Acto de fe

El Procurador cree que la ausencia de sanciones internacionales legaliza las pruebas. Es una interpretación de quien quiere condenar a un contradictor.


El fallo del Procurador General que destituye a la senadora Piedad Córdoba -y la inhabilita por 18 años- es un ejemplo de persecución política y de chapucería jurídica. El procurador Ordóñez les dio a algunos documentos un carácter que no tienen y en otros forzó la interpretación para convertir en falta disciplinaria lo que en realidad son exabruptos políticos cometidos por la legisladora.

El documento de 140 páginas -estribillo repetido por algunos, como si la extensión acreditara la solvencia- empieza por tratar de disimular el hecho de que los computadores de Reyes fueron decomisados en territorio extranjero, donde no había jurisdicción de ningún miembro de la policía judicial. (Vea el fallo contra Piedad Córdoba)

Ahí arranca la cadena de contradicciones. El fallo asegura inicialmente que la prueba reina del caso proviene “de unos computadores hallados en un campamento guerrillero en la zona fronteriza con el Ecuador” (Vea el documento) . Una evidente falsedad, porque el campamento de Reyes estaba en territorio ecuatoriano y no en la frontera con ese país.

La mentira es de tal dimensión que apenas unas líneas después el Procurador se corrige a sí mismo y aclara sobre el escenario de la operación: “Si bien la misma se adelantó en territorio ecuatoriano, lo cierto es que hasta este instante no ha habido organismo internacional que le haya impuesto algún tipo de sanción a Colombia”. (Vea el documento)

Es decir, el Procurador cree que la ausencia de sanciones internacionales legaliza las pruebas, y eso no es así. Es una interpretación de quien quiere condenar a un contradictor, similar a otros razonamientos suyos cuando ha querido absolver a sus copartidarios.

La decisión menciona más de 40 veces el nombre del capitán Ronald Hayden Coy Ortiz. Él es el oficial de la Dijín que recibió -ya en territorio colombiano- los computadores de Reyes. Ahí están los llamados “correos” valorados por Ordóñez como la principal prueba contra la senadora.

Lo que olvida comentar el Procurador es que el propio capitán Coy, en una declaración a la Fiscalía bajo la gravedad del juramento, aseguró que no encontraron correos electrónicos en el computador de Reyes, sino documentos Word. (Vea el documento)

La diferencia es sencilla: mientras un correo electrónico evidencia que fue enviado y recibido e identifica a remitente y destinatario, un documento Word no puede probar que hubo intercambio de correspondencia.

Más curioso aún es el razonamiento que llevó al Procurador a concluir que Piedad y Teodora eran la misma persona. Transcribo, sin comentarios, esta pieza jurídico-lingüística:

“Y cuando según la remitente del documento asevera que la persona que recibió en su casa agregó que PIEDAD Y CHÁVEZ no han hecho nada, puede inferirse -por el contexto del documento- que la primera persona mencionada (PIEDAD) -que según se dice no ha hecho nada- que aquella denominada como ‘esa vieja’, que aquella que fue la anfitriona de la visita en su casa y que la personas como aparece como remitente del documento son una misma persona. En ese sentido, si la equivalencia final es el de Teodora (remitente) con la persona que no ha hecho nada (Piedad), quiere decir que Teodora corresponde a una persona de nombre Piedad” (Vea el documento).

Con una deducción parecida, Ordóñez usa una interceptación telefónica entre un hombre llamado Rey, presunto integrante de las Farc, y un desconocido, para concluir que cuando hablan de “esa señora” se refieren -o, lo que es peor, “pueden referirse” – a Piedad Córdoba. Ustedes pueden ver ese documento, y todos los demás, en Semana.com. (Vea el documento)

La última “prueba” es un testimonio según el cual el 15 de junio de este año, la senadora Córdoba acordó pagar los costos de una manifestación por mitades con el hermano de un guerrillero. El testigo dice llamarse Viktor Tomnyuuk y asegura ser ucraniano. Sin embargo, en la única entrevista que ha concedido el pretendido ucraniano dijo que no conocía el himno de Ucrania, sino el de la Unión Soviética, y cuando le pidieron recordar el de la extinta Urss replicó que no tenía talento para el canto. (Vea el video de la entrevista).

Decía San Agustín que fe es creer en lo que no vemos y que la recompensa es ver lo que creemos. Sin duda, Alejandro Ordóñez es un hombre de fe.