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En Curvaradó y Jiguamiandó

Una persistente tragedia ambiental por la destrucción de ecosistemas debido a la desertización, la canalización, la deforestación intensiva, la siembra de palma y la extensión ganadera se continúa constatando en el Curvaradó y se extiende impunemente al Jiguamiandó.


Los recientes escándalos mediáticos propiciados por un informe del domingo pasado el diario El Tiempo, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3091228

devela una estructura criminal detrás del agronegocio de la palma. Una cadena de actuaciones irregulares, de corrupción, de uso indebido del poder y de interacción con la criminalidad paramilitar. Actuaciones criminales sustentadas en la obsesiva persecución y destrucción de un grupo humano, de comunidades obligadas al desplazamiento forzoso, al destierro, al terror y a vivir las secuelas de la impunidad.

Tanto los informes de prensa, http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=115482 como las investigaciones que se adelantan bajo el radicado 3856 continúan dejando de lado el repoblamiento desarrollado a través de la estrategia paramilitar bajo el nombre de la Alianza de Colombia Sin Hambre y Asoprobeba, el agronegocio ganadero y las graves consecuencias que arroja la destrucción de una región considerada por el mismo Estado colombiano como Reserva Forestal desde 1959

En los informes se colige la responsabilidad de agentes gubernamentales, administrativos desde el 2001, algunos de los cuáles participaron hasta ayer, JUAN JOSÉ CHAUX, Embajador en República Dominicana y MARIA FERNANDA ZUÑIGA, Ministerio de Agricultura, http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso-enredos-de-familia cargos del gobierno de Alvaro Uribe http://www.wradio.com.co/nota.asp?id=671211. Otros se encentran amparados de cualquier investigación seria porque son beneficiarios de la ley para la impunidad 975. De algunos se desconoce su rastro como Vicente Castaño, y otros continúan burlándose de las victimas amparados en la lentitud de investigaciones judiciales.

El Ministerio de Ambiente ha reconocido que estos territorios titulados a las comunidades negras son parte de la Reserva Forestal. Acatando una orden judicial emitida por la Fiscalía 14 que adelanta el procesó 3856 ha iniciado un estudio del impacto ambiental generado en la región a partir de la siembra de la palma y la extensión ganadera. Mientras se realiza el estudio, la Corporación Autónoma de Chocó, Codechocó, encargada de controlar y vigilar la aplicación de la ley ambiental es ineficaz para evitar esa destrucción ambiental que se continúa prolongando en medio de la presencia militar de la Brigada 15 y de los funcionarios de este ente ambiental. El ministerio de Ambiente se ha negado actuar

Las contradicciones

El Ministerio de Agricultura insiste en motivar a los afrocolombianas y mestizos integrantes de los Consejos Comunitarios a ser parte del agronegocio de la palma.

Olvida deliberadamente que no ha existido una restitución de la propiedad, los empresarios se han negado a devolverla. Aumentando la victimización responsabiliza a las comunidades de las consecuencias que trae la no intervención Fito sanitara sobre la palma. Por su parte, el Ministerio de Ambiente, insiste en indicar que estos territorios son Zona de Reserva Forestal y que se debe proyectar actividades agrícolas conforme a esos ecosistemas.

Entre tanto, la Vice Ministra del Interior, María Isabel Nieto, quien ha dispuesto toda su voluntad actuando conforme a la Constitución y la ley, sin lograr la restitución de la propiedad

Las “Aguilas Negras” imposibilitando medir la totalidad del impacto ambiental

Una y otra vez se ha indicado en el marco de las Medidas Provisionales de la Corte Interamericana, la operación de las “Aguilas Negras”, la tolerancia institucional con las mismas en varios puntos de Curvaradó y Belén de Bajirá y Mutatá, así como de la continuidad de la destrucción ambiental. No se trata de un grupo emergente sino de la reingeniería militar del paramilitarismo y del control social territorial del Estado colombiano

A la ofensiva iniciada desde 1996 que arroja un saldo de más de 140 victimas de crímenes de Lesa Humanidad, en el inició de la estrategia paramilitar construida por la Brigada 17, en manos del General Rito Alejo del Río, se sumó la ofensiva empresarial vinculada a la deforestación, la ganadería, la siembra de palma desde el 2001. Ofensiva que hoy bajo nuevas modalidades se reproduce impidiendo la restitución de la propiedad a los afrocolombianos y mestizos y ampliando la destrucción ambiental y los mecanismos de violaciones de derechos humanos.

Los sectores empresariales palmeros en una coincidente presencia militar de la Brigada 15 han empezado a delimitar y señalar las nuevas áreas de deforestación. La construcción de zanjas sobre el Jiguamiandó está a la orden del día. Entre tanto, la deforestación industrial es regulada por estructuras de las “Aguilas Negras” que han conformado una Asociación Maderera, en la que se obliga a los campesinos a entregar la madera a esta, pagar un impuesto para las “Aguilas Negras”, so pena de ser detenido por la Policía de Belén de Bajirá, como en efecto ha ocurrido.

