Energía nuclear

Las acciones para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, como el anhídrido carbónico (CO2), que contribuyen al calentamiento global, tienen efectos asimétricos en diferentes países y sectores.


Un aumento de algunos centímetros en el nivel del mar puede ser indiferente para Austria, pero no para las Islas Maldivas, que pueden quedar casi sumergidas si el nivel del mar aumenta 50 centímetros. Los impuestos al carbón golpean más a economías como la de Colombia, que es exportador de este combustible y de hidrocarburos. Los productores de gas natural se verían menos perjudicados, dado que este combustible emite menos CO2 por unidad térmica que el carbón. El gas natural tiene un efecto de invernadero cerca de 40 veces mayor que el CO2, sólo en condiciones teóricas de combustión perfecta tiene menos efectos sobre el calentamiento atmosférico que los hidrocarburos líquidos. Los proveedores de centrales nucleares serán los grandes beneficiados. Estas plantas no emiten CO2. Por supuesto que tienen riesgos asociados, como la explosión de la central de Chernobyl en 1986.

Otra objeción a la energía nuclear es el uso militar de los residuos de la combustión del plutonio y del uranio enriquecido, utilizados como materias primas para la fabricación de bombas atómicas. Si no se dispone de la tecnología para la fabricación de un explosivo nuclear “convencional”, está al alcance de grupos ilegales la construcción de bombas nucleares “sucias” que pueden causar miles de muertes por radiación, aun si la explosión no es destructora. A pesar de los controles, hay un mercado negro de plutonio.

Hace unas décadas fue objeto de amplio debate sobre la libertad de expresión, si se censuraba o no una tesis de física escrita por un estudiante de la Universidad de California. Esta tesis describió todos los pasos para la construcción de una bomba de hidrógeno. Los parámetros de más difícil cálculo, como son las dimensiones geométricas y la determinación de la masa crítica, estaban bien documentados. Otro punto técnico, las características del explosivo convencional para iniciar la reacción atómica, fue revelado y se conoció que la explosión debería ser uniformemente esférica. El material era de venta libre. La tesis se publicó y el gobierno norteamericano prohibió la venta del explosivo químico. Simplificando al máximo una bomba nuclear es como un vehículo relativamente fácil de construir, lo difícil es proveerle el combustible y deshacerse de los residuos.

La generación de energía eléctrica por medio de centrales nucleares está presente en muchos países. Francia produce más del 70% de su electricidad con energía nuclear. Países que no pertenecen al Club Atómico, como Japón, también la generan con centrales nucleares. Un dilema que afronta el mundo es definir qué país tiene la autoridad moral para tener plantas nucleares y cuál no.

Se dice que no es lo mismo que una democracia o una dictadura posean una bomba nuclear. Sin embargo, países que no son democracias ejemplares, como Pakistán, cuentan con esta arma. La historia muestra que fue una democracia el único país que ha empleado armas atómicas para atacar objetivos civiles y no militares, y que otro país democrático no tuvo reparos en causar grandes daños ecológicos en las islas del Pacífico Sur para probar sus bombas de hidrógeno.

José Fernando Isaza