Pedir a Dios por un Espíritu Humanitario en Colombia

Durante las últimas semanas hemos escuchado noticias que nos alegran ya que creemos que por fin pronto estarán libres 4 o 5 militares del grupo que están en poder de la FARC, algunos de los cuales tienen más de 10 años de estar en su poder. Pero la alegría dura poco ya que desde hace 4 meses venimos escuchando los anuncios de la FARC que harán liberaciones y las respuestas del gobierno donde primero niega y después autoriza la participación de Piedad Córdoba en compañía de la Iglesia Católica y de la Cruz Roja Internacional.


Los medios de comunicación dan la sensación que las liberaciones se realizaran pronto pero estas no suceden ya que no muestran la tensión real de lo que está sucediendo. Al respecto recuerdo que hace algunas semanas subscribí una carta donde un grupo de sacerdotes, religiosas y líderes espirituales invitaban a cristianos de las diferentes iglesias unirse a Colombianos y Colombianas por la Paz. Los sacerdotes, religiosas y líderes cristianos dicen en su carta entre otras cosa lo siguiente: “Sabemos, por la historia del conflicto colombiano y de otros conflictos similares en el mundo, que la confrontación armada, cierra la puerta a iniciativas ético-políticas que llevan a la paz justa y digna. Sabemos también, que la guerra existe a pesar nuestro, pero que su “humanización” es un imperativo ético-moral y un paso inaplazable para disminuir sufrimientos, evitar daños irreparables y generar las confianzas necesarias para emprender el proceso de paz verdadera que anhelamos y que el Evangelio nos exige.

Este grupo me hizo pensar en el gran aporte que ha realizado Colombianos y Colombianas por la Paz para que varias de las personas que estaban en poder de la FARC estén hoy disfrutando de la libertad. Esta labor humanitaria nos permite espacios para otra lógica, lenguaje y acciones diferentes a las de la guerra de quienes participan en la confrontación armada que estamos viviendo. Por esta razón firme su carta para unirme a ellos y ellas e intentar como cristiano y colombiano participar en la labor de humanización del conflicto y así mantener la esperanza que lograremos una paz a partir del dialogo y la negociación política.

Creo que los cristianos tenemos mucho que aportar en una labor humanitaria como la que intentan realizar Colombianos y Colombianas y por la Paz por lo que me alegra en gran manera que el presidente haya autorizado a la Iglesia Católica a participar en el proceso de liberación. Pero de nuevo mi alegría dura poco ya que hace más de dos semanas se hizo este anuncio y aun el proceso no se inicia. Los medios de comunicación nos dicen que la FARC no se ha pronunciado sobre la participación de la iglesia católica y que Piedad está pendiente de una reunión con el gobierno para organizar la logística que permita las liberaciones.

De esta forma vemos como se impone la lógica de la guerra que no desea dar ninguna ventaja a su enemigo con lo que el espíritu y las acciones humanitarias pierden valor. Ante esto creo que además de la participación de la iglesia católica en esta labor humanitaria debemos buscar formas de participar como iglesias protestantes y evangélicas. Podríamos reclamar una presencia igual que la de la iglesia católica pero como en lo humanitario no se necesitan protagonismos por lo menos deberíamos iniciar jornadas de oración para pedir a Dios que el espíritu humanitario inunde Colombia y tenga más fuerza que los espíritus de la guerra que se han tomado nuestro país en los últimos años.

Milton Mejía

http://expredemm.blogspot.com/