Óscar Iván Zuluaga: el que tiene las llaves de la paz es Chávez

En 2005, junto al presidente Juan Manuel Santos y el ya fallecido Luis Guillermo Vélez fundaron el Partido de la U. Hoy, alineado en el uribismo ‘purasangre’, el exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga aspira a convertirse en candidato presidencial del Puro Centro Democrático. Y en entrevista con El Espectador, da su visión de la situación que vive La U después de la Asamblea del domingo pasado, donde el presidente Santos y el expresidente Álvaro Uribe midieron fuerzas.


El exministro de Hacienda de Uribe y hoy precandidato presidencial del Puro Centro Democrático, califica el discurso del presidente Santos en la Asamblea de la U como irrespetuoso y le ve poco futuro al proceso de paz con las Farc, de las que cree, quieren apoderarse del Estado.

En 2005, junto al presidente Juan Manuel Santos y el ya fallecido Luis Guillermo Vélez fundaron el Partido de la U. Hoy, alineado en el uribismo ‘purasangre’, el exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga aspira a convertirse en candidato presidencial del Puro Centro Democrático. Y en entrevista con El Espectador, da su visión de la situación que vive La U después de la Asamblea del domingo pasado, donde el presidente Santos y el expresidente Álvaro Uribe midieron fuerzas.

Zuluaga considera que el discurso de Santos en el evento fue irrespetuoso, que llegará la hora de que La U tome decisiones políticas e ideológicas, no le ve futuro al proceso de paz con las Farc porque para él lo que busca la guerrilla es someter al Estado, dice que el Gobierno es lejano del pueblo y de las regiones, que no ejecuta y en materia económica, reconoce aspectos positivos de la reforma tributaria.

¿Al fin usted es candidato de quién?

Candidato no, precandidato del Puro Centro Democrático.

Pero ese no es un partido…

Es una convergencia de partidos alrededor de una plataforma política, que estamos construyendo invitando a líderes sociales y comunitarios de diferentes vertientes. Después buscaremos el entorno político, el aval y la estrategia.

O sea que van a buscar la personería jurídica…

Por ahora no podemos porque las personerías se ganan en elecciones, con umbral. La opción es que haya una propuesta integral de candidato presidencial y lista al Congreso y ya veremos con que movimiento o partido. Aun no hay nombres, pero en el caso mío, estoy haciendo un ejercicio de darme a conocer en el país y conocer las problemáticas de las regiones. Hoy más que nunca el país necesita dimensionarse como la suma de las realidades locales y regionales.

¿Usted es miembro de La U?

Por supuesto, soy fundador y actualmente miembro.

¿Y por qué no buscar entonces la candidatura dentro de la U?

Esa es una opción, pero en su momento habrá que decidir cómo se van a dar las cosas. No sé qué irá a pasar, si el presidente Santos va a buscar la reelección o no. Habrá que esperar el desarrollo político. Por eso, lo que sucedió el domingo pasado en la Asamblea del partido es interesante porque lleva a que la U establezca unas definiciones ideológicas y políticas, que es por lo que hay que luchar al interior de un partido.

¿Y si la U se define hacia el santismo, qué van a hacer los uribistas?

La realidad política es que tendríamos que buscar otro espacio. La política no puede estar mezclada.

¿Y cuándo lo van a definir?

Eso no se puede condicionar en el tiempo. La política va creando hechos y realidades, tal como ha sucedido en los últimos meses. El domingo es un punto donde se dieron hechos políticos. Cada momento va determinar qué es lo que debemos hacer.

