El cobarde decide

Los primeros responsables de la destitución de Piedad Córdoba por parte del procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez, son nada más ni nada menos que los congresistas del Partido Liberal y del Polo Democrático (exceptuando al senador Robledo) que eligieron a este funesto personaje para que ejerciera el cargo.


Entonces que no vengan ahora a rasgarse las vestiduras. Siempre supimos las pésimas condiciones humanas de este sujeto, un godo recalcitrante, misógino, cobarde, dogmático.

Estos calificativos se ven claramente reflejados en sus discutibles providencias en lo que se refiere al control disciplinario de los funcionarios públicos. Bien lo dijo Cecilia Orozco en su columna de esta semana al recordarnos que Ordóñez se especializó en pedir la absolución de los parapolíticos, cosa que hace con ahínco y entusiasmo, y en cambio se ensañó con la senadora Piedad Córdoba por sus supuestos vínculos con las Farc. La prueba más repugnante de eso es la solicitud que hizo el Procurador el jueves para que la Corte Suprema de Justicia exonere de sus vínculos con los paramilitares al ex senador Mario Uribe.

Lo primero que debemos decir es que la providencia del Procurador está llena de suposiciones y falsas motivaciones. Eso por supuesto no importa, porque el Procurador ya tiene su torcida posición definida y no piensa resolver favorablemente el recurso de reposición que presentaron los abogados de la senadora.

El señor Alejandro Ordóñez asume que la senadora Córdoba es auxiliadora de las Farc porque, supuestamente, se cruzó unos correos electrónicos con Raúl Reyes. Lo primero que debemos destacar es que ese computador estuvo bajo la custodia del gobierno de Uribe por más de un año, luego imagínense lo que le pudieron meter al disco duro. Si en ese gobierno fueron capaces de convertir al DAS en una maquinaria criminal para chuzar y hacerles seguimientos a los magistrados, políticos y periodistas, qué pudieron haber hecho con la información de ese computador.

Recordemos que gracias a las gestiones de la senadora salieron de la selva más de diez personas que se encontraban secuestradas por las Farc y cuyo destino era podrirse allí. ¿Acaso cree el Procurador que la senadora podía lograr esas liberaciones sin tener algún tipo de contacto con las Farc? Por lo demás, esos contactos estaban autorizados por el Gobierno nacional.

Personalmente, después de leer la providencia, creo que se está cometiendo una gran injusticia con Piedad Córdoba, una mujer dedicada por entero a buscar la paz en el país, que ha trabajado por eso sin desmayo, con entusiasmo y verraquera. Al procurador general de la nación sólo nos resta decirle que sus posiciones jurídicas no nos merecen ningún respeto y su actitud cobarde nos preocupa. ¿No será que más bien nos cuenta cuál ha sido su actitud aun en el propio seno de su familia? Porque si por acá llueve, por allá no escampa. ¿O no, Dr. Ordóñez?

Felipe Zuleta Lleras