Jornada de Acción y oración por Colombia

PERO QUE FLUYA COMO AGUA LA JUSTICIA,
Y LA HORADEZ COMO UN MANANTIAL INAGOTABLE.
Amós 5:24

Desde hace unos 4 años se viene promoviendo la Jornada de Acción y Oración por Colombia, como una oportunidad para que conjuntamente iglesias de diferentes denominaciones en Colombia, Estados Unidos y Canadá oren por la paz de Colombia y tengan una oportunidad para adelantar acciones de Inidencia Política. Este año, consideramos importante seguir orando por aquellas personas defensoras de la vida, de los derechos de las personas y la construcción de la paz. También creemos conveniente pronunciarnos acerca del TLC entre Colombia y EU y la ayuda militar de EU hacia Colombia.


En años anteriores, se han promovido acciones litúrgicas, acciones públicas y cartas desde Colombia para que iglesias en EU y Canadá las usen como herramienta para la incidencia política ante sus Parlamentos y Gobiernos.

En Bogotá, este año se están organizando varias accciones, a las que les invitamos muy cordialmente a participar.

Vigilia de Oración y Acción por Colombia. Catedral de San Pablo, Iglesia Episcopal Anglicana. Calle 51 N 6-19 Bogotá. Sábado 26 de abril de 6 a 9 p.m. Con nuestras esperanzas y llevando pan para compartir juntas y juntos, uniremos nuestros espíritus en unión con Jesucristo.
Recolección de Firmas para la Carta que Saldrá desde Colombia hacia EU. Se busca que Sacerdotes, Pastora/es, religiosa/os, Líderes eclesiales, directores de organizaciones eclesiales, etc. puedan firmar la carta llamando la atención sobre el TLC y la ayuda militar hacia Colombia.
La carta la puedan presentar iglesias hermanas de EU y Canadá a sus congresistas, gobernantes, etc. Solo tienen que enviar por este medio (jennyneme@justapaz.org o jess@witnessforpeace.org), la autorización vía mail, para que el nombre de la persona, cargo, nombre de la organización y los datos de contacto.
Fecha límite 30 de abril (Ver carta anexa).
Animamos a que puedan desarrollar en sus espacios eclesiales y organizacionales acciones litúrgicas, acciones públicas o de incidencia política alrededor de los temas planteados. También pueden sumarse a esta convocatoria y divulgando estas acciones.

Invitan: Iglesia Menonita, Iglesia Episcopal Anglicana, Iglesia Evangélica Luterana de Colombia, Iglesia Hermandad en Cristo, JUSTAPAZ, Acción Permanente por la Paz, Fundación SERCOLDES, HEKS, Comité Andino de Servicios, Sección V.J.P. Secretariado Nacional de Pastoral Social, Conferencia de Religiosos(as) de Colombia.

En hermandad cristiana con las iglesias de Estados Unidos y Canadá,

“Y el efecto de la justicia será paz; y la labor permanezcamos en reflexión por la paz, de la justicia, reposo y seguridad para siempre.” Para que se invierta menos en la guerra y más en la gente. Isaías 32. 17
A favor de nuestra seguridad alimentaria y en bien de los campesinos más pobres.

Abril 25 de 2008
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

Honorable Congreso de los Estados Unidos
Washington, D. C.

