Los Uribe, ¿distanciados?

Como la Corte Suprema está cerca de dictar sentencia sobre su caso, Mario Uribe Escobar trató de usar una entrevista de Semana para jugarse la última carta de su defensa, con argumentos que, supongo, habrá meditado con su abogado y con algún asesor político pero que, francamente, no son inteligentes ni mucho menos creíbles.


La afirmación de que una especie de liga de bandidos (Pitirri, Mancuso y ahora El Tuso) mintió sobre él sólo porque era primo del Presidente y que, en cambio, aciertan los que lo absuelven (Eleonora Pineda o el Procurador), no resiste un mínimo examen. Así que pasémosla por alto. Más bien fijémonos en la más impactante de sus respuestas, o sea la de que Álvaro Uribe lo “traicionó”, o no, mejor, le “dio la espalda”. Primero, esa carambola no influye en el criterio de la Sala Penal: nada tiene que ver que los magistrados odien o amen a Uribe V. Las pruebas del proceso definen la suerte del acusado. Lo demás es cuento. Segundo, qué mala memoria la del ex senador. Hace apenas un mes supimos por boca del defensor visible de Uribe E., que el ex presidente declaró ante la Corte, a petición del inculpado, y que lo hizo, cómo no, a favor de su pariente. El 13 de septiembre, El Espectador y otros medios reseñaron que “El ex presidente Álvaro Uribe aseguró que el éxito electoral de Mario Uribe (aspirante al Senado en 2002) fue el resultado de la buena acogida que tuvo la campaña política que él (el ex mandatario) y sus coequiperos (Uribe E., entre ellos) protagonizaron y no al apoyo de grupos paramilitares”.

Eso no es todo. El ex jefe de Estado no ocultó su “dolor” cuando su familiar fue detenido por el CTI en abril de 2008. Lo cantó en un inusual comunicado de la Casa de Nariño: “La medida de aseguramiento contra el senador Mario Uribe, me duele”, que confundía las emociones del Presidente con los asuntos oficiales. No podemos olvidar que la denuncia penal de Uribe V. contra César Julio Valencia en esas mismas fechas, se origina en el primo. El ex magistrado Valencia sostuvo y se niega a retractarse, que Uribe lo llamó desde New York, alterado, para mencionarle, fuera de otros temas peliagudos, la investigación contra Uribe E. Esa llamada se hizo el día que la Sala Penal le abrió indagación al entonces congresista. Debió ser pura coincidencia.

Por eso y por otros detalles reveladores, la frase que el procesado pronuncia refiriéndose al ex mandatario: “Muchos nos atribuían una cercanía que realmente no teníamos”, suena a chiste. La familiaridad de ellos es de este corte: en 1986 Uribe Vélez y Uribe Escobar aspiran en una única lista, al Congreso: Uribe V., al Senado; Uribe E., a la Cámara. Los dos son elegidos y reelegidos en el 90 y en el 91, después de que la Constituyente revocó el Congreso anterior. En 1994, Uribe E. es elegido senador y Uribe V., gobernador de Antioquia. Ayuda mutua. En 2002, un movimiento que irónicamente se denominaba “Moral” y que lideraba Uribe E., trabajó por la elección de Uribe V. a la Presidencia. En su lista de aspirantes al Congreso incluyó a Tulio Elí Chinchilla y José Obdulio Gaviria, después consejeros del Presidente. En 2006, Colombia Democrática de Uribe E. promueve la reelección presidencial.

Las notarías son otra faceta de las relaciones ‘primas’: dos hermanos de Uribe E. son notarios, uno en Bogotá, otra en Envigado. Un primo hermano, en Caldas (Ant.). Y una ex cuñada (tía de El Tuso), en Medellín, que reemplazó a un tío de Uribe E. La Corte podrá condenar o absolver al ex parlamentario, no lo sé. Sí me imagino que él no se va a salvar con historias fantasiosas. La Corte no es tonta. Los colombianos tampoco.

Cecilia Orozco Tascón