Cinismo

Un fantasma recorre Colombia: el fantasma del cinismo. Con qué derecho este puñado de políticos sigue saboteando la lenta implementación de los acuerdos de paz. Con las vidas ajenas no se juega, sean de quienes sean: es un lugar común y una ley.

Pero trastornados por esta campaña presidencial que nació sucia, y cuyos desmanes tendremos que pagar, como es tradición, de aquí a las siguientes elecciones, los voraces líderes de la derecha que desmovilizaron a los paramilitares por ventanilla siguen varados en la victoria del no en el plebiscito de hace un año, siguen susurrándoles a sus electores que el enemigo por vencer es el monstruo comunista, siguen acercándosele con caras de juristas a la Justicia Especial para la Paz, que se les sale de las manos, como cebando el miedo infundado a que la guerrilla se tome el paraíso.

Es claro que las Farc han terminado. Es obvio que el tribunal especial no perseguirá a la derecha, ni se vengará del paramilitarismo ni despojará a los usurpadores de la tierra, sino que aliviará las penas de los agentes de la guerra que quieran reconocer la verdad. Pero Cambio Radical está en campaña, señoras y señores. Y, como si no estuviera en juego el futuro del país, sino el del exvicepresidente Vargas, el partido ensombrecido por 19 condenas ha lanzado una violenta propaganda en la que Colombia es una mesa de billar que necesita a Cambio Radical para mandar al partido de la guerrilla por una tronera. Y ha amagado con no aprobar la justicia para la paz en el Congreso, a pesar del llamado de su presidente Santos, porque –según escribió el director de la organización– “no negociamos nuestros principios”: jajajajajá.

Me sigue pareciendo imposible que alguien se permita arruinar un proceso de paz con tal de estarse cuatro míseros años en el poder

Quizás la idea sea acabarle al Centro Democrático el monopolio del miedo. Quizás la meta sea posicionarse como el antídoto contra la ve-ne-zo-la-ni-za-ción del país. Y sacudirse, de paso, la pesada impopularidad del Gobierno. Pero sin duda el espectáculo de la semana fue grotesco: no solo porque era Cambio Radical –el dueño de la mitad de esta administración– el que se lavaba las manos ante la muchedumbre, “vosotros veréis”, sino porque además se apartaba de una paz que seguirá siendo el gran logro de estos años. ¿Qué tan bien estará calculando las jugadas el partido del exvicepresidente?: ¿no prueban las últimas encuestas presidenciales, con Fajardo a la cabeza, que a buena parte del país le repugnan estas campañas cizañeras e incendiarias que enlodan, que calumnian, que ponen a otros colombianos en la mira?

Yo hago lo posible para no volverme otro teórico de la conspiración: para no imaginarme a Vargas consintiendo a un gato de Angora bajo una luz de billar. Y termino siendo ingenuo porque cualquiera lo es frente a un político en campaña, porque lo peor que uno imagine es bello comparado con lo que esta gente tiene en mente, porque me sigue pareciendo imposible que alguien se permita arruinar un proceso de paz con tal de estarse cuatro míseros años en el poder. Sí, me sigue tomando por sorpresa que para pasar a la Historia, que vaya usted a saber en qué acabará, un líder sea capaz de llamar “aliados del terrorismo” a los candidatos que puntean las encuestas o de negar que el fin de las Farc ha salvado miles de vidas. Y me temo que, en nombre del futuro de los amigos y de los enemigos, hay que seguir protegiendo esta paz.

No es fácil derrotar en una campaña presidencial a los candidatos sin escrúpulos, no es fácil llegar de primero a la meta cuando el rival se pasa los semáforos en rojo, no es fácil sostener un debate cuando la ideología del rival es el cinismo.

Hasta el día en que la gente no da más. Y marcha como marchamos los del sí con los del no para que fuera claro que todos rechazamos la violencia.

Autor: Ricardo Silva Lujan

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/ricardo-silva-romero/cinismo-campana-de-cambio-radical-138198