Mujeres: Cuerpos y territorios despojados en el Bajo Atrato “Para las mujeres, los senos son ríos, significan agua. Por eso ellas buscan recuperar sus tierras.”

Mujeres:
Cuerpos y territorios despojados en el Bajo Atrato
“Para las mujeres, los senos son ríos, significan agua. Por eso ellas buscan recuperar sus tierras.”

Las mujeres negras, indígenas y mestizas de las comunidades étnicas del Bajo Atrato, con el acompañamiento del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) y de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, en el marco del proyecto Vamos por la Paz1, presentan a la Jurisdicción Especial para la Paz (jep) este informe que da cuenta de las violencias de género relacionadas con el derecho a la tierra y al territorio, ejercidas contra mujeres de los municipios de Carmen del Darién, Riosucio y Unguía en el Bajo Atrato chocoano. El periodo de tiempo contemplado en este informe es de diez años, desde el 2011 —fecha en que inició la política de restitución de tierras como parte central de lo contemplado en la Ley 1448— hasta el 20212
.
El asunto que aquí se documenta es de interés para la jep en el marco de su misión de administrar justicia, garantizando la participación de las víctimas, con un enfoque territorial, diferencial y de género. Es, además, particularmente concerniente al caso 004, abierto a través del Auto 040 del 11 de septiembre de 2018, en el que dicha jurisdicción prioriza los hechos ocurridos en la región de Urabá, Bajo Atrato y Darién, por cuanto la gravedad de la situación que viven allí las mujeres y que las afecta de manera diferenciada, amerita que la jep valore la pertinencia de investigar los hechos a profundidad, sancionar a los responsables, reconocer las afectaciones particulares a las mujeres y adoptar medidas cautelares individuales o colectivas para salvaguardarles la vida y restablecerles los derechos en sus territorios, así como dirigir acciones para la reparación y su dignificación.


En este marco, el principal objetivo de este informe es brindar elementos analíticos y contextuales para entender las relaciones entre las violencias de género —particularmente las ejercidas contra las mujeres— y las violencias relacionadas con el derecho a la tierra y el territorio en el Bajo Atrato chocoano. El análisis aquí expuesto permite entender cómo las violencias que se ejercen contra las mujeres en esta región no son fortuitas o meramente coyunturales, sino afines a los intereses de los grupos armados y de los sectores empresariales, políticos y poseedores de mala fe vinculados con el acaparamiento de las tierras de la región. Al efecto, es necesario comprender los ensamblajes entre las violencias que se ejercen contra las mujeres indígenas, negras y campesinas, y las estrategias usadas para el despojo, vaciamiento y apropiación de los territorios de las comunidades.


Las violencias ejercidas contra las mujeres en el Bajo Atrato se soportan en estereotipos de género y raza persistentes desde la colonización, y muchas veces naturalizadas debido a su continuidad en el tiempo, lo que ha contribuido a su invisibilización. Esto significa que en el marco de las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas en el territorio, las violencias contra las mujeres y sus impactos suelen ser consideradas “menos graves” o simplemente parte de la experiencia de “ser mujer”. Esta naturalización de las violencias contra las mujeres resulta favorable a los intereses de los perpetradores, porque promueve la impunidad frente a estos hechos (Centro Nacional de Memoria Histórica [cnmh], 2017).


Sobre las mujeres negras, indígenas y mestizas que luchan por sus tierras, bien se trate de terrenos individuales o de territorios colectivos, los actores armados y sectores empresariales han ejercido diferentes tipos de amenazas y violencias con el propósito de amedrentarlas, acallarlas, confinarlas o desplazarlas de sus tierras. La presencia de los grupos armados en la región ha afectado de manera directa la vida de las mujeres y su relación con el territorio, y ha transformado la geografía vivida por las comunidades

La situación de las niñas, adolescentes y mujeres del Bajo Atrato es preocupante en tanto la lucha por la tierra sigue vigente, y la presencia de actores armados y terceros es una amenaza constante. Esto significa que el temor está presente y es necesario que se den garantías de seguridad, particularmente a las personas que están ejerciendo liderazgos y sus familias, así como a las que son reclamantes de tierra o territorios colectivos. Las voces de las mujeres que participaron en este informe son, en sí mismas, un acto de resistencia y valentía, motivado por la convicción de la necesaria persistencia en las luchas por la tierra de los pueblos marginados y empobrecidos.

En el sentido de todo lo mencionado, se hace necesario poner de presente que el análisis de las afectaciones por la pérdida y reclamación de los derechos sobre las tierras no puede ser desligado de las formas de exclusión y marginación ejercidas ancestralmente hacia las mujeres y los consecuentes efectos sobre los derechos a la propiedad, en medio de un alto grado de informalidad en materia de tenencia de la tierra en Colombia (Meertens, 2016). A partir del 2008, mediante Auto 092 de 2008 de la Corte Constitucional y posteriormente con la Ley 1448 de 2011, el Estado reconoció el impacto desproporcionado del conflicto armado en las mujeres y ordenó atender y resarcir sus afectaciones de manera diferenciada, a través de los procesos de reparación integral a víctimas y
de restitución de tierras. De esta manera se hizo explícita la necesidad de reconocer la manera en que el conflicto armado afecta el cuerpo de las mujeres, así como su patrimonio y medios de vida.


Si bien el Acuerdo de Paz y la política de restitución de tierras consideran un enfoque de género que representa, sin duda, un avance en materia de derechos de las mujeres, lo dispuesto en el papel no se ve reflejado en los territorios en términos de acceso a la tierra y garantías de seguridad para ellas.


Por lo anterior, este informe resulta novedoso dado que no existen investigaciones previas en esta región sobre las conexiones entre las violencias contra las mujeres y el ya comentado proceso de despojo y desplazamiento que ha tenido lugar en el Bajo Atrato. Esta indagación da claves importantes para entender las violencias contra las mujeres como expresiones directamente relacionadas con las motivaciones de los agresores. Acercarse a esta manera de entender las violencias es central para la labor de identificar los patrones detrás de estas formas de victimización y determinar los responsables que enfrenta la jep.


El presente documento está compuesto por seis apartados; en el primero se abordan las claves conceptuales que guiaron la investigación; en el segundo se detalla la metodología empleada para la recolección de la información, en concordancia con el horizonte conceptual; en el tercero se explora la relación de las mujeres con la tierra y el territorio desde los aspectos contextuales y las percepciones y cartografías que ellas construyen de sus territorios; en el cuarto se detallan las violencias ejercidas contra las mujeres y, en la medida del alcance de este informe, las funcionalidades de estas para los perpetradores o actores poderosos de la región; el quinto describe la situación de riesgos y vulnerabilidades que afrontan en este momento las mujeres en el Bajo Atrato; y, finalmente, se formulan una serie de conclusiones y recomendaciones construidas junto a las mujeres participantes.