Pacto con PARA fisuras

El salto al escenario político del paramilitarismo -para estado- como expresión explícita de poder en diversas ramas de decisión ocurre con las fisuras propias de un nuevo ordenamiento ‘”pacto” en trance. El reconocimiento en el ascenso del poder de una nueva clase dirigente vinculada con la estrategia criminal encubierta y el tráfico de drogas no ocurre perfectamente, a pesar del consentimiento social mediático -radio y televisión- que lo sostiene.


Más allá de los llamados “destapes” coyunturales, de lo que mediáticamente se ha llamado la infiltración paramilitar, por ejemplo, en el DAS y otras instituciones, hecho que pueda ser o no usado electoralmente por los otros candidatos a la presidencia, lo que se observa es la conformación de un proyecto de Estado entramado con lo paramilitar y lo narco que impele a una participación en el sector dominante de un nuevo sector social. Sector social que desde la década de los 80 ha tenido la pretensión de ser reconocido no solo como trabajador de lo “sucio” si no como sujeto de poder “limpio”.

Ese ascenso o participación en lo dominante impulsa a la configuración de un nuevo pacto, en que sectores terratenientes, ganaderos, traficantes de drogas ligados a lo paramilitar son parte del poder, lesionando intereses de dominio y de control de sectores que en el pasado ostentaron ese poder de modo exclusivo. Se trata de alguna manera, de un nuevo pacto que impone nuevas relaciones en lo político, lo jurìdico, lo social, lo militar / reingeniería/ que facilita al nuevo actor socio económico legalizar su capital en lógica del mercado mundial. Este acuerdo supone el silencio como actitud de compensación por el trabajo realizado, un nuevo entramado de seguridad que desarrolla un papel estratégico en lo nacional y lo internacional en relación con Venezuela, con Bolivia, con Ecuador.

Los hechos y los nombres de personas vinculadas a actividades ilícitas -dentro de la lógica del capital- y en estrategias paramilitares en círculos cercanos a la actual campaña del Presidente URIBE, caso de RAUL MONTAYA, asesor en el Magdalena: de dos personas con antecedentes de vínculos con el trafico de drogas, uno de ellos responsable de atención a desplazados en Urabá y Bajo Atrato en ACCION SOCIAL, y el otro en programas de reinserción de paramilitares, ambos familiares de JOSE OBDULIO GAVIRIA, asesor del primer mandatario son y serán pan de cada día.. Ya no solo se trata del DAS, del INCODER, de FINAGRO, de la SUPERINTERDENCIA DE SEGURIDAD, también de ACCION SOCIAL y de los propios integrantes de la CAMPAÑA.

No es una simple infiltración sino el nuevo orden de cosas en construcción, el ascenso y la legitimación de lo narcoparamilitar en el poder público, y la identidad en un proyecto político autoritario y feudal conforme a lógicas de privatización. Por eso la agenda legislativa después del 20 de julio propiciará la aprobación de nuevas leyes restrictivas sobre Derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, como la nueva ley de tierras, la ley de aguas, la limitación a la Tutela, modificaciones que contarán con un congreso dominado por esa imposición de poder si no una corte constitucional controlada por esas mismas mentalidades conservadoras.

Ese pacto en construcción seguirá usando de la guerra sucia. Existen síntomas de esa tendencia, como hipótesis, la serie de “extraños” asesinatos, que parecieran inaugurar nuevas modalidades de guerra sucia contra círculos del entorno de quiénes cuestionan, disienten, dudan, nos referimos a los asesinatos de JORGE GOMEZ, asesor de la senadora PIEDAD CORDOBA, a ALVARO GARNICA, miembro del Polo Democrático Alternativo, y el de hermana de Director del Partido Liberal, CESAR GAVIRIA, LILIANA GAVIRIA y su escolta, en medio de partes de victoria del desmonte paramilitar y de la presentación en sociedad, anticipada pero igualmente pública, del nuevo nombre bajo el cual se realizará la nueva fase de estrategia paramilitar Autodefensas Unidas Independientes, AUI, conformada por los sucesores de los viejos mandos con los nuevos, viejos, “civiles” armados de la estrategia paramilitar como se conoció en un reciente informe radial de Radio Caracol.

La suma de hechos muestran las fisuras en ese pacto, y la permanente tentación del uso de la guerra sucia como mecanismo de imposición, de control y de impunidad. Advertencias, llamados de atención, aleccionamientos colectivos, amenazas de muerte solo pretenden decir que el nuevo poder hegemónico usará lo encubierto. Sea bajo el nombre de AUI, de Frente Social por la Paz o de operaciones militares o policiales “clandestinas”. La estrategia estará actuante como mecanismo de terror, de control, de disciplinamiento.