Estimados Congresistas:
Nosotros, las y los abajo firmantes, somos personas de fe de Colombia y los Estados Unidos, convencidas que Dios nos invita a estar del lado de los débiles, de las víctimas y de los pobres. En ese sentido, como representantes de diferentes comunidades de fe e iglesias acudimos a ustedes porque sabemos que pronto estudiarán dos propuestas de ley que tendrían un impacto importante para Colombia—la asistencia militar y social que Estados Unidos da como parte del Plan Colombia y el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y los Estados Unidos. Les escribimos para que sus decisiones sean la base para crear las condiciones para una vida digna de todos, promoviendo la justicia y la paz que tanto anhelamos.
Colombia lleva más de 50 años de conflicto armado, violencias, desigualdades e injusticias. En el conflicto armado, la población civil es la más afectada. Más de cuatro millones de personas han sido desplazadas de sus tierras. Este conflicto armado deja más de 3.000 muertos anuales y hay decenas de miles de víctimas de los paramilitares y las guerrillas, quienes hoy reclaman verdad, justicia y reparación. Por otro lado, las Naciones Unidas indica que el 45 por ciento de la población colombiana se encuentra en situación de pobreza.
Hemos seguido muy de cerca los debates en el Congreso acerca de los derechos humanos en Colombia y el balance entre lo militar y lo social de la ayuda que Estados Unidos entrega anualmente a Colombia. Aplaudimos los logros del año pasado cuando el Congreso cortó US$142 millones de dólares de la ayuda militar y aumentó la ayuda social en US$97 millones. Sabemos que este año el Presidente George Bush otra vez ha solicitado que el Congreso apruebe un paquete de ayuda con cerca del 75 por ciento en ayuda militar. Nosotros, que trabajamos con las víctimas del conflicto o las acompañamos desde los Estados Unidos, esperamos que el Congreso de prioridad al trabajo por la paz y la asistencia socio-económica en lugar de la ayuda militar.
A la vez, sabemos que el Congreso está estudiando la ratificación del Tratado de Libre Comercio negociado entre los gobiernos de Colombia y de los Estados Unidos. Siendo fieles a nuestros principios, tenemos que estudiar cualquier política pública desde la óptica de los pobres y las víctimas. Por esto, en Colombia estamos obligados a ver cómo un Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y Colombia impactaría a los que, estima la ONU , son cerca de nueve millones de colombianos viviendo en el campo— el campesino, el indígena y el afro-colombiano—el 80 por ciento de los cuales viven en la pobreza, según USAID.
Según la ONU, el 21 por ciento de la población empleada en Colombia vive de la agricultura, la gran mayoría en el campo. Las investigaciones de los impactos de los Tratados de Libre Comercio entre países subdesarrollados como Colombia y los países con economías grandes como los Estados Unidos muestran que los subdesarrollados pierden un número significativo de empleos en el campo. Por ejemplo, estudios independientes muestran que en México, por lo menos 1.3 millones de campesinos han sido desplazados de su producción agrícola debido a las importaciones subsidiadas desde los Estados Unidos.
Mientras en México muchos de estos campesinos han intentado sobrevivir emigrando a los Estados Unidos, en Colombia estaríamos a riesgo de que se aumente el número de población desplazada, una población que ya es la segunda más grande del mundo. Nos asalta la preocupación de que ante el grave conflicto armado que vive Colombia en las zonas rurales sumado con los impactos en el sector rural que podría tener el Tratado de Libre Comercio, decrezca el número de hectáreas dedicadas a la agricultura, se afecte el sustento y subsistencia de la población rural, quedando ésta expuesta a factores que históricamente han reproducido la violencia y pobreza en Colombia: migración hacia centros urbanos, desplazamiento forzado interno, producción de cultivos ilícitos y reclutamiento de grupos armados ilegales, entre otras consecuencias funestas.
Nos preocupa además que el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y Colombia ponga en riesgo la seguridad alimentaria de los colombianos, ya que en gran parte dependería de la importación de los Estados Unidos de granos básicos y otros alimentos fundamentales para el consumo diario. El Tratado tampoco contiene normas eficaces para la protección de trabajadores y el medio ambiente. Normas laborales son particularmente importantes en Colombia, país con más sindicalistas asesinados en el mundo. Y sin las normas necesarias dentro del Tratado para proteger el medio ambiente, estaríamos arriesgando el medio ambiente colombiano, considerado como el segundo en el mundo más rico en biodiversidad.
Por lo tanto, les pedimos, honorables congresistas, que tomen en cuenta las siguientes solicitudes antes de considerar la propuesta de asistencia para Colombia o la ratificación del Tratado de Libre Comercio:
· Recortar aún más la ayuda militar y las fumigaciones aéreas, que no nos acerca a la paz en Colombia, aumentando significativamente la ayuda para los pobres, los desplazados, refugiados y las víctimas del conflicto armado.
· Insistir que el Departamento del Estado haga un control sustancial en las condiciones de derechos humanos existentes en la ley, ya que se evidencia un aumento preocupante en asesinatos de civiles y otras violaciones de derechos humanos atribuidas a las Fuerzas Armadas Colombianas.
· No ratificar un Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y Colombia que aumentaría la ya preocupante pobreza en la población rural colombiana, que atenta contra la seguridad alimentaria y que no tiene suficientes protecciones ni para los trabajadores ni el medio ambiente colombiano con biodiversidad importante.
Estimados congresistas, solicitamos sean tenidas en cuenta nuestras preocupaciones, a fin de encontrar auténticos caminos de justicia y paz para Colombia, los Estados Unidos y el mundo entero.

Abril 25 de 2008
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz