La línea de la muerte

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La cifra de los muertos en el intento de cruzar la malla que separa a México y Estados Unidos, desde el 1994 hasta lo que va de 2008, superó las 5 mil personas. La última década del sigo 20 reforzó el cierre de la frontera y cambió la ruta migratoria de las ciudades fronterizas al desierto de Arizona. Cada vez es mas férrea la vigilancia que la policía de migración estadounidense impone para impedir el ingreso de latinos a su país. No obstante la vigilancia extrema, cada día, presionados por el desempleo, el hambre, la violencia hace que se lancen a la aventura de buscar una mejor vida en el país del norte. Los datos oficiales dan cuenta de la presencia de cerca de 40 millones de inmigrantes en USA, la gran mayoría de ellos indocumentados.


Las historias son desgarradoras. Decenas de mujeres madres solteras que han dejado sus hijos y tratan de buscar trabajo en Estados Unidos, son abusadas sexualmente en el viaje y terminan destruidas emocionalmente. Hasta 3 mil hombres, mujeres, niñas y niños de diversos países de Centro América, se cuelgan en el tren para avanzar hasta el límite fronterizo, arriesgo, como ha ocurrido muchas veces, de desprenderse por cansancio y perder la vida en la caída. Hay padres de familias de México o de cualquier país que empujados por la necesidad, parten solos a correr con los riesgos del cruce de la frontera. Cuando lo logran se emplean como constructores, cosechadores o en empresas de carnes que no encuentran mano de obra nacional para esos oficios. Recaudan dinero mensual para mandarle a su familia, luego se aventuran a recoger a su compañera en un viaje de vuelta por tierra que puede durar hasta 45 días caminando dejando a sus hijos con los abuelos y después de uno o dos años, cuando han logrado alguna estabilidad se devuelve el padre por sus pequeños.

Uno de estos papás, por ejemplo, se devolvió de Austin Minnesota, lejos de la frontera, a Chiapas por sus dos niños de 9 y 5 años, llegó a Reinosa México, esperó 3 días a que se completara el grupo de 25 personas para cruzar, pagó 1200 dólares a los coyotes por cada niño, caminaron hasta McAllen en Estados Unidos y desde allí emprendieron el gran viaje de 45 días hasta Houston, Texas. Sus hijos los confiaron a coyotes, desconocidos, quienes abordaron, con otros niños el viaje. Los cerca de 25 adultos que anduvieron por tierra fueron “correteados por la migra” que capturó a 20, solo 5 lograron llegar al reencuentro con sus pequeños en Houston.

El empleo es posible para el migrante si consigue papeles legales, no importa que no sean los suyos. El tráfico de documentos es un gran negocio conocido por las grandes empresas que los emplean y por las autoridades de las ciudades receptoras de Estados Unidos. Compran en el mercado clandestino, los tres documentos indispensables para ser admitidos: un número de seguridad social, la partida de nacimiento y el carné de ciudadanía, todos le cuestan alrededor de 2000 a cada migrante que pretende emplearse. Luego se acercan a transnacionales como las procesadoras de carne de cerdo QPP y HORMEL, para el caso de ciudades como Austin, Minesota, que les paga poco mas de 12 dólares por hora, ingreso, mucho mayor, que el que recibirían en México o en cualquier ciudad latinoamericana, por desempeñar ese u otro oficio similar.

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El problema es sostenerse en Estados Unidos. Las redadas a las casas son frecuentes. Aunque cuentan con vehículo, lo usan, sobre todo para ir de la casa al trabajo, pues no poseen licencia de conducción. Varios han sido agarrados cambiando una llanta al vehículo en la orilla de una carretera.

En todo caso abrigan la lejana esperanza de que el nuevo presidente de Usa Barack Obama, cambie algo las cosas en su favor, aunque el silencio sobre el tema de los migrantes, en la campaña, fue elocuente, en un país en crisis económica, que abre las puertas al dinero y las sierra a los trabajadores que venden barato su mano de obra al sector productivo norteamericano en esta esquizofrenia del mercado.

