Encargado de DH de la Brigada XVII, cuestiona labor de Peace Brigades International

En desarrollo del operativo militar bajo la responsabilidad de la Brigada XVII se continúan manifestando expresiones que dejan en cuestión los mecanismos y los métodos utilizados que desdicen de los principios del Estado de Derecho, la ausencia de garantías y del debido proceso, quedan serias preguntas sobre los procesos pedagógicos de derechos humanos adelantados en la unidad castrense y muestran a un lector desprevenido el desconocimiento en la práctica de las Directivas Presidenciales referentes a la presencia humanitaria internacional, a las organizaciones que afirman sus derechos y a los organismos de Derechos Humanos.


VENIMOS A CAPTURAR A MIEMBROS DE JUSTICIA Y PAZ Y DE CAVIDA

En el caso del Cacarica, como desde hace 6 seis años, a raíz de la operación militar “Génesis” que generó el desplazamiento en el fondo lo que está en cuestión es el papel de las Fuerzas Militares. En el mismo desplazamiento por el desarrollo de operaciones armadas que al mando del General RITO ALEJO DEL RIO, combinaron operaciones regulares e irregulares con “civiles” armados paramilitares, que definieron como blancos militares a los pobladores civiles, por lo que saquearon casas, quemaron viviendas y asesinaron a MARINO LOPEZ.

El desarrollo de la operación militar iniciado desde el 13 de mayo muestra la ausencia de una voluntad política de actuación diferente, de aceptación de las recomendaciones de los organismos de Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en relación con la depuración de las Fuerzas Militares, el combate a los paramilitares, las garantías para el ejercicio de la defensa de los derechos humanos, el debido proceso, y una actuación conforme a la normatividad del derecho Internacional de los derechos Humanos y el derecho Internacional Humanitario.

° Lunes 19 de mayo, hacia las 16:45 horas aproximadamente en horas de la tarde un grupo de aproximadamente 50 hombres del Batallón Voltígeros adscrito a la Brigada XVII llegaron al caserío de Bijao, en donde se encontraban algunos miembros de CAVIDA, recuperando siembras.

Algunos de los militares expresaron: “el caserío ha cambiado algo, cuando vinimos en el año 97, había mucha más gente, ahora no hay tanta”. Otros militares que realizaron el recorrido por todo el poblado, casa por casa, expresaron: “aquí fue donde llegamos hace años, esto está un poco descuidado”.

° Martes 20 de mayo, en horas de la tarde, un oficial, sargento GARCIA, el segundo encargado de Derechos Humanos, quién se presentó como encargado de Derechos Humanos convocó a los campesinos afrodescendientes allí presentes a una reunión. Los pobladores temerosos atendieron a los militares. El oficial GARCIA expresó: “esas Zonas Humanitarias son una cochera, son unas marraneras, allá les prohiben de todo” (…) “ Nosotros no vamos a permitir ningún traslado de las Zonas Humanitarias, como lo están diciendo, eso no va a pasar, no le vamos a permitir que se trasladen de la Zona Humanitaria, eso a ustedes les tiene que quedar claro.(…) La gente dice que no sale a trabajar por nuestra culpa, y eso es mentira. Ustedes en cambio si nos han acogido. Ese proceso de CAVIDA lo conozco a fondo, nosotros sabemos porque estamos aquí, y ya van a saber que va a pasar” (…) “Vamos a ir al caserío de Bogotá, y al de Barranquilla” (…) “es necesario canalizar el río, nosotros lo necesitamos habilitado y ustedes también”

Ante las afirmaciones contra el proceso de CAVIDA varios de los afrodescendientes, en medio del temor, se negaron a aceptarlas, y expresaron: “nosotros somos de CAVIDA, lo que ustedes dicen de las zonas Humanitarias no es cierto”

Durante el miércoles 21 y hasta el viernes 30 de mayo, el operativo militar permaneció en el poblado de Bijao, a pesar de la solicitud de la directiva del Consejo Menor de retirarse del lugar, pues se convertían en blanco militar, el ejército se negó a abandonar el lugar.

En medio de su tránsito constante por el caserío, los militares invitaron a los pocos pobladores allí presentes a tomarse fotografías, buscaron insistentemente lograr un registro fotográfico de los miembros de la directiva del Consejo, ofrecieron dulces y comidas, al tiempo que buscaban información sobre los coordinadores de CAVIDA, de los acompañantes nacionales e internacionales a nuestra Comisión Justicia y Paz y a Peace Brigades International, PBI.

Hablaron de corrupción de los Coordinadores y de los Acompañantes nacionales e internacionales, “ellos se quedan con el dinero de la comunidad, nosotros lo sabemos muy bien, y ustedes siguen muy pobres”.

° Jueves 29 de mayo, entre las 12:00 y las 15:00 horas, oficiales del operativo militar se reunieron en el caserío de Bijao con dos pobladores provenientes de la zona del Cirilo y de La Balsa donde se desarrolla un estricto control militar encubierto de tipo paramilitar, entre ellos, ADAN QUINTO, sancionado por favorecer las actuaciones ilegales de la empresa Maderas del Darién.

En la reunión a la que invitaron a dos miembros de CAVIDA, que se encontraban cerca del lugar recuperando sus siembras de pan coger, y quiénes se negaron a asistir, los militares abordaron los problemas de los “Coordinadores de CAVIDA, Justicia y Paz y PBI”.

° Viernes 30, en horas de la tarde, unidades militares de la Brigada XVII estuvieron recorriendo el poblado de Bijao, en una casa ubicada a las afueras del caserío, el oficial del ejército el Teniente GARCIA, encargado de Derechos Humanos, expresó a varios pobladores que se encontraban allí: “ Tengo una oficina en la Brigada XVII, en Carepa. Todo lo que hemos hecho y lo que hemos visto, lo tenemos grabado. Hemos dejado en el video la labor de Peace Brigades International, PBI, los vimos cerrando la puerta de la Zona Humanitaria, ese no es su papel, ellos no están aquí en al país para eso. Nosotros vinimos a capturar a gente de Justicia y Paz y coordinadores de CAVIDA, vamos a capturar a mucha gente, y los de PBI se tendrán que ir, no son de aquí” (…) Agregó el militar: “ Aquí se va armar la revoltura, todos tienen que ir a sus fincas, esos procesos los necesitamos, pero cada uno en su lugar, en su finca, no en esas Zonas Humanitarias, que son marraneras, todos a trabajar en sus parcelas, como ustedes. Ellos, todos los que no estén en lo mismo, se tienen que ir de aquí. Todos tienen que salir a trabajar de su cuenta como ustedes” (…) “Yo conozco mucho del proceso del Cacarica. De los 900 millones que el gobierno nacional entregó para la construcción de 418 viviendas, de eso, solamente invirtieron 450 millones, qué se hicieron los demás, CAVIDA recibe mucha plata, mucho dinero y hay nueve huevones de la Coordinación que se quedan con la plata. (…) Nosotros necesitamos abrir y destaponar el río. Nosotros podemos ayudar, si ustedes quieren. De todos modos vamos a llamar a la Empresa Maderas del Darién, nosotros necesitamos el río abierto (…) “

° Domingo 1 de junio, a las 9:00 horas integrantes de las estructuras armadas encubiertas de tipo paramilitar hicieron presencia en el canal del Cirilo, a menos de 40 minutos a pie de la Zona Humanitaria “Nueva Vida”.

Las expresiones verbales de los oficiales encargados de la operación militar que se desarrolla en el Cacarica expresan una actitud, una voluntad y una intencionalidad no solo de deslegitimación, no solo de tergiversación, no solo de confusión sino de control y de nuevos modos de represión a través de montajes, de falsas pruebas e imputaciones carentes de veracidad del proceso de CAVIDA y del acompañamiento nacional e internacional tendientes a destruir la propuesta de las comunidades de Autodeterminación, Vida, Dignidad del Cacarica.

Es evidente que la propuesta de CAVIDA, de defensa de la Vida y el Territorio, basada en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derechos Humanitario, en la Ley 70 de Comunidades Negras y los Derechos de los Pueblos, se encuentran en contravía de la Política de “Seguridad Democrática” y de “Estado Comunitario”. La propuesta de CAVIDA a través de las Zonas Humanitarias es un ejercicio territorial basado en el principio de distinción, pero al mismo tiempo del derecho a la existencia con el mantenimiento de las prácticas tradicionales de siembras de pan coger, de negación al desalojo y a la implementación de proyectos agroindustriales

No causan sorpresas las afirmaciones del oficial, segundo encargado de Derechos Humanos de la Brigada XVII, el sargento GARCIA o las expresadas por el Mayor FLOREZ en los días anteriores, pues como está ocurriendo en otras partes del país, se ha desatado una casería de brujas, en que se expiden órdenes de captura, se llama a indagatorias, como en el caso de Monseñor JOSE LUIS SERNA por que en desarrollo de acciones humanitarias, se le comprende como aliado de la guerrilla, vinculado en actividades ilegales; si eso sucede con Obispos, que más podría suceder, con organizaciones comunitarias y personas que no son significativas en la sociedad. En todos los casos, la sustentación de dichas acusaciones son falsos testigos o ex milicianos o desertores de la guerrilla o miembros de redes de informantes, quiénes como consecuencia de sus versiones inventadas, reciben mayores beneficios.

Aquí, cuando se trata de acusar sin fórmula de juicio a organizaciones comunitarias que afirman integralmente sus derechos a la Vida o al Territorio o a organismos de derechos humanos, lo simples testimonios construidos con base en prebendas económicas e intereses de particulares de empresas o en tesis ideológicas afines a lo militar, permiten librar órdenes de captura, mientras que cuando los testimonios los brindan las víctimas o los testigos de violaciones de derechos humanos, se argumenta que ellos son insuficientes, requieren de otro tipo de pruebas que deben entregar las víctimas y se desestima su valor probatorio.

No causa sorpresa el papel subordinado de la justicia a las actuaciones militares, como tampoco el hecho de que la Impunidad, en que después de seis años ha quedado la operación “Génesis”, este posibilitando que en el operativo militar, como se deduce de los comentarios militares, estén participando unidades militares que en el año 1.997 estuvieron en Bijao Cacarica.

Aquí, cuando se trata de ejercer el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación integral, cuando se exige explicación por las razones por las que no hay avances en las investigaciones que comprometen la responsabilidad del Estado de modo directo en el desplazamiento, no hay ningún tipo de avances, pero tampoco decisiones administrativas que depuren las acciones de las Fuerzas Militares.

No causa sorpresa, que los procesos pedagógicos en Derechos Humanos que reciben las unidades militares no produzcan efectos reales en materia de respeto a la vida, a la integridad física, a la honra, en el combate a las estructuras armadas encubiertas que han crecido al amparo de la regularidad estatal, pues evidentemente el problema es la filosofía y la política de comprensión del enemigo interno extendida a la población, a la cual se le debe controlar o reprimir. Por eso, no es sorprendente pero si grave el que el papel humanitario de la comunidad internacional quede en el ojo del huracán.

En junio de 2001 el operativo militar irregular que se presentó como “AUC” hizo expresiones similares a las pronunciadas por el capitán GARCIA en relación con la propuesta de CAVIDA, señalándola como lugares que solo traían miseria, al tiempo que convocaron a todos los miembros de CAVIDA a sembrar palma y coca, a buscar el progreso saliendo cada uno a sus fincas, a dejar la vida comunitaria

Hoy nuevas preguntas nacen en desarrollo de la operación militar:

Por qué no ha habido una respuesta efectiva del Estado Colombiano con una presencia inmediata en las Zonas Humanitarias de “Nueva Vida” y “Esperanza en Dios” con organismos de control que verifiquen de modo inmediato la actuación de la Brigada XVII . Han pasado 20 días, y no existe respuesta ?

