P. Tiberio Fernández, Alba Isabel Giraldo Fernández, Oscar Pulido Rozo, José Norbey Galeano Cuartas

Han pasado 15 años desde el asesinato del P. Tiberio De Jesus Fernández Afla, Párroco de Trujillo, de su sobrina Alba Isabel Giraldo Fernández, del arquitecto Oscar Pulido Rozo y el conductor de la parroquia José Norbey Galeano Cuartas.
Memoria y Justicia
15 años de impunidad
15 años de Esperanza

17 de abril de 1.990- 24 de abril de 2005


“Si mi sangre contribuye para que en Trujillo amanezca y florezca la paz que tanto estamos necesitando, gustosamente la derramaré”
P. Tiberio Fernández M.

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Foto Parque Monumento – Trujillo – Valle

Ha pasado el tiempo en la impunidad. El tiempo es también impune. La memoria es el resorte de almas que se afirman en la libertad. En Trujillo pareciera existir un sino trágico, lo que vivió hace 15 años es parte de la historia hoy. Se pretende imponer el terror y el olvido.

El 17 de abril de 1990, hace 15 años Tiberio Fernández fue desaparecido por la estructura criminal conformada por narcotraficantes, militares y policías, que operaban con el apoyo del Batallón Palacé de Buga y del Distrito de Policía de Tulúa. A TIBERIO DE JESÚS FERNÁNDEZ MAFLA, Párroco de Trujillo, a su sobrina ALBA ISABEL GIRALDO FERNÁNDEZ, al arquitecto ÓSCAR PULIDO ROZO y el conductor de la parroquia JOSÉ NORBEY GALEANO CUARTAS, los detuvieron y desaparecieron arbitrariamente en un puente cerca del río Cauca, los victimarios condujeron a la hacienda Villa Paola, propiedad del narcotraficante Henry Loaiza, donde posteriormente fueron torturados y ejecutados.

Cinco días después, un 23 de abril, el cuerpo sin vida del Sacerdote apareció en las aguas del río Cauca. Un cuerpo, la historia de su vida descuartizada, mutilada en varios pedazos pretendió desmembrar la verdad. Pero la memoria, el cuerpo social, que la lleva, los rastros de ese cuerpo continuaron gritando lo que allí pasó, animan la palabra para seguir diciendo lo que hoy pasa.

El extenuante y lento proceso jurídico en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos logró que el Estado Colombiano reconociera su responsabilidad en 34 Crímenes, de un grupo de 308, cometidos por responsabilidad estatal entre 1.986 y 1.994. Ha pasado el tiempo las reparaciones materiales y morales a las víctimas de la masacre sistemática de Trujillo, las Recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, continúan sin cumplirse. Todas ellas se enfrentan a los muros de la impunidad, de la burocracia y de la planeación institucional, y los intereses mezquinos ocultos en formalidades de solidaridad y de responsabilidad, actuaciones todas que se conjugan en un mismo propósito el olvido. Daniel Arcila relató ante diferentes instancias de la justicia colombiana los hechos, a pesar de la coherencia de su testimonio como testigo de varios crímenes, se le pretendió mostrar como enfermo mental, los victimarios fueron absueltos en primera y segunda instancia en la jurisdicción penal ordinaria, en la penal militar y en la Procuraduría Delegada para los Derechos Humanos.

Hoy los victimarios continúan en libertad, los responsables de la ejecución, los instigadores y los que alentaron la destrucción de millares de vidas viven en plena movilidad. Las mentalidades, las estructuras criminales de ayer, hoy continúan imponiendo un modelo de relaciones sociales. Las viejas prácticas y métodos de terror hoy son pan de cada día en medio de políticas de seguridad institucional.

Los victimarios están en libertad, presos de su propia inconciencia, subsumidos en la soberbia del poder, en la obsesión continúan con sus mismos métodos de terror, en una cadena desenfrenada de posesión de tierras, de ampliación de fronteras agrícolas para siembras ilegales de todo tipo, amparado en la actuación y la omisión, práctica estructural, del Estado Colombiano. Han pasado 15 años y en Trujillo y cerca de 15 fosas comunes con restos de cuerpos e historias humanas, de más de nuevas 200 víctimas del 2002 al 2004 se encuentran allí, como parte del paisaje natural parainstitucional. Las 15 fosas son el reflejo de lo que ha continuado ocurriendo en estos 15 años, de impunidad, de pretensiones de imposición del olvido

El cuerpo de Tiberio, cuerpo social hoy exhuma sueños de una sociedad con justicia, continúan haciendo presente la barbarie que allí aconteció y el grito por la Verdad y por la Justicia. Moreros, campesinos de la tierra, trabajadores de la madera, cafetaleros, jóvenes en vida de la modernidad fueron las víctimas, los mismos sectores que hoy continúan siendo perseguidos y aniquilados sistemáticamente. Vidas, cuerpos historias de vida, proyectos de vida a los que se les ha impuesto la muerte indigna, el silencio… pero la memoria, el cuerpo presente hoy continúa haciéndolos vivos, presentes, invocando la historia, el futuro de que Nunca Mas, lo vivido, lo que hoy se vive deberá repetirse, hoy se alienta una afirmación la impunidad no es la última palabra.

Hoy la memoria de Tiberio, la de millares de víctimas de la masacre de Trujillo, continúa aparentemente silenciosa, subestimada, pero abriéndose camino como afirmación de la verdad en un parque monumento, en múltiples comunicaciones que exigen remover los muros de la impunidad, en la persistente resistencia de un puñado de familiares de víctimas, signo de la esperanza, signo del amor ante la desesperación y la ambición.

Bogotá, D.C. Abril 23 de 2005
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