Las que no cruzan

Ciudad Juárez, México, se ha hecho famosa por las maquilas, llegaron a tener 400, como por los crímenes de los que han sido víctimas niñas, adolescentes y jóvenes mujeres. Muchas familias son devueltas a esta ciudad luego de un intento fallido de ingresar a los Estados Unidos, por un tiempo se quedan a sobrevivir y a arriesgar su vida. Una de ellas compartió en el encuentro del SICSAL México – Estados Unidos, que debió prostituirse por que ya no había trabajo en las maquiladoras que se estaban trasladando a China y “uno cuando entra al cuarto no sabe si sale muerto por que es mucha la brutalidad”, en una ciudad donde en lo que va corrido del 2008 los medios de información reportan alrededor de mil asesinatos en esta ciudad.

Los crímenes de mujeres, conocidos como feminicidios, son brutales y hieren la conciencia de la humanidad, su historia es larga en esta ciudad fronteriza, como lo testimonia una valiente mujer de la Fundación de Víctimas de Feminicidios de Juárez. Todo empezó con el secuestro de “Lilia Alejandra de 17 años, el 14 de febrero de 2001. Empezamos a difundir su desaparición en los medios y fue encontrada 8 días después con huellas de violencia, su cuerpo fue arrojado frente a la maquiladora donde trabajaba. Después de ellas centenares han sido secuestradas y aparecen con huellas de violaciones múltiples, torturas. Tenemos serios indicios de la complicidad de la policía que arroja a las niñas a los potreros, también de los grandes empresarios implicados en narcotráfico. Son los que mandan, ciudad Juárez está afectada por el narcotráfico, quien no se somete, puede perder la vida, los asesinatos de mujeres son ya famosos en Ciudad Juárez, tenemos 20 premios internacionales por oponernos, denunciar y buscar justicia. Si no logramos la justicia, que por lo menos la gente de ciudad Juárez conozca la verdad”.

Las hipótesis sobre la casa de estos crímenes, son diversas, como lo dice la “Casa Tabor”: “trafico de personas o de órganos, sacrificios satánicos de pandillas o de grupos de narcos, negocios de films sádicos o por uno de los sexual preditors conocidos, pero apenas “controlados”, en El Paso”.

Gracias al valor y la tenacidad de las madres y acompañantes, en noviembre de 2007 la Comisión interamericana la Comisión Interamericana de Derechos admitió los casos del años 2002 y se espera una futura resolución contra el Estado Mexicano por su responsabilidad ante estos crímenes que no cesan. En lo que va de 2008 han sido secuestradas, ultrajadas y asesinadas 84 mujeres.

Estructural vergüenza

Bush aprobó la construcción de una muralla para la frontera que cuesta 7 millones de dólares cada milla (1.6 kilómetros) y aprobó la contratación de una empresa de particulares para que administren las cárceles a donde llegan los migrantes, produciendo cambios significativos en el tratamiento a los indocumentados capturados, como lo analizó la hna. Katerin de Texas, religiosa de la misericordia, que se ocupa de acompañar a las prisioneras en los centros de detención para migrantes. Hace 5 años en estos reclusorios, había 6 mil camas y hoy hay 30 mil con una proyección a 60 mil para los próximos 3 años.

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El cambio radica en que las autoridades migratorias procesaban a los migrantes y los deportaban. Ahora los mantienen más tiempo en prisión porque las corporaciones contratistas que están construyendo los centros y los administran, reciben 90 o 95 dólares diarios por cada migrante recluido. Estos mercenarios de la migración reciben personas detenidas, solamente por que cruzaron la frontera sin papeles, ahora están criminalizando el cruce, les están dando tratamiento de terroristas a los indocumentados. Desde el 11 de septiembre el gobierno de Estados Unidos constituyó la entidad “Home Land Segurity” (seguridad de la Patria), de la que depende la estructura migratoria y carcelaria. “Las mujeres me dicen: no se por qué me están tratando como criminal, me siento como cucaracha, que pueden hacer cualquier cosa con migo’”, testimonio Katerin. Anualmente, las muertes de migrantes que cruzan la frontera por el Estado de Texas, asciende a 450 personas.

Resistentes acompañadas

Buena parte de la verdad que gritan las víctimas de los crímenes de mujeres y de la injusticia social estructural que se expresa en las migraciones, está soportada por el acompañamiento de un puñado significativo de mujeres y hombres de México y de los Estados Unidos, que se resisten a la política migratoria de su país que genera exclusión y muerte.