Por qué el desacato tan evidente de unidades militares de la Brigada XVII a las directivas presidenciales de respeto a la presencia humanitaria internacional?

La eficiencia de la Fuerza Pública y su presencia en el Territorio Nacional genera en sí mismo seguridad, cuando su lógica de operación no solo deriva en afecciones psicológicas y abusos frente a la población sino que además insiste en comprender a la población civil como objeto de sus actuaciones. ?

Hoy siguen vigentes las preguntas, que desde el 13 de mayo, siguen esperando respuesta:

Por qué el movimiento operacional y los centenares de unidades militares desplegadas se han centrado en acciones de control, con formas de intimidación, sobre la población civil que forma parte de las Comunidades Autodeterminación, Vida, Dignidad del Cacarica, CAVIDA, un grupo humano perfectamente identificable y ubicado en zonas específicas de habitación perfectamente delimitadas con una Malla?

Por qué en los Informes Oficiales recientemente presentados por las Fuerzas Militares niegan la existencia de una base armada de tipo paramilitar en el caserío de La Balsa, mientras los testimonios de testigos campesinos, autoridades de distintos nivel, pobladores de la región que se han visto afectados y obligados a asumir las condiciones de la estrategia paramilitar e informes de otras instituciones niegan la veracidad de esos informes militares?

Por qué la operación militar no se ha desplegado sobre el caserío de La Balsa, distante a escasas 2 horas a pie y a 30 minutos en embarcación de tipo piraña desde La Tapa, punto de acceso a las Zonas Humanitarias?

Por qué la operación militar no se ha desplegado al retén paramilitar que se encuentra en Tumaradó sobre el río Atrato?

Por qué el pretexto de la presencia militar fronteriza, si todas las operaciones se han centrado en las Zonas Humanitarias?

Por qué en la operación militar regular /oficial/ participan miembros de los grupos irregulares, entre ellos, alguno que participó en la actuación de tipo paramilitar, de junio del 2001, en ese momento, a los Asentamientos “Nueva Vida y Esperanza en Dios”?

Por qué las afirmaciones de oficiales del ejército que participan en las operaciones militares ponen en cuestión la misión, el papel y la filosofía de organismos humanitarios observadores internacionales?

Por qué dejan en cuestión a través de sus afirmaciones la labor de nuestra Comisión como organismo de Derechos Humanos?

Por qué hasta el día de hoy, a pesar de requerimientos oficiales y de la comunidad internacional, se desconocen las razones del operativo militar, en la medida en que se han centrado las acciones sobre la población civil?

Por qué las afirmaciones de los colombianos que participaron como miembros de la Policía Panameña, quienes manifestaron su conocimiento de lo que hasta el 2001 se llamaron los Asentamientos “Nueva Vida”` y “Esperanza en Dios” coincidiendo con la operación paramilitar del 2001, y los interrogatorios a los que sometieron a los 109 deportados son similares a las afirmaciones e interrogatorios de las unidades armadas encubiertas colombianas, a las de las unidades militares regulares? Por qué hubo encapuchados vestidos de camuflado dentro del operativo militar?

Por qué las operaciones militares no se han orientado a ejercer control sobre los aprovechamientos forestales que desarrolla la Empresa Maderas del Darién, de modo ilegal, desconociendo la normatividad de ley 70, amparados por `”civiles” armados vestidos de camuflado de la estrategia paramilitar?

Por qué las operaciones militares se desarrollaron inicialmente n en el entorno de la Zonas Humanitarias de CAVIDA, justo en la época de siembras, en las que se asegura la alimentación tradicional del arroz, del maíz y del plátano por un año?

Cuál es la intencionalidad en la que confluye también la estrategia de control de tipo paramilitar en Tumaradó, donde no es posible la circulación de bienes y de personas, sin la autorización y el aval paramilitar? Se han perdido terrenos preparados para las siembras, quién resarcirá los nuevos daños al proceso de CAVIDA?

Bogotá, D.C 3 de junio de 2003

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