Yolanda Ceron Ocho (8) años de su asesinato

El 19 de septiembre 2009, a ocho (8) años de su asesinato, familiares y hombres y mujeres de diferentes partes del país se reunieron en el municipio de Berruecos, convocados por la memoria de YOLANDA CERON DELGADO, asesinada por paramilitares en Tumaco- Nariño.


El 19 de septiembre 2009, a ocho (8) años de su asesinato, familiares y hombres y mujeres de diferentes partes del país se reunieron en el municipio de Berruecos, convocados por la memoria de Yolanda Cerón Delgado, paramilitares en Tumaco, Nariño.

Berruecos, un pequeño municipio del departamento de Nariño, en donde Yolanda creció junto con sus hermanas y vivió los primeros años de su vida, recibió a jóvenes afrodescendientes que desde Buenaventura trajeron con sus versos y sus bailes vida y memoria, reavivando la cultura afro por la que Yolanda luchó hasta su muerte.

También se hicieron presentes líderes afrocolombianos de la cuenca del Rio Naya, campesinos y víctimas de Trujillo asociadas en Agroecológica Esther Cayapú, Asociación de campesinos desplazados de Argelia, Sembradores de Paz San Antonio- Inzá, Casa Cultural del Pacífico de Buenaventura, Consejo Comunitario de Naya, delegados del Sicsal Colombia y de la Comisión de Justicia y Paz.

Exhumando la memoria de Yolanda.

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Hacia las 9 am con una procesión desde la casa de la familia hacia el cementerio donde reposa Yolanda, se inició la conmemoración, en compañía de las autoridades civiles del municipio, la familia y muchas personas del pueblo, los jóvenes de Buenaventura acompañaron tocando sus tambores y animaron con hermosos cantos compuestos por ellos, donde expresaban su agradecimiento a Yolanda y reconocían su gran testimonio de amor.
En la tumba de Yolanda, con alabados, cantos propios del pueblo afrodescendientes, se ensalzó la vida de Yolanda.

La familia hizo una ofrenda floral seguida de las palabras muy sentidas de su papa don Pedro Antonio Cerón:

Mi hija Yolanda nació el 15 de septiembre de 1,958 yo siempre le decía: ““ la negra” fue muy querida la que más se destacó de sus demás hermanas por su inteligencia, era muy estricta y le gustaba que sus hermanas y sobrinos hicieran las cosas bien. Sus estudios primarios los realizó en la Escuela Urbana de esta población, luego no sé cómo le hizo pero se fue a estudiar al Colegio María Goreti en Pasto donde yo le apoye en lo que pude, luego de eso entró a la compañía de María de la Enseñanza donde hizo sus votos de pobreza, luego la mandaron a trabajar a Tumaco,

Yo nunca supe que ella estaba en peligro donde trabajó, nadie me informo, cosa que yo creo habría podido evitar la forma en que terminó la vida de mi “negra” pero como el día que supe que la mataron dije: “Dios me la dio, Dios mismo me la quito, bendito sea”. Siempre he aprendido que debemos hacer la voluntad de Dios más no la nuestra”.

Alrededor de la mesa se compartió un almuerzo ofrecido por las familias y amistades solidarias que recordó como Yolanda, compartió su vida, sus conocimientos, su alegría y el deseo de una vida digna para los empobrecidos y hambrientos de justicia real.

Se continuó este homenaje con un acto cultural en la plaza principal del pueblo. Las representaciones de danzas de los jóvenes de Buenaventura y Berruecos mostraron la riqueza cultural y la biodiversidad de los pueblos, riqueza que Yolanda buscó preservar con las comunidades y defenderla de los señores del poder, que buscan apropiarse de los territorios para saciar su interés ambicioso y depredador.

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Con cantos y poemas artistas del pueblo también manifestaron su sentido aprecio a la familia.
Lupe, hermana de Yolanda, en nombre de la familia ofreció para la biblioteca de Berruecos, el libro de la biografía de Yolanda titulado: “Si el grano de trigo no muere”.

Al anochecer en el templo con rosas blancas y lirios fueron parte de la memoria, signo de la esperanza en la construcción del reino de Dios, de la justicia social, la verdad y la dignidad humana. Uno de esos cantos “Solo le pido a Dios” que la guerra no me sea indiferente es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente” invita a no ser indiferente ante la guerra, ante el dolor, ante lo injusto.

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Al terminarse la celebración, se apagaron las luces para permitir que un video de la vida y obra de Yolanda Cerón, fuera testimonio de entrega y amor.

La familia se despidió con lágrimas en los ojos, pero con el corazón lleno de alegría y paz y con el deseo ferviente que cese la impunidad, “lo único que pedimos es que haya justicia. “Sabemos que hay un Dios que va a hacer justicia”.

Yolanda testimonio de Vida.

Este es el testimonio de una persona que la conoció y que refleja su legado:

El amor, la humildad, la sencillez y el sufrimiento de su familia forjaron lo que en Yolanda percibimos quienes la conocimos.

Una mujer que creía en sí misma, en sus capacidades y en su gente. Una mujer que por su gran sensibilidad y el profundo dolor que le producía el sufrimiento del más débil no dudó en entregar su vida para que otros la tuvieran. Y una vida digna.

