Los uniformados de la Brigada 17 se dirigieron a los campesinos que buscaban el ganado diciéndoles que pasaran al otro lado del río Jiguamiandó para ver como se arreglaba lo del ganado.

Simultáneamente los militares junto a cinco civiles, cuatro de ellos con sus rostros cubiertos, regresaron pasando por el entorno de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” con 30 cabezas de ganado. Cuando la comunidad y los acompañantes nacionales, entre ellos misioneros de la iglesia católica, reclamaron el ganado de los miembros de la comunidad, los civiles respondieron: “a ustedes se les dijo que pasaran al otro lado y que allá hablábamos”

Hacia la 1.00 p.m. aproximadamente se corroboró que, a 10 minutos de la zona Humanitaria de “Nueva Esperanza” el ejército había recogido mas cabezas de ganado, muchas de las cuales son propiedad de los habitantes del lugar humanitario.

Aproximadamente a la 4:00 p.m. la delimitación de la Zona Humanitaria reconstruida en horas de la mañana con cuerdas y algunas maderas y signos de la comunidad, fueron destruidas nuevamente por los efectivos de la Brigada 17.

Los militares luego de destruir los signos de delimitación pasaron con 15 cabezas más de ganado y acamparon al otro lado del río Jiguamiandó en el antiguo caserío de Nueva Esperanza.

Desde las 8:00 a.m. se intentó contactar a funcionarios de la Vice Presidencia de la Republica. Uno de ellos, solo ocho horas después, manifestó que el ejército iba a entregar el ganado siempre y cuando los integrantes de la comunidad presentaran su documentación. Frente a los abusos, las amenazas y atropellos cometidos por la Brigada 17, el funcionario se abstuvo de dar respuesta concreta.

Nuestra Censura Moral ante los sistemáticos abusos del poder contra los afrodescendientes y mestizos. Las extralimitaciones y el desbordamiento de la autoridad en el uso de la Fuerza por parte de la Brigada 17, solo hace que esta se deslegitime y la desconfianza se incremente. Ni los pobladores ni las organizaciones acompañantes hemos negado el derecho y el deber del uso de la fuerza de la Brigada 17 para controlar, para afectar y enfrentar la violencia armada. Pero este Derecho y Deber constitucional no se puede realizar socavando los derechos de la población, propiciando la destrucción de sus lugares humanitarios como concreción del Derecho Internacional.

La aplicación de la política de seguridad continúa siendo un factor de riesgo y de vulneración, de agresión contra los pobladores afrodescendientes y mestizos que afirman integralmente sus derechos a la Vida y al Territorio.

El menosprecio a la población, la destrucción de los mecanismos de protección y de prevención, la persecución permanente y sistemática, la amenaza y la destrucción de bienes de supervivencia, son parte de las técnicas de control, de represión para imponer una política que desfigura el Derecho Internacional y que coincide con la consolidacion de la “protección” a la apropiación ilegal de territorios para la implementación de los cultivos ilegales de palma de aceite.

La política de seguridad es, tal como se desprende de los hechos arriba descritos y de las amenazas proferidas, una reingeniería de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Los abusos son legitimados en la inoperancia, laxitud, silencio del poder ejecutivo. En la práctica se aplican Planes de Acción en Derechos Humanos que usa de esas palabras para cualificar la destrucción de pueblos afrodescendientes que se niegan a ser parte de la guerra militar y de los proyectos agroindustriales y mineros.

Nuestra Censura Moral pues la propuesta de Zona Humanitaria mecanismo de concreción del Derecho Internacional Humanitario, que posibilita la distinción de pobladores civiles de los combatientes, que previene violaciones de derechos humanos e infracciones al Derecho Humanitario, es sistemáticamente desconocida por las fuerzas militares. Nuevamente se incumple la palabra comprometida por la Vice Presidencia de la República en el seno de la Corte Interamericana respecto al respeto a las Zonas Humanitarias y la oportuna actuación ante la problemática generada por la siembra de palma dentro del Territorio Colectivo del Curvaradó y Jiguamiandó. En menos de 20 días, la actitud de animadversión contra el Proyecto de Vida de las comunidades afrodescendientes que habitan en la Zonas Humanitarias, y los habitantes del Jiguamiandó, es creciente.

Nuestra Constancia y Censura Moral pues la militarización no enfrenta a las estructuras armadas de la guerrilla de las FARC EP. Su blanco es y continúa siendo la población civil. El Estado colombiano a través de la Brigada 17 arremete contra quienes afirman integralmente sus derechos a la Vida y al Territorio, ataca a los que afirman sus derechos ante el poder arbitrario, bárbaro y excluyente empresarial y estatal. El Estado que se representa a través de la fuerza publica ampara a los que actúan desde el poder de la ilegalidad, a lo mal habido, a las estructuras criminales armadas encubiertas de tipo paramilitar que siguen operando en Belén de Bajirá, Mutatá, Río Sucio, Chigorodó, Barranquillita.

La militarización territorial ha significado saqueo, destrucción, amenaza para la población, por lo que apelamos a ustedes para que actúen conforme a sus responsabilidades institucionales, a fin de evitar el cumplimiento de las amenazas proferidas. Les pedimos sancionar y destituir administrativamente a los agentes estatales que deslegitiman el Estado de Derecho. No queda por demás clarificar la responsabilidad del Presidente de la Republica. La pregunta surge pues los militares de la Brigada 17 y los civiles han manifestado que lo que han hecho es por orden del Presidente. Y la devolución inmediata de los semovientes que son propiedad de los afrodescendientes y mestizos y la actuación enérgica frente a los cultivos y siembra de palma

Nada de lo que hoy continúa sucediendo en el Jiguamiandó y Curvaradó se estaría produciendo, si los requerimiento de la Comunidad Internacional a través del sistema de Naciones Unidas o del Sistema Interamericano se hubiese tenido en cuenta. No ha existido una voluntad concreta del rompimiento de vínculos entre militares y la estrategia paramilitar o el respeto debido a los derechos de los pueblos afrodescendientes, entre ellos el Territorial. La impunidad es absoluta. Los mas de 110 crímenes cometidos desde octubre de 1.996 con la masacre de Brisas de Curvaradó hasta hoy, y los 13 desplazamientos vividos por las comunidades, no han sido investigados en un mismo proceso o con la posibilidad de ser interpretados como sistemáticos y conexos, ni sancionados sus responsables. Nada parece indicar que la criminalidad será desestructurada y sus responsables sancionados.

Mientras, la autoridad de la fuerza publica se legitima con una actuación conforme a la constitución y la ley, por lo pronto se requiere que se les indique una vez mas, que su deber de perseguir, de controlar y reprimir debe , alguna vez, poner en práctica la formación en Derechos Humanos que argumentan recibir, y acatar las normas del Derecho Humanitario y las Resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. De lo contrario es solo posible seguir afirmando que el Estado instaurado es de hecho.

Nos queda por lo pronto seguir apelando a ustedes a través de nuestra Constancia y Censura Moral a fin de que eviten nuevos daños irreparables a la vida e integridad personal, comunitaria y a la biodiversidad, para que se actúe con prontitud a fin de restaurar el sentido autentico de la autoridad referido a la actuación justa.

Con profunda preocupación,

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