Mi primer año de gobierno, por Jaime Garzón

En el aniversario de la muerte de Jaime Garzón, recordamos esta columna en donde su personaje Emerson de Francisco rinde cuentas de su gestión.

Publicado originalmente en Revista Diners No. 259, octubre de 1991.

Zoociedad, el programa humorístico de la televisión que tanto ha dado de qué hablar cumplirá un año el próximo 31 de octubre. Su presentador estrella analiza su gestión de estos doce meses.

Compatriotas:

Este próximo 31 de octubre cumplo un año al frente de los desatinos de la nación. Ciertamente ha sido un año lleno de alegrías y, como quiera este cargo no lo he buscado por placer, sino que lo he aceptado como cuota de sacrificio por mi vocación de servicio al país, de buen grado lo he asumido, con serenidad y resignación republicana. Pero, como decía el famoso y recordado ex Presidente y jefe natural del partido, muchas son las dudas que nos asaltan, o mejor dicho, con las que los políticos solemos asaltar a los incautos. Es por ello que puedo afirmar, sin que se me caiga cara de la vergüenza, que este ha sido un año muy positivo en materia de orden público y lucha contra la inflación. Como bien decía mi padre, a la gente hay que creerle. El problema es que la gente no le cree a uno, pero eso es otra cosa.

Durante mi mandato he reafirmado una vieja tesis que sostengo siempre: en política, el éxito consiste en el adecuado uso de la mágica palabra plebiscito. Con ella podemos hacer aparecer o desaparecer actos legislativos, reformas, propuestas y promesas, cual mago que saca conejos de su sombrero. Basta recordar la Asamblea Nacional Constituyente, aún en proceso de corrección, redacción y reincorporación a la vida civil. Como dice el viejo bambuco de mi tierra campesina, cuántas promesas, cuántos desengaños…

Fue un año muy interesante en materia de telecomunicaciones. Con el sistema Crysis vía satélite, logré entrevistar al secretario de Estado, James Baker, y revelar la “chiva” histórica de que Baker es en realidad Baquero, Jaime Baquero, el del colegio. Informé desde Moscú acerca del frustrado golpe que tuvo como resultado el nombramiento de un ministro de Defensa civil. Durante la guerra del Golfo implanté un centro de recepción internacional que operaba de acuerdo con las

Siguientes instruciones: descuelgue la bocina, espere el tono, introduzca una moneda, marque el número deseado.

Descubrí también en que consistía el lío de la doble nacionalidad: dialogar en Caracas y poner bombas en Colombia. Gracias a mí, el país tomó conciencia de que los miércoles, como todos los miércoles, son miércoles de 1991. Hice del miércoles un día de reunión familiar obligada alrededor del televisor, casi un día festivo, que solo será completo cuando los profesores se abstengas de castigar a sus alumnos poniéndoles tareas para el jueves.

Gracias al hábil manejo de la telefonía rural, invité al escritor Gabriel García Márquez a Caracas a Caracas, a Tulio Ángel al Jockey Club, elaboré la lista definitiva del senado del M-19, organicé a nombre de Abelardo una velada en la casa del Maestro Obregón, y hasta Teresita Román de Zurek alistó su hermosa casa del barrio Manga para que yo realizara en ella un programa de mi serie Un día en la vida de…

Mención aparte merece mi trabajo social en favor de los menos favorecidos. De la misma manera que Jaime Jaramillo saca niños de los Andes de las alcantarillas, varios fines de semana saqué niñas de la Javeriana de los bares de la Calle 82. Ha sido mi mandato terreno fértil para la improvisación de caracteres diversos. Un adecuado manejo de la fonética inglesa adaptada al idioma castellano me permitió aparecer al lado de Histérica Schutz repitiendo datos irrelevantes sobre el porcentaje de norteamericanos que prefieren la salsa de tomate a la mayonesa cuando hace sol en las tardes de otoño.

De la misma manera, informé al mundo que a Mahatma Gandhi el blanco le sentaba bien, pero muy bien. “Esfero” en mano fui Habladorita Vital y convencí al país de la necesidad de leer cada domingo la columna Contraescape de mi amigo Enriquito Santos Calderón. El manejo adecuado de patrocinios ha hecho de mi noticiero el más premiado de la televisión colombiana, siendo el Simón Gaviria el galardón más importante hasta ahora conseguido. No quisiera terminar sin agradecer a mis imitados especiales, sin cuya colaboración hubiera sido imposible llevar a buen puerto esta nave. Compatriotas: bienvenidos a la nueva licitación.

Fuente: http://revistadiners.com.co/actualidad/27964_mi-primer-ano-de-gobierno-por-jaime-garzon/