Pero lo que quedó claro ya es que el abismo entre Santos y Uribe…

Esas son las definiciones que tiene que tomar el partido. Ahora, la U no es solo los parlamentarios, también están los concejales, diputados, alcaldes, exalcades y lo más importante: las bases. El partido tiene que preguntarle a las bases qué opina. En una definición política e ideológica, las cosas no se definen en una cumbre de parlamentarios. El partido es la suma integral de millones de colombianos que votamos por unas ideas y son las que deben ser tenidas en cuenta. Y creo que la gran virtud del presidente Uribe es que siempre tiene sintonía con las bases populares. Esa es la razón de ser de la política: representar el sentimiento de los colombianos. La U se fundó alrededor de la visión de Estado del gobierno Uribe. Esos principios fueron también los que eligieron al presidente Santos y que hoy no están gobernando a Colombia.
O sea, para usted el gobierno Santos está lejos de las bases populares…

No solo lejos de las bases sino también de las regiones. Eso es lo que he encontrado en mis recorridos por el país. El de Santos es un gobierno de corte centralista. Lo que ha sucedido con las regalías es lamentable, estamos en noviembre y la plata está en los bancos. ¿Qué explicación tiene eso como modelo político? ¿Qué le decimos a las regiones? Los depósitos oficiales este año crecieron 32% en el sistema financiero y este es un gobierno que no se esfuerza por ejecutar, esa es la realidad.

¿Cómo uribista, se siente traicionado por el gobierno Santos?

Lo que me siento es sorprendido de que se haya distanciado de las ideas que lo eligieron. Eso es algo que no entiendo, tenía una votación impresionante, unas fuerzas políticas con toda la disposición de trabajar con él y no entiendo qué lo llevó a cambiar el libreto.

Pero Santos dice que sí le está dando continuidad a las políticas de Uribe…

Todo lo contrario: desmontó los principios de la seguridad democrática. Primero, desmontó la red de cooperantes que era el soporte ciudadano. Segundo, nombró a Chávez como su nuevo mejor amigo y allí hay un cambio radical en el liderazgo presidencial. No se puede olvidar que Chávez ha sido el soporte permanente de las Farc. Tercero, se tramitó el Marco Legal para la Paz, pero aún no hay fuero militar. Ahí están tres explicaciones de lo que es el cambio drástico en el enfoque de la política de seguridad.

¿Usted cree que hoy el uribismo está en desventaja frente al poder que le da al santismo estar en el poder?

Un presidente que quiera reelegirse tiene múltiples ventajas, pero la propuesta que yo represento no está en función de eso. Lo que busca es establecer una alternativa seria en Colombia, una visión política, una visión de Estado, con unos principios, unas metas, unas propuestas claras y en ese sentido tiene que tener la capacidad para interpretar a los colombianos y que sea una alternativa ganadora.

¿Cómo la ve los nacientes diálogos con las Farc?

Creo que no va a salir bien. Las Farc siguen siendo una organización terrorista y lo que ha sucedido en estos días es lamentable: ataques a la población civil, bombas, asesinato de policías, y son el principal cartel del narcotráfico en el mundo. Eso lo dice el mismo ministro de Defensa: los llama narcoterroristas, se habla de que tienen ingresos por US $4.000 millones al año. ¿Cómo pueden sentarse a discutir con ellos?
¿Puede uno sentarse a discutir el modelo de desarrollo agrario del país? ¿Puede uno no exigir un cese de hostilidades? ¿Puede uno dialogar sin exigir que abandonen el secuestro, la extorsión y, las minas quiebrapatas?

Pero el gobierno Uribe intentó negociar con las Farc en el exterior y en secreto…

Es muy diferente hacer aproximaciones que sentarse en la mesa. El gobierno Uribe hizo varios intentos, no los conozco en detalle, pero nunca se materializaron porque exigía cese de hostilidades y renuncia al terrorismo. Esa es la gran diferencia.

De todas maneras, el presidente Santos dice que si el proceso de paz no funciona, el país no pierde nada…

Eso es gravísimo. Este es un tema sensible y no puede ser una cuestión de ensayo y error. Está en juego el país, la institucionalidad, la moral de la tropa. Ese no es un argumento serio. Si el presidente se metió a buscar la paz es porque tiene la convicción de que lo va a lograr, pero no puede decir que vamos intentarlo y quedará la constancia histórica de que lo busqué.

Dicen que el proceso de paz puede ser la estrategia para que el presidente Santos busque la reelección ¿usted qué cree?

