REINALDO PERDOMO HITE

Asesinado el 12 de agosto del 2.003

MEMORIA Y JUSTICIA

Hace 5 años, un martes 12 de agosto del 2003, hacia las 8:00 de la noche REINALDO PERDOMO HITE, fue asesinado por “civiles” armados de la estrategia militar encubierta, frente a su casa en el barrio Ciudad Porfía de la ciudad de Villavicencio, departamento del Meta.


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REINALDO, una hora más tarde de llegar a su barrio de refugio en Porfía, de la calle le gritaron que pasara al teléfono, como era costumbre salió a contestar la llamada, no había nada que temer habitaba en un barrio donde todo es familiaridad, la solidaridad popular.

Nadie podía imaginarse en ese momento que un sicario estaría al acecho listo a atentar contra su vida. Un primer tiro, dos más contra su cabeza, y con la tranquilidad que da el cálculo de la muerte, el sicario caminó con el revólver en la mano hacia la calle principal del sector de Ciudad Porfía, pasando a pocos metros de la estación de Policía.

Hace cuatro años tiros en su cabeza, destrucción física de la mente, pero no de sus ideales ni de sus sueños, que fueron materializados por su familia y miembros de la Comunidad Civil de Vida y Paz – CIVIPAZ, que regresaron a la región del Alto Ariari, habitando una Zona Humanitaria desde el 18 de marzo del 2006. Zona Humanitaria, como mecanismo de protección de la vida, que REINALDO conoció en mayo del 2003 cuando fue al Cacarica a participar de la visita IN LOCO de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos _ CIDH. REINALDO compartió con ellos el drama de su desplazamiento y el de su comunidad, las decenas de crímenes cometidos por el Estado colombiano en su región, pero también su sueño y el de muchos, de retornar a sus tierras.

Al regresar a Villavicencio, REINALDO compartió con el resto de su comunidad la propuesta de Zona Humanitaria como el mecanismo para regresar a la región y estar más cerca de sus fincas. Propuesta que desde junio del 2005 se inicio y hoy es una realidad en la región del Alto Ariari.

REINALDO no pudo retornar a su tierra en cuerpo presente, pero está en ella a través del regreso de su familia y la Comunidad Civil de Vida y Paz.

REINALDO militante del Partido Comunista, líder campesino, Defensor de Derechos Humanos del Ariari, impulsor del Comité Cívico de los derechos humanos del Alto Ariari, campesino caficultor, constructor de alternativas sociales, leñador, fue desplazado del caserío La Esmeralda, municipio de El Castillo desde el 2002, en desarrollo de una actuación contrainsurgente de las operaciones mixtas de militares de la Fuerza de Despliegue Rápido FUDRA, del Batallón 21 Vargas y de unidades de “civiles” armados de la estrategia paramilitar, quienes consolidaron su presencia en los cascos urbanos y las zonas bajas.

Su familia fue parte de la gran diáspora de más de 700 familias del Ariari. En su condición de desplazado, de perseguido político por ser parte del Partido Comunista fue curtiéndose en el coraje frente al miedo, en la creatividad popular frente al dolor. Nunca dejo de buscar la respuesta estatal ante centenares de crímenes, nunca apostato de sus sueños, a pesar de todo.

Sus palabras se hacen presentes en la memoria de quiénes habitan hoy el Alto Ariari, pues antes de ser asesinados expresó: “no debemos huir por más persecución que exista, debemos resistir y por eso debemos retornar, no podemos repetir la historia de huidas, es tiempo de construir la esperanza en nuestras tierras, es necesario regresar, ahí está nuestra dignidad” , dignidad expresada en el regreso de 23 familias de la Comunidad Civil de Vida y Paz a la Zona Humanitaria en el Alto Ariari, dignidad expresada a través del retorno a la fecha de más de 300 familias a varias de las fincas de las 18 veredas de la parte alta del municipio El Castillo.

El próximo 5, 6 y 7 de septiembre, se realizará un acto de conmemoración en la vereda La Esmeralda, en su memoria y también en la de las decenas de hombres y mujeres que han sido víctimas de los crímenes del Estado en esta región de los llanos orientales.

Bogotá, D.C Agosto 12 de 2008

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