Por eso no deben menospreciarse las veladas amenazas del mes pasado a GLORIA CUARTAS, a CARLOS LOZANO, a HOLMAN MORRIS, al Padre JAVIER GIRALDO, uno de los fundadores de nuestra Comisión de Justicia y Paz. Es el nombre de la misma estructura, Frente Social por la Paz, la que hace un año hizo su primera acción pública en desarrollo del Segundo Encuentro Nacional de Victimas de Crímenes de Estado con el intento de ingreso a la misma y la pega de decenas de afiches en los postes aledaños al lugar del evento y luego con montajes pagos de prensa en El Tiempo involucrando a ASFADDES y a Justicia y Paz en apreciaciones confusas. O las posteriores amenazas proferidas a algunos de sus integrantes.

La divulgación de informes en la prensa o las revistas son signo de las fisuras entre lo viejo dominante y lo que está en construcción. No es extraño entonces creer, que es posible, que algunos de los miembros de la COMISION NACIONAL DE RECONCILIACION Y REPARACIÓN, CNRR, hayan sido amenazados por estructuras de tipo paramilitar como lo expresó EDUARDO PIZARRO en un reciente foro en Barcelona, o el que un integrante de la CNRR acabe de referirse a la situación en el Curvaradó, el Cacarica, El Salaqui, El Truandó expresando que los paramilitares están comprando tierras, mientras que LUIS ALFREDO BERRIO, más conocido como el “Alemán”, mando de la estructura paramilitar del Bloque Elmer Cárdenas”, expresó a través de El Espectador en la edición de hoy Domingo, indicando: “Nosotros no tenemos un centímetro de tierra y no es cierto un informe de la Procuraduría, las ONG a nivel internacional y la Iglesia, donde se sostiene que El Alemán se está robando estas tierras para sembrar palma africana. Pero el Incoder dice que esas tierras son de honorables empresarios, entonces le escribí una carta al Procurador pidiéndole que me diga si las tierras son de honorables empresarios o del bloque Élmer Cárdenas. Si dijeran que esas tierras son del Élmer Cárdenas, tendría 5.500 hectáreas de palma para atender a las víctimas del conflicto en Colombia”.

La nueva fase paramilitar combina el escenario de legitimación social, política, económica, jurídica con las viejos mecanismo de represión y la reingeniería militar en curso a través del Plan Colombia u Plan Patriota. El trabajo no está terminado plenamente ni las concesiones han sido recibidas a plenitud. El paramilitarismo no atacó a las guerrillas, estas existen, no las acabo. La política de seguridad no ha logrado derrotarlas, todas las concesiones no han sido respondidas en las 35 desmovilizaciones, falta un trecho por trabajar, hay obstáculos que es necesario controlar o desterrar.

Persisten las victimas de los crímenes cometidos por esta estrategia estatal afirmando sus derechos, se multiplican formas de resistencia civil y de afirmación sobre territorios, sectores civiles de la solidaridad internacional logran limitar alcances a procesos falsos de desmovilización, la región Andina se comporta de un modo diverso en lo económico frente al Tratado de Libre Comercio., por lo que todavía son necesarias la estrategias de tipo paramilitar.

Es claro que el nuevo pacto público ha privilegiado un sector de carteles y de estructuras paramilitares, que este solo posibilita el ascenso social en esta etapa de algunos, pero no hay condiciones totales de pacificación y de silenciamiento en el país. La desmovilización de 30 4000 “civiles” armados de la estrategia paramilitar se ha ido convirtiendo en proceso de removilización, traslado de hombres de estructuras armadas, recomposición de cuadros dirigentes militares, focalización territorial en diversidad funcional con las Fuerzas Militares. Aún es necesario un papel de desalojo territorial en Colombia y regionalmente es posiblemente importante sus tareas mercenarias.

Ha sido evidente que los escándalos continuos no generan en el fondo la reacción pública similar a la que ocurrió en el gobierno de SAMPER PIZANO. El alcance hoy de legitimidad de la legalidad se explica por la complacencia tácita con el modelo de Estado que se está construyendo, pues se SIENTE, pues se CREE, que el país ha cambiado, que hay democracia, y los “terroristas” están derrotados. No importa creer que es mentira para el grueso de los colombianos. Es una mentira importante para los inversionistas internacionales o nacionales. Igual no importan los medios, siempre y cuando, sus fines se preserven.

Desde los sectores de poder nadie se pronuncia sobre lo estructural porque el modelo de Estado está asegurando la privatización territorial, la flexibilización de la normatividad sobre predios colectivos, permite la subasta forestal, la de los paramos y la del agua, y la explotación de recursos mineros, se asegura la supuesta legalidad de las inversiones en el Bajo Atrato, en el pacifico, en el Putumayo, en Arauca, en Catatumbo, en la Guajira, en el Nudo de Paramillo, en el Atlántico, Cuando no es la coca, es la palma, cuando no es esta, es la ganadería extensiva o los búfalos. Cuando no es esta, es petróleo, cuando no es petróleo, cuando no es materia prima para tecnología de punta. Cuando no es lo uno ni lo otro es caucho… depende de lo que requiere el mercado, depende de lo que quiere el comprador o de lo que impone como uso la privatización corporativa.