La paz siempre ha tenido una agenda política y no se puede descartar. Las Farc han elegido y han sido decisivas en las elecciones en Colombia en varias oportunidades. Y es obvio que tienen una agenda política y Chávez seguramente está dispuesto a participar de este juego.

¿Cómo se tendría que negociar con la guerrilla?

Se tiene que arrancar con un cese unilateral al fuego. La política de seguridad democrática no planteaba el aniquilamiento porque es muy difícil, pero sí buscaba disminuir a los terroristas y así buscar una negociación digna para el Estado. Pero las o que quieren es someter el Estado y escuchando a Iván Márquez, lo que él quiere es que le entreguen el país. Y eso no lo podemos aceptar. Las encuestas de opinión reafirman que los colombianos no quieren paz con impunidad, ni con la elegibilidad de los cabecillas. En ese proceso les toca tener muy presente el sentimiento ciudadano.
Usted habla de la necesidad de un cese del fuego, ¿no cree o aquí en Colombia con todo el mundo disparando es imposible…

El terrorismo grande es de las Farc, de eso no hay ninguna duda. Y está marcado en las zonas que hacen presencia. El no tener esa consideración significa desconocer que son un grupo terrorista. Ellas tratan de mostrarse de igual a igual con el Estado y probar que están fuertes. Han tenido que llegar a un proceso de estos pero debilitadas mucho más y ¿por qué no se debilitaron? Porque Chávez las apoya. Las Farc hacen terrorismo en Colombia y cruzan la frontera. La llave de la paz la tiene Chávez, esa es la triste realidad.

¿A qué cree que se refiere Santos cuando habla de la ‘mano negra’ de la extrema derecha y la extrema izquierda?

No lo sé, pero fue lamentable cuando lo mencionó en el atentado del exministro Londoño y todas las evidencias decían que habían sido las Farc.

¿El Puro Centro Democrático es de centro o de derecha?

De centro, porque lo que busca es una convergencia alrededor de unas políticas básicas. La seguridad democrática es una política que le protege la vida al ciudadano y eso no tiene nada ni de derecha ni de izquierda.

En sus recorridos por el país ¿qué ha visto?

He visto preocupación por el retroceso en seguridad y el centralismo. Hay mucha angustia por lo que pueda ser el resultado del proceso de paz y las reales intenciones que puedan tener las Farc. Veo también preocupación por la falta de oportunidades.

¿Cómo recibió el discurso del presidente Santos en la Asamblea de la U, cuando habló de rufianes?

Fueron expresiones muy irrespetuosas. El presidente no actuó como un presidente. Él no puede perder su condición y más en un acto de ese nivel, y más aún cuando el presidente Uribe planteó un discurso estudiado, sincero, respetuoso y sin ningún calificativo hacia el Gobierno.

Pero sí fue muy duro en sus críticas…

Eso es diferente y no utilizó calificativos.

¿Por lo que ha visto, cree que la Fuerza Pública está desmoralizada, como dicen?

He visto muchas dudas sobre las herramientas para combatir. Lo del fuero militar ha sido muy delicado y con señales muy confusas. Lo del Marco para la Paz habla de la posibilidad de elegibilidad para que cabecillas de la guerrilla. Lo que yo he escuchado en diálogos con altos oficiales es que es injusto que el coronel Plazas Vega esté condenado a 30 años de cárcel y mañana un líder guerrillero vaya al Congreso, sin pagar un día de prisión. Eso es muy difícil de explicar y entender.

¿Cómo califica la gestión del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón?

Tengo el mejor concepto, está haciendo su trabajo y es rescatable que por lo menos él sí reconozca y loe esté recordando al país lo que son las Farc: un grupo narcoterrorista.

¿Cómo ve el que en las últimas encuestas, el presidente Santos tenga una alta favorabilidad?

Una cosa es la percepción después de iniciar un proceso de paz y otra es cuando ya se desagregan en las encuestas sus componentes. Los sondeos han marcado siempre un retroceso en seguridad. Lo que hay actualmente es una euforia por la paz y eso se refleja obviamente en encuestas de opinión.