En y con el pueblo afro y desde su realidad, luchó por la reivindicación de sus derechos, por la defensa del territorio; desde la recuperación de sus tradiciones culturales, el fortalecimiento de sus organizaciones comunitarias y desde su entrega cotidiana, animando y motivándolos para que tuviera fuerza y valor en el caminar. Como el que ella demostró, al no callar cuando los paramilitares llegan al Pacifico y a Tumaco, e iban dejando su estela de muerte y dolor, ella sin temor los confrontó, no porque fuera temeraria, sino porque tanta injusticia y tanto dolor que le provocaba a ella y a su gente, no dejaban otra alternativa. No fue en vano!

En abril del 2001 en una reunión en la Pastoral Social de Buenaventura, sentí la furia y prepotencia menguada, del coronel Pedraza hoy sindicado de la masacre del Naya, que se despachó en reclamos por la presión que estaba sintiendo a nivel internacional y la confusión que eso le producía, por no saber cómo responder. Todo eso gracias a las denuncias de Yolanda.

En silencio escuchaba y me regocijaba, y comprendí como lo frágil, pequeño y sencillo confundían al más fuerte

Era las palabras del evangelio vivo. “El Señor derriba a los poderosos de sus tronos y enaltece a los humildes.

Yolanda embajadora de Vida.

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Yolanda Cerón Delgado nació en el municipio de Berruecos, departamento de Nariño, el 15 de septiembre de 1958, en un hogar humilde pero de profundo raigambre en la religión católica. Hija de Pedro Antonio Cerón y Rosa Delgado, fue la cuarta de cinco hermanas. Sus estudios básicos los realizó en la escuela rural del municipio donde nació, y después se desplazó hasta la ciudad de Pasto para culminar la secundaria en el colegio religioso María Goretti, de la Compañía de Jesús.

Desde su adolescencia, Yolanda se interesó por la vida religiosa, por lo que se graduó como licenciada en Educación y Ciencias Religiosas de la Universidad Mariana de Pasto. En 1982, Yolanda se ordenó como religiosa en la Congregación de la Compañía de María y empezó su trabajo comunitario al lado de los niños en las playas de Salahonda, una pequeña isla de la costa pacífica nariñense.

Luego se trasladó hasta el municipio de Tumaco donde empezó su trabajo en la Pastoral Social, institución de la que fue directora los últimos siete años de su vida. Guiada por los principios del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia; y comprometida con sus apuestas por la lucha contra las estructuras que crean pobreza y opresión, dedicó su vida religiosa al servicio de los más débiles y a crear una sociedad más justa basada en la solidaridad y la justicia social.

Su vida estuvo al servicio de las comunidades afrodescendientes del pacifico nariñense, en el trabajo de formación para que conocieran sus derechos, para que se organizaran y defendieran su cultura y su territorio. Yolanda decía: “Ser espiga es fácil, pero dejarse triturar, hacerse pan para que otros tengan vida es hoy muy templado

Y sigue la Impunidad.

Hoy a ocho años de su asesinato, el crimen del Yolanda Cerón permanece en la impunidad. Los nexos entre políticos y militares con los grupos paramilitares en Tumaco, que ella denuncia con vehemencia, nunca han sido investigados y sancionados.

Ningún agente del Estado ha sido debidamente investigado por el homicidio, solo hay algunos paramilitares llamados a juicio, quienes se han acogido a la Ley 975 de 2005, falsamente conocida como “Ley de Justicia y Paz”, norma que favorece la impunidad de las graves violaciones a los derechos humanos. Guillermo Pérez Álzate, alias “Pablo Sevillano”, comandante del Bloque Libertadores del Sur y quien ordenó su asesinato, también se acogió a la ley 975, y además fue extraditado a los Estados Unidos por delitos de Narcotráfico. Desde su extradición no ha podido seguirse el juicio por el homicidio de Yolanda Cerón.

Un homenaje a Yolanda.

En la reconstrucción de la memoria los jóvenes de la Casa cultural del pacífico Ilakir desde Buenaventura hicieron presente en sus letras, en sus voces, en su cuerpo el amor, la pasión, los sueños de Yolanda:

Hoy es un día especial
para homenajear a una mujer,
que con su esfuerzo y dedicación
Nos enseño lo que es querer

Su nombre es Yolanda
y su apellido Cerón,
no olviden mis hermanos
pues por su pueblo murió

Caminaba como siempre
y se veía muy contenta,
se escucharon unos disparos
dirigidos a Yolanda
hasta dejarla muerta

No hay que recordar la tragedia,
pero si a los asesinos,
que con la muerte de una inocente
labraron su propio destino

Yolanda con ternura y dedicación
fue una mujer muy sincera,
poseía algo especial
que no tiene cualquiera

No es hablando de su belleza,
ni de su modo de caminar
sino de por quienes luchaba
hasta su muerte hallar.

Mujeres como Yolanda
en este mundo no hay dos,
ojalá este en los cielos
gozando de la gloria de Dios

Porque sabemos que desde
allá arriba su alma está cuidando,
a las personas que en esta tierra
por su pueblo siguen luchando

A su pueblo se le acredita
y se le enseña su valor
porque Yolanda Cerón
luchó con el corazón

Y se que si estuviera viva
la historia seria otra
no porque no habrían charcos de sangre
sino caminos de rosas.

Septiembre 28 de 2009


Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

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