En medio de la Operación Militar de la Brigada XVII, que se prolongará por largo tiempo, se propuso a CAVIDA: Prostitución e incorporación a soldados campesinos

Persiste actuación militar enfrente de la Zona Humanitaria “Esperanza en Dios”, y una avanzada en sus alrededores en fincas familiares de los afrodescendientes. Aún la mayoría de las fincas se encuentran abandonadas, ha disminuido la actividad pesquera, aprovechamientos de los frutos de la tierra de campesinos y del hermanamiento internacional por parte de 50 militares. Ofrecimientos de dinero a menores de edad y vinculación a la propuesta de soldados campesinos.


Desde el martes 13 de mayo hasta hoy mayo 27, continúa el operativo militar, que se prolongará por mucho tiempo en el Cacarica, con la participación de unidades de la Brigada XVII y del Batallón Fluvial 20. Hasta el día de hoy se presentó una avanzada de 50 unidades militares en dirección a la Zona Humanitaria “Nueva Vida”.

A pesar de los reiterados requerimientos planteados en sesiones extraordinarias de la Comisión Mixta de Verificación, CMV, el gobierno colombiano aún no da respuesta a las preguntas que existen respecto a la operación militar implementada en la que se vienen desarrollando operaciones psicológicas contra la población, intimidaciones, ofrecimientos de prebendas contra el Proyecto de Vida de CAVIDA.

° Martes 13 de mayo, hacia las 16:00 llegó a la Zona Humanitaria, la menor de edad YESENIA BERRIO MENA guiada por un indígena de la cuenca del río Salaquí. Sus familiares se vieron obligados a separarse por el desarrollo de la Operación Policial de la Guardia Panameña que se desarrolló entre el 18 y el 21 de abril en la población de Punusa en Panamá.


° Martes 20 de mayo
, a las 14:25 aproximadamente, el Mayor FLOREZ, al mando del operativo militar, a dos jóvenes de CAVIDA, les ofreció dinero, estudio en Turbo y una motosierra, todo … “si cortan el alambrado –refiriéndose a la Malla de Vida- de esa Zona Humanitaria”

° Viernes 23 de mayo, hacia las 9:00 horas, 50 unidades militares se trasladaron del frente de la Zona Humanitaria “Esperanza en Dios”, en dirección hacia la Zona Humanitaria “Nueva Vida”. Minutos más tarde, algunos niños fueron interrogados por los militares acerca de la distancia en camino hacia el otro lugar humanitario. A uno de los jóvenes de CAVIDA le dijeron: “muchacho, a usted le hace falta dinero, traiga unas mujeres de Esperanza en Dios, a ellas y a usted le pagamos, es que estamos con muchas ganas” Agregaron luego: “Ustedes están mal, vincúlese a nuestras filas, entre como soldado campesino allá se gana dinero”. Ante la negativa del joven, quién expresó verbalmente, “yo no vendo, mi proceso de CAVIDA”, los militares expresaron su disgusto.

Hacia las 11:00 horas las 50 unidades militares se ubicaron en la propiedad de un Patriarca de CAVIDA, en donde se encuentra un cultivo de arroz y de frutales de propiedad compartida de la familia propietaria del terreno, de CAVIDA, y de organizaciones campesinas e indígenas del Cauca, del Meta, de Santander; la Comunidad de las Abejas de México, el CIPO de México, Comunidades Afrodescendientes del Ecuador, Movimiento Sin Tierra del Brasil, quiénes participaron en el Segundo Encuentro Internacional en el Cacarica.

° Martes 27 de mayo, hacia las 9:00 horas, luego de haber conocido la noche anterior de la vivienda en la vivienda y en los lugares de trabajo familiar y comunitario, de las unidades militares, y del consumo de los frutales de propiedad colectiva nacional e internacional, una comisión conformada por integrantes de la ACNUR, de la Defensoría del Pueblo acompañaron a integrantes de CAVIDA, se dirigieron a las unidades militares reclamando el derecho al no uso de la propiedad ni el usufructo de los bienes de pan coger allí existentes. Los militares allí presentes, al mando del Mayor FLOREZ accedieron a retirarse del lugar de la población civil. Además del uso de la infraestructura de la vivienda familiar, los 50 militares, con la ocupación del lugar, afectaron arroz familiar y colectivo de organismos y organizaciones nacionales e internacionales y las cosechas de frutales como mangos y borojó.

El operativo militar continúa deslegitimándose por las técnicas, procedimientos abusos en el uso de la fuerza, manifestación de la erosión del Estado de Derecho. El tipo de procedimientos adoptados, asumidos y desarrollados para pretender controlar la población, tales como el abuso de las propiedades familiares y comunitarias, el ofrecimiento de recursos económicos a niños y jóvenes para su involucramiento en el conflicto armado como soldados campesinos, el ofrecimiento de recursos para la prostitución de niñas y-o mujeres, sigue siendo una nueva agresión que niega el proyecto de vida y los principios de CAVIDA .

Con el paso del tiempo, desde la “Operación Génesis”, hace seis años, nada se ha enderezado, lo turbio, la distorsión de la fuerza es cada vez más cínica y desprovista de cualquier principio ético y del honor de los guerreros. Se cualifican los modos de control y de represión, los velos que ocultan la verdad, lo que hay detrás, se continúan descubriendo.

Las pretendidas motivaciones de la Seguridad Democrática no se refieren al combate armado, en las leyes propias de la guerra, a los enemigos militares sino a la destrucción, a la coptación y al control de la población; un mecanismo adecuado, de aparentes menos costos políticos para implementar proyectos de inversión. Ahí están los anuncios en los operativos regulares, expresados más tímidamente, que los que se manifiestan mediáticamente a través de las estructuras clandestinas, anunciando el control del territorio, y el inicio de la etapa de proyectos agroindustriales y de inversión.

Insistimos, nadie ha negado al Estado ejercer el derecho al uso de la Fuerza. Las actuaciones hasta ahora desarrolladas no se han orientado a combatir ni a proteger a la población. La propuesta de Zonas Humanitarias como ejercicio de distinción de la población civil, ejercicio de la inmunidad, quiere ser destruido pretendiendo usar a la misma población de CAVIDA. No existen combates ni confrontaciones con las estructuras militares encubiertas de tipo paramilitar, ellas se campean a dos horas de donde se encuentras las unidades regulares. Por el contrario, las coincidencias en los anuncios del progreso son evidentes e inocultables

Pero evidentemente no es posible acudir al aparato de justicia, no sólo porque en seis años no ha hecho lo que era posible hacer, como tomar pruebas técnicas de los bombardeos y las quemas de casas; no solo porque continúa justificando su inoperancia en que las familias de CAVIDA no prestan colaboración ni declaran, soportando el peso de la prueba en los testimonios de la comunidad para después descalificarlos como insuficientes; no solo porque no han podido responder con claridad por qué no compulsaron copias de las declaraciones rendidas en 1.997, qué se hicieron, en dónde se extraviaron; no solo porque nunca han entregado un informe sobre las investigaciones adelantadas por la Operación “Génesis” ni por los más de 85 crímenes cometidos; si no porque en una Comisión de Fiscales, ellos mismos, operaron como guerreros y como justicieros, ellos mismos operaron con similares técnicas a las hoy desarrolladas por las operaciones militares de la Brigada XVII. ¿Qué es posible esperar entonces de la justicia?

Hoy continúan vigentes las preguntas sobre el desarrollo de las operaciones militares, que no se han respondido:

¿Por qué el movimiento operacional y los centenares de unidades militares desplegadas se han centrado en acciones de control, con formas de intimidación, sobre la población civil que forma parte de las Comunidades Autodeterminación, Vida, Dignidad del Cacarica, CAVIDA, un grupo humano perfectamente identificable y ubicado en zonas específicas de habitación perfectamente delimitadas con una Malla?

¿Por qué en los Informes Oficiales recientemente presentados por las Fuerzas Militares niegan la existencia de una base armada de tipo paramilitar en el caserío de La Balsa, mientras los testimonios de campesinos, autoridades de distintos nivel, pobladores de la región que se han visto afectados y obligados a asumir las condiciones de la estrategia paramilitar e informes de otras instituciones niegan la veracidad de esos informes militares?

¿Por qué la operación militar no se ha desplegado sobre el caserío de La Balsa, distante a escasas 2 horas a pie y a 30 minutos en embarcación de tipo piraña desde La Tapa, punto de acceso a las Zonas Humanitarias?

¿Por qué la operación militar no se ha desplegado al retén paramilitar que se encuentra en Tumaradó sobre el río Atrato?

¿Por qué el pretexto de la presencia militar fronteriza, si todas las operaciones se han centrado en las Zonas Humanitarias?

¿Por qué en la operación militar regular /oficial/ participan miembros de los grupos irregulares, entre ellos, alguno que participó en la actuación de tipo paramilitar, de junio del 2001, en ese momento, a los Asentamientos “Nueva Vida y Esperanza en Dios”?

¿Por qué las afirmaciones de oficiales del ejército que participan en las operaciones militares ponen en cuestión la misión, el papel y la filosofía de organismos humanitarios observadores internacionales?

¿Por qué dejan en cuestión a través de sus afirmaciones la labor de nuestra Comisión como organismo de Derechos Humanos?

¿Por qué hasta el día de hoy, a pesar de requerimientos oficiales y de la comunidad internacional, se desconocen las razones del operativo militar, en la medida en que se han centrado las acciones sobre la población civil?

¿Por qué las afirmaciones de los colombianos que participaron como miembros de la Policía Panameña, quienes manifestaron su conocimiento de lo que hasta el 2001 se llamaron los Asentamientos “Nueva Vida”` y “Esperanza en Dios” coincidiendo con la operación paramilitar del 2001, y los interrogatorios a los que sometieron a los 109 deportados son similares a las afirmaciones e interrogatorios de las unidades armadas encubiertas colombianas, a las de las unidades militares regulares? Por qué hubo encapuchados vestidos de camuflado dentro del operativo militar?

¿Por qué las operaciones militares no se han orientado a ejercer control sobre los aprovechamientos forestales que desarrolla la Empresa Maderas del Darién, de modo ilegal, desconociendo la normatividad de ley 70, amparados por `”civiles” armados vestidos de camuflado de la estrategia paramilitar?

¿Por qué las operaciones militares se desarrollan en el entorno de la Zonas Humanitarias de CAVIDA, justo en la época de siembras, en las que se asegura la alimentación tradicional del arroz, del maíz y del plátano por un año?

¿Cuál es la intencionalidad en la que confluye también la estrategia de control de tipo paramilitar en Tumaradó, donde no es posible la circulación de bienes y de personas, sin la autorización y el aval paramilitar? Se han perdido terrenos preparados para las siembras, ¿quién resarcirá los nuevos daños al proceso de CAVIDA?

Al tiempo que la presencia militar afecta la cotidianidad de la población impidiendo las siembras y la recolección de cosechas, ofrecen alimentos que en medio de la crisis humanitaria, generada por su cercanía a los lugares de la población y por el bloqueo de tipo paramilitar en Turbo, Riosucio y Tumaradó, ¿por qué no desarrollan sus acciones militares en los lugares de control de actuación paramilitar?.

Bogotá, DC, 27 de mayo de 2003.
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