¿Cree que el gobierno de Santos es populista?

Pues con medidas como el programa de viviendas gratis sí. Este es un gobierno que reacciona y toma decisiones en función de las encuestas. Es un gobierno mediático y eso hace mucho daño. Un reflejo claro de eso fue el fiasco de la reforma a la Justicia.

¿Es verdad que el presidente Santos le ofreció ser ministro?

Sí, me ofreció el Ministerio del Interior y no lo acepté porque tengo mucha lealtad al liderazgo y las ideas del presidente Uribe. Llevó 15 años con él, me he formado políticamente a su lado y creo en ese modelo de Estado que durante ocho años le presentamos a Colombia. Uno en política tiene que tener convicciones, lealtad y gratitud.

En estos momentos cursa en el Congreso una reforma tributaria ¿cómo la ve?
Tiene aspectos positivos como la disminución del impuesto a la ganancia ocasional, que es un paso que da más formalidad y evita muchas trampas en las transacciones.

El gravar salarios de altos ingresos mensuales me parece bueno. La tributación tiene que mantener un principio de equidad. No tiene sentido que una persona que gane $20 millones al mes tenga la misma tasa de tributación efectiva que una persona que gane tres o cuatro millones. Me parece positivo también que se agrupe en tres categorías el IVA, ya que ello ayuda a simplificar la administración del sistema tributario.

Hay muchas dudas frente al Sena y Bienestar Familiar…

Sí, hay una discusión compleja en la reducción de la parafiscalidad y la garantía de financiamiento del Sena y Bienestar familiar. Tradicionalmente la salud ha tenido financiamiento público directo, por lo que allí no habría mayores riesgos, pero veo que el tema del Sena es delicado. Preocupa que se estanque la cobertura de estas entidades.

Se habla también de que se gravaría el ‘corrientazo’ y se elevan los costos de la medicina prepagada ¿eso es bueno?

La medicina prepagada tiene que llegar a una tarifa menor al 5. Tampoco se pueden gravar los giros y hay que hay que buscar una forma para no gravar el ‘corrientazo’. Eso es absurdo, pero yo creo que el Congreso no va a aceptar esas cosas y que le hará algunas mejoras a la propuesta de gobierno.

¿Es cierto entonces eso de que se quiere ‘apretar’ a la clase media?

Depende de qué se entienda por clase media. Si se habla de gravar más los ingresos, es posible que haya que subir el punto donde de tasa efectiva de tributación, pero no creo que una persona que gane más de $10 millones en Colombia no deba pagar un poco más de impuestos. Eso me parece equitativo para la estructura de ingresos colombianos. Entiendo también que el precio de la gasolina podría bajar $200, lo cual sería un alivio generalizado para la economía. La reforma tiene cosas muy rescatables.

El desempleo estaba en el 9,7 y pasó al 9,9, ¿cuál es su percepción?

En Colombia, uno de los grandes desafíos es el mercado laboral. La tasa de desempleo sigue siendo alta para el estándar de los países, incluso latinoamericanos, pero lo más difícil es la mala calidad del mercado laboral. Uno no se puede sentir cómodo con las cifras de informalidad y de subempleo que hay, porque es un deterioro de ingresos y eso lleva a lo que uno encuentra en muchas regiones y es que la gente dice que no entiende las cifras de empleo. Se dice que el desempleo está cediendo pero la calidad no es la más adecuada.

¿Santos se está rajando en ese tema?

Ese es un problema estructural que tiene la economía colombiana. En muchos años no hemos podido lograr tasas de desempleo más bajas, porque tenemos un problema de informalidad y precariedad en el empleo. Un cuello de botella que tenemos es que la mano de obra está poco calificada. El sistema educativo no forma a los jóvenes suficientemente, es un sistema que no tiene especialización y no genera mano de obra calificada.

¿No cree que muchos de los problemas que hoy persisten sean heredados del pasado, incluyendo al gobierno Uribe?