Otro escándalo más sobre los vínculos del poder establecido con los narcoparamilitares no trascenderá más allá de lo debido, estamos en trance del nuevo pacto. Otra información sobre la posesión paramilitar de lo estatal está en los cálculos como parte de las fisuras en la paramilitarización institucional y social del país. Las inversiones son compatibles con el pragmatismo, y eso significa, impunidad en la muerte violenta, legalización de lo mal habido, aval al crimen que ha sido perfecto. Negocios son negocios. La única “ética” posible es la ganancia y esta contempla el silencio y la lealtad.

En lo militar es la misma lealtad, al ser funcional a una estrategia imperial es aceptable la reingeniería paramilitar, aceptable la institucionalización paramilitar, la financiación por miles de millones de dólares de la estrategia militar estatal y la removilización para la nueva etapa de estrategia paramilitar. Y los medios de información que aparecen como fiscalizadores a nombre de la opinión van a callar, no por la ausencia de garantías de independencia, si no por justo, todo lo contrario, la dependencia que se tiene en los medios del mercado. Igual lo que ha pasado ha recibido el beneplácito de un Arzobispo, por una RECONCILIACION teatral, a CUALQUIER COSTO, vale la pena legitimar el poder establecido, cuidar los propios intereses. Desde ya se sabe que todo lo que se denuncie sobre lo mismo, el nuevo poder hegemónico para estatal, será tergiversado, minimizado, descontextualizado

Estamos como siempre, disfrutando del placer de la costumbre, la costumbre es parte de la dominación. El nuevo pacto requiere RECONCILIACION..Las víctimas atendiendo a los victimarios, que son en esta realidad “las víctimas”. La CONVIVENCIA JUNTOS en proyectos productivos es la ALIANZA ESTRATEGICA par el mercado mundial, es el símil de los principios de la ética empresarial. Se trata de la legitimación del paso de `pequeño poseedor, de propietario colectivo a la empresa asociativa. Ya no como dueño si no como ASOCIADO a los victimarios, como trabajador y como deudor de los que despojaron violentamente. Nada ha pasado de tal manera que pueda pervertir el mercado. La reconciliación es un negocio productivo. Estamos felizmente esclavos.

Los 30 400 “civiles” armados de la estrategia paramilitar son para el comisionado de Paz, LUIS CARLOS RESTREPO, el signo de que el paramilitarismo ha terminado, el signo del desmonte de esa estrategia encubierta del Estado. Malas noticias se han removillizado Olvida en medio de esta costumbre mediática, que los paramilitares en la realidad no se han desmontado, que han cobrado nuevas formas en aparatos de seguridad del Estado, que ahora pasan como agentes estatales, que actúan en cooperativas de seguridad productivas, en la Palma y el Banano en el Atrato. Olvida por supuesto que la involucramiento de los civiles en estrategias militares de Estado es otra forma de lo paramilitar. Olvida que la removilización es la reingeniería paramiliitar pues aún no han terminado la tarea, y los pobladores civiles y quienes afirman su dignidad son blancos militares, pues todos no fueron judiciliazados ni desalojados, por eso tienen que existir de remozadas formas, porque no ha logrado desalojar y posesionarse de todos los territorios.

Tiene que existir porque la dignidad de los víctimas y de los ciudadanos que han dicho no aún persiste. Existen no por la guerrilla si no porque hay gente que en Colombia aún dice no a ese proyecto autoritario, afirmando la vida, la preservación ambiental, y proponiendo otras formas de calidad de vida, de proyecto de país. Olvida porque es parte de la costumbre el olvido, o la omisión de que los que sirvieron a los crímenes de lesa humanidad, son ellos la nueva clase en ascenso social, que lavan su activos del trafico de drogas, lo invierten en las apuestas del chance, en empresas de palma, en el sector financiero. Olvida que nacieron como estrategia del Estado y que por eso mismo hay que obviar el origen de su estructura criminal, la forma de financiarse y las fortunas por ellos amasadas, creadas en dolor, en sangre, en destierro. Hoy un grupo de ellos son un capital importante para los negocios del mercado.

El paramilitarismo como estrategia militar está en reingeniería en lo militar y en legitimación e institucionalización en lo político, lo económico, lo jurídico son sujetos de lo hegemónico no simplemente espectadores o guardianes de los privilegios de otros. Los sectores paramilitares se reciclan en el nuevo pacto, con alto costo para el país, para las victimas de crímenes de Estado, para los Desplazados, los desterritorializados. Los escándalos seguirán pero solo el despertar de la dignidad será el camino que allane la verdadera paz y la democracia. .Las fisuras son los síntomas de ese pacto.

Adjunto
• Artículos de Revista SEMANA, El Tiempo, El Espectador, Nuevo Herald de Miami sobre la renuncia de director de Campaña de URIBE en el Magdalena por relaciones con traficantes de droga
• Reporte de Caracol Radio sobre AUTODEFENSAS UNIDAS INDEPENDIENTES
• Opinión El Tiempo Maria Jimena Duzán
• Opinión El Espectador Felipe Zuleta
• Opinión Semana Antonio Cabellero
• Nota de prensa de El Tiempo sobre la compra de tierras en el Urabá
• Nota de prensa de El Tiempo sobre hermanos de asesor presidencial que estuvieron vinculados con el tráfico de drogas