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En Ciudad Juárez, México, Emilia, Peter y Betty desde hace 13 años conformaron la comunidad “Casa Tabor”, ubicada en Ciudad Juárez. En su casa, en un barrio popular de la ciudad fronteriza acogen y recogen. Es lugar de paso de peregrinas y peregrinos, la mayoría estadounidenses que quieren conocer la realidad de muerte de la que la frontera con su país, es escenario. Recogen uno a uno los nombres de las y los migrantes asesinados, desaparecidos o muertos por inanición. Las paredes de su oratorio están llenas de los nombres de las y los que murieron en su intento por franquear el abismo fronterizo. Después, solo a algunos centímetros se conectan con la ola de las mujeres y hombres que entregaron su vida en sus resistencias o en sus acompañamientos: Monseñor Romero, Gerardi, Gerardo Valencia, Jesuitas del Salvador, Rutilio Grande, 141 asesinados del Curvaradó y Jiguamiandó, 85 del Cacarica, 200 de Dabeiba en Colombia, tantos y tantos que en toda América latina han sido testigos de esperanza y dolores, víctimas de la injusticia en su búsqueda de Justicia. La Memoria y las articulaciones, podemos ubicar, atrevidamente, marcan la misión de esos viejos herederos de la teología de la liberación, de lo mas auténtico de los sueños libertarios que hicieron misión en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Allí quedan, en otra destino, el de las migraciones.

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En Austin, Minnesota, dos hermanas Franciscanas de Lourdes, Ruth, entre ellas, resisten a la injusta legalidad de las ciudadanías para alargar el tiempo de estadía de los “mojados” que sobrevivieron el cruce del río Bravo o Grande y de los cientos que se aventuraron por el desierto hasta llegar a lo que consideran su redención. Dan clases de inglés, sirven de traductoras en los hospitales, avisan cuando la migra arma sus redadas, ayudan a tramitar permisos a los trabajadores de las fábricas para evitar que por una falta a la jornada, los destituyan, buscan cupos en escuelas para niños escolares, son centro de circulación de abrigo para redistribuirlo entre los migrantes. Con ellas, el apoyo de las Franciascanas de Lourdes, de su presidenta Tierney Truman, abierta, visionaria, solidaria que facilita las condiciones y abre espacios para que puedan continuar con su trabajo, mientras ella misma apoya defensores de derechos humanos que huyen de la muerte y a prisioneros, de todo tipo, en una de las cárceles de Rochester, Minesota.

En Anthony, Nuevo México, Katerin acompaña desde los centros de detención del régimen, a los latinos que cometieron el delito de desafiar la exclusión, pretendiendo incluirse forzosamente en un país que los repele como a cucarachas. Ella muestra con su solidaridad que la dignidad y la humanidad no la dan hablar inglés, los ojos claros, haber nacido en suelo de Estados Unidos ni la piel blanca.

Desde Washington Scott Wright, de Epica y el Sicsal, tiende puentes a la solidaridad, que no ha perdido su fuerza a pesar de los bombardeos que debió presenciar en plena guerra en El Salvador. El puñado de mujeres y hombres del pueblo de Estados Unidos que, impulsados por su fe, se jugaron la vida en la solidaridad con el intento de liberación de ese pueblo, es el mismo que, 15 años después, se las juega en la denuncia de la injusticia presente en el éxodo de los migrantes, y en el anuncio de procesos de transformación de las estructuras sociales que conduzcan a minimizar los procesos de exclusión.

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Ellas y ellos, junto a otras y otros, hicieron posible encuentros como la misa del 1 de noviembre, que compartió altar en territorio mexicano (Ciudad Juarez) y territorio de Estados Unidos (El Paso, Texas) para pedir que la malla que no hizo Dios, en esta porción del planeta, fuera derribada y que imposibilitó que el abrazo de la paz al que invitaron los obispos celebrantes se pudiera dar entre los dos pueblos presentes. Ese día, en medio de cantos, oraciones, bendiciones y homilías bilingües, 25 mexicanos saltaron la estructura metálica hacia los Estados Unidos, 5 de ellos fueron detenidos en ese momento por la “migra”, de los demás se desconoce su suerte.

Justicia y Paz, Colombia

Secretaría Ejecutiva Sicsal.

Noviembre de 2008