Las desigualdades en Davos

En el Foro de Davos los más diversos expositores manifestaron una abierta inconformidad con las crecientes de desigualdades en el planeta y advirtieron sobre sus repercusiones en el desarrollo de los países emergentes.


Después de 25 años de globalización, los países, con muy pocas excepciones, revelan una ampliación de la brecha entre ricos y pobres.

Los discursos no entraron en detalles sobre las causas. La sorpresa y la timidez de los líderes mundiales para entrar en un diagnóstico objetivo se explican por la resistencia a aceptar sus responsabilidades en el desbordamiento del modelo de libre mercado y el incumplimiento de los principios que han dominado el orden económico en los últimos 25 años. Dieron por hecho que el mayor acceso a la educación, la ampliación de las habilidades del conocimiento y la competencia se encargarían de convertir la opulencia y el progreso en equidad. Así, adquiriría forma práctica el principio de Adam Smith, de que los esfuerzos individuales por el lucro redundan en una extensión de los beneficios para toda la población.

Los resultados han sido muy distintos. La globalización aumentó la demanda por la mano de obra calificada y ha elevado la remuneración de los individuos exitosos. Por lo demás, la competencia internacional para exportar y generar superávit en cuenta corriente ha presionado el salario por debajo de la productividad. Para completar, las políticas monetarias y fiscales, que eran un tema resuelto, resultaron inadecuadas para contener el desempleo.

Asimismo, el principio de Adam Smith ha sido totalmente desvirtuado por los hechos. Los beneficios del capital son mas altos cuanto mayor sea su tamaño. Las grandes instituciones son más rentables en todas partes del mundo y están expuestas a externalidades que llevan a los gobiernos a favorecerlas en forma abierta o soterrada. Los agentes del sector financiero están en capacidad de asumir grandes riesgos y trasladar las pérdidas a los demás. Los mercados tienen todo tipo de defectos, como información asimétrica, daños ambientales y automatización, los cuales estimulan obtención de grandes ganancias, pero lesionando a los otros.

El balance es lamentable. La constante del universo es el aumento de las ganancias del capital, la reducción de los ingresos del trabajo en el PIB, la ampliación de la brecha entre trabajadores calificados y no calificados. El elevado consumo se mantiene con la valorización de activos que aumenta la riqueza de los estratos altos y la ampliación del crédito que baja la de los estratos bajos.

La salida dominante en los círculos influyentes consiste en eliminar las diferencias de oportunidades, que son intrínsecas del capitalismo y, en tal sentido, de difícil remoción por acciones puntuales. En la práctica, implica mejorar a los grupos bajos y medios sin bajar a los altos, y de ninguna manera acudir a procedimientos que reduzcan la eficiencia. La propuesta no perjudica a nadie, pero es inútil en los resultados.

La solución de fondo es un gran propósito nacional para conformar una estructura productiva en que la principal fuente de beneficios y el consumo estén en las grandes mayorías. El cómo varía con las características de los países. En el caso colombiano es necesario regular el sector financiero, cambiar las prioridades fiscales y monetarias, introducir políticas industriales y agrícolas, conectar al sector laboral con la macroeconomía y construir una política social de derechos y calidad.

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