Claro, hay un problema histórico. Pero hoy el país tiene más posibilidades porque tiene mayor capacidad de recursos. Las regalías y los ingresos de la nación han crecido en 50% en dos años.

¿Será que Santos le apunta a la reunificación liberal?

Ese fue un propósito claro desde que inició este gobierno y no lo descarto.

¿Y allí que pitos toca la U?

Tendrá que tomar decisiones. Muchos se querrán ir al partido liberal, otros que estarán dispuestos a mantener el partido. Lo importante es darle claridad al país. En la medida en que todos seamos claros, sabremos a qué atenernos.

¿No le preocupa que usted y los posibles candidatos del uribismo tengan poca fuerza todavía?

El trabajo apenas empieza. Estamos a más de 18 meses de las elecciones y para eso es el trabajo político. Esto es como en la vida, uno va sembrando y llega el momento de la cosecha.

¿Será que el expresidente Uribe se le mide a encabezar lista al Senado?

Sería excelente para Colombia y para ésta propuesta del Centro Democrático. Pero no lo sé, es prematuro. No diría ni que sí, ni que no. Es una opción abierta.

Además de usted, ¿quién más cree que podía ser candidato presidencial del uribismo?

Juan Carlos Vélez y Carlos Holmes Trujillo me han manifestado su deseo. En el Partido Conservador se ha hablado de Martha Lucía Ramírez y algunos han manifestado el nombre de Luis Alfredo Ramos. Y están también Francisco Santos y Juan Lozano. Lo que hay que estimular es que muchos líderes estemos dispuestos a hacer este trabajo. Colombia necesita el debate político, serio y con altura.

En el Consejo de Estado se estaba revisando el tema del señor Fernando Londoño y la posibilidad de que se revoquen decisiones judiciales en su contra, ¿podría entrar a la lista?

Me parece excelente. Si él logra esa decisión judicial. Fernando Londoño es una persona que tiene mucho que aportarle al país y qué mejor que poderlo verlo en el escenario de la lucha democrática, sin restricciones.

Hablando del tema judicial, ¿qué opinión tiene de la situación de Luis Carlos Restrepo?

Espero que logre demostrar con claridad su actuación. Me parece que ha habido un extremo de politización en la forma como se ha querido actuar sobre él.

¿Y de Bernardo Moreno?

Tengo confianza en que la actuación de la juez que revisó y lo declaró un peligro para la sociedad se caiga, en las acciones de tutela que se están adelantando. Lo que se hizo con él en esa decisión judicial realmente es una contradicción.

¿Es un caso político?

Hubo una decisión que tiene una connotación de politización, porque coincidió con una nominación de un juez casi que por una circunstancia particular y la decisión se reversó, la que había tomado otra instancia judicial, de manera muy particular, que no alcance uno a entender las razones jurídicas de fondo en esa decisión.

¿Y sobre Andrés Felipe Arias?

Él se ha sometido con mucha valentía y tengo plena confianza en que logre demostrar su inocencia en el juicio que se le está adelantando.

Pero son tres personas que fueron alfiles del uribismo metidos en líos judiciales…

Pero no han sido condenadas. El hecho de que se les adelante un proceso judicial no quiere decir que sean culpables. Precisamente lo que se busca es encontrar la verdad judicial. Y creo que no se pude alterar la presunción de buena fe hasta que no sean vencidos en juicios.

¿Usted cree que el elemento común es persecución política del uribismo, la “venganza criminal” de la que habla el expresidente?

En muchas ocasiones hay una politización de esas motivaciones judiciales.
Usted dice que la política es el debate de las ideas, ¿por qué no permitir que las Farc entre en él?

Pero que renuncien al terrorismo, es que la sociedad no puede entregarse así.

Pero de eso se trata el proceso de paz: que dejen las armas…

El presidente Santos había hablado de cuatro inamovibles: renuncia a las armas, a la extorsión, al secuestro y al narcotráfico y ninguna de ellos está sobre la mesa. Estamos negociando con un grupo terrorista no con unos ángeles.

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