“Las víctimas en Colombia siguen siendo silenciadas”: Comisión Ética

“Estamos aquí para solidarizarnos con su lucha, porque la sentimos como nuestra”. Las palabras de Mirta Acuña de Baravalle, una de las fundadoras del movimiento Madres de la Plaza de Mayo de Argentina, sirvieron de aliento a los familiares de víctimas de desaparición forzada que se dieron cita la noche del martes 4 de noviembre en la cancha del barrio Eduardo Santos, comuna 13 de Medellín.


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No obstante su avanzada edad, Acuña de Baravalle no dudó un instante en participar del evento Vigilia Humanitaria: escarbando la verdad, exigiendo la justicia, por medio del cual un grupo de organizaciones no gubernamentales y víctimas del accionar paramilitar de esta zona de la ciudad le rindieron un sentido homenaje a sus seres queridos desaparecidos y, de paso, le exigieron a las autoridades judiciales iniciar cuanto antes la exhumación de cuerpos que se presume están enterrados en los sectores conocidos como la “escombrera” y la “arenera”.

“Estamos exigiendo que en ese sector, ubicado precisamente en las montañas que bordean el (barrio) Eduardo Santos, no se sigan arrojando escombros como hasta ahora. Son muchos los indicios de que allí estarían enterradas las personas que fueron reportadas como desaparecidas luego de la Operación Orión”, señaló Adriana Arboleda, miembro del Colectivo de Derechos Humanos Semillas de Libertad (Codhesel), una de las responsables del evento.

Para Mirta, estas luchas por acceder a la verdad y a la justicia no le son ni ajenas ni desconocidas. Su hija, Ana María, y su yerno, desaparecieron el 27 de agosto de 1976. Eran los años de la dictadura militar en Argentina y como ella misma lo dice: “eso pasaba ante los ojos del mundo sin que nadie lo reconociera y sin que a nadie le importara”.

Al momento del hecho, Ana María tenía cinco meses de embarazo. Hoy, 35 años después, Mirta aún no tiene claro ni el cómo ni el por qué sucedió; tampoco tiene noticia alguna del paradero de sus familiares. A pesar de ello, la madre argentina continúa exigiendo su derecho a conocer la verdad y a que los responsables sean juzgados.

Su presencia en este barrio incrustado en las montañas occidentales de la ciudad significó para muchos de los asistentes un ejemplo de dignidad y resistencia. Las palabras de la activista argentina revitalizaron los ánimos de familiares de desaparecidos que sienten estar librando una lucha infructuosa y sin resultados.

“¿Por qué sigo exigiendo justicia después de 35 años? Bueno, porque creo que está en juego la vigencia de los derechos humanos, de ese derecho que tenemos todos de pensar y obrar distinto, sin que nos juzguen por eso (…) ¿Por qué estoy aquí? Cuando nos pasó esto en la Argentina nadie nos creyó ni nos apoyó. Vengo a decirles que no están solos”, dijo Mirta.

Acompañamiento internacional

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La mujer argentina no fue la única extranjera presente en el evento. De hecho, las víctimas del conflicto armado de la comuna 13 sintieron el apoyo y el respaldo de la comunidad internacional, que se hizo presente a través la Comisión de Ética de la Verdad a Colombia, ente de opinión creado en el 2006 por un grupo de personalidades extranjeras que busca acompañar a los movimientos de víctimas del conflicto armado en Colombia.

De él hacen parte reconocidas personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, premio Nóbel de Paz en 1980; Francois Hourtard, confundador del Foro Social Mundial; Steven Natahn Haymes, profesor asociado de filosofía de educación y estudios culturales en la Universidad DePaul de Chicago; y Libertad Sánchez Gil, portavoz de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica en Mérida y Comarca (España), entre otros.

Desde su creación, han sido varias las visitas que la Comisión ha realizado al país para constatar que las víctimas cuenten con las garantías necesarias por parte del Estado colombiano para acceder a la verdad, la justicia y la reparación. Gracias a esta labor de acompañamiento, la Comisión ha sido enfática en afirmar que en Colombia, los afectados por el accionar paramilitar siguen sin ser escuchados y en los peores casos, perseguidos y amenazados.

“De 2006 a la fecha vemos que las víctimas siguen siendo amenazadas, intimidadas y silenciadas. Si se silencia la voz de las víctimas, se silencia una parte importante de la verdad. Si no se saben los hechos que ocurrieron, no puede haber justicia. Si no hay justicia, no va a haber reparación”, señaló Libertad Sánchez Gil, quien también estuvo presente en la Comuna 13.

Según la activista española, el hecho de que un amplio sector de la sociedad que ha padecido la violencia armada, específicamente aquella ejercida por los grupos paramilitares, continúe reclamando protección para sus vidas constituye un indicador negativo para una sociedad democrática como la colombiana.

Pero a pesar de este complejo panorama en el que se desenvuelven las víctimas en Colombia, los miembros de la Comisión presentes en el barrio Eduardo Santos enviaron un mensaje de aliento a los diferentes movimientos que luchan por acceder a los derechos de verdad, justicia y reparación.

“Hemos visto que a las víctimas en Colombia aún no se les reconoce todo el sacrificio y el esfuerzo que han tenido que hacer todos estos años. Vemos que en muchos lugares, hay personas que todavía padecen los efectos de la violencia. Pero hay que seguir insistiendo, no se puede claudicar”, manifestó Mary Bricker–Jenkins, activista en derechos humanos de los Estados Unidos.

Fotos: De la Urbe- Universidad de Antioquia

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