Al lado de la ofensiva intimidatoria de las “Aguilas Negras”, del control económico, bajo operaciones encubiertas, las iniciativas de las comunidades como las Zonas de Biodiversidad han sido sometidas a una estigmatización y deslegitimación como parte de una estrategia de la guerra. Los letreros que identifican estos espacios de conservación o recuperación de ecosistemas, con siembras de pan coger han sido destruidos en actuaciones encubiertas.

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Uno de los defensores de derechos humanos de la Comisión de Justicia y Paz, que se vio obligado a salir de la región ante las amenazas de muerte de las “Aguilas Negras”, en los últimos 15 días, alcanzó a realizar una valoración ambiental dentro del Curvaradó y Jiguamiandó de los daños causados por la siembra de palma y por la deforestación.

Las conclusiones iniciales son contundentes sobre el pasado y una voz de alerta sobre el daño irreparable que amenaza el territorio colectivo de Curvaradó

Riesgo inminente de la ampliación de la destrucción ambiental

Se tomaron 3 muestras de suelo en sitios con bosque poco intervenido, rastrojo y suelos limpios para cultivo, las dos primeras en torno a la Zona Humanitaria y Zonas de Biodiversidad ” Nueva Esperanza y “Pueblo Nuevo” en el Jiguamiandó. Con estas se analizó la textura, densidad aparente, color, contenido de humedad y materia orgánica. Igualmente, se evaluó el impacto de las actividades productivas de las comunidades, en comparación con las plantaciones de palma, la extracción de madera con corroboración etnográfica y geográfica.

Si las amenazas de muerte no se produjeran o mejor, si el paramilitarismo no existiera y no estuviera en modo alguno relacionado con estos agronegocios de palma y madera, un diagnóstico total se hubiese podido levantar. Esta es una de las consecuencias de las amenazas, la posibilidad de evaluar los daños causados por la deforestación y el mono cultivo

Los impactos ambientales por la deforestación industrial y la siembra de palma de aceite con base en los criterios del modelo de matriz Causa-Efecto propuesto por Fischer y Davies, indican que han sido negativos de -47 y -129 puntos.

En la mirada preliminar de las dos actividades estudiadas se interpreta que las más negativas son el apeo y transporte en el caso de explotación maderera y el desmonte y la preparación del suelo en el caso de cultivo de palma de aceite. Ambas generan perdida de biodiversidad, desplazamiento de especies animales (que como las comunidades indican, ven reducido su hábitat); la pérdida del valor ambiental del bosque, la perdida de recursos vegetales que son utilizados regularmente por las comunidades con fines domésticos y alteración en los servicios ambientales del bosque como es el control de erosión, regulación climática e hídrica y el entorno paisajístico.

Para el agronegocio de la palma se ha requerido la construcción de zanjas, los mayores efectos son la erosión producida por el aumento en la torrencialidad y de manera directa la lluvia sobre el mismo. La simplificación del ciclo hidrológico, descarta etapas importantes, como la interceptación y escurrimiento, la pérdida del horizonte orgánico, compactación y capacidad de retención de humedad. Igualmente, la extracción industrial de madera, su desmonte, la preparación de terreno y cultivo de palma no se observa que haya tenido ningún tipo de medidas de Prevención, recuperación, mitigación y/o compensación del impacto ambiental.

Si bien, la práctica tradicional comunitaria se realiza con tala o quema, siembra de especies agrícolas como arroz y plátano, protegiendo especies maderables aún dentro del cultivo, se producen efectos ambientales que son absolutamente menores y corregibles en comparación con los agronegocios paraempresariales. Ha sido, la práctica tradicional la que ha permitido la protección de la diversidad de especies de las primeras etapas sucesionales y aquellas maderables o con usos importantes. Las comunidades conservan especies forestales al momento de las siembras agrícolas, sus prácticas extractivas con fines domésticos las combinan tímidamente con iniciativas de reforestación con las mismas especies, medida con la que se pretenden minimizar los efectos ambientales

En las Zonas de Biodiversidad se comprueba como los espacios intervenidos por las comunidades conservan especies valiosas de porte mediano y alto como Cativo (Prioria copaifera), Higueron (Ficus sp), Caracolí (Anacardium excelsum), Guino, Abarco (Cariniana pyriformis), Cedro, Caderito, Sangregallo y Murrapo (Euterpe sp, Palmae) y especies usadas para leña como Guacimo (Guazuma ulmifolia (Sterculiaceae). El suelo es del tipo franco, limo arenosa, color café claro con cristales, mantillo ocapa, orgánica de 2 cm, rastrojo y bosque, con alo contenido de humedad y densidad y contenido de materia orgánica en la muestra proveniente de bosque primario.

Mientras la observación técnica participante se realizaba, continuaba la extracción del fruto de la palma en predios colectivos usurpados por los paramilitares y sus benefactores empresariales. El ganado seguía pastando en predios que ayer eran multiplicidad de ecosistemas, los arboles de la selva primaria continuaban cayendo; los canales modificando el curso normal de los ríos. Todo al lado de la institucionalidad militar, en presencia de los organismos de control ambiental. Los perpetradores de crímenes de lesa humanidad y crímenes ambientales continúan paseándose en sus camionetas, escoltados con algunos “desmovilizados”, definiendo las estrategia de control social con el repoblamiento, y el diseño de campañas y estrategias para negar la posibilidad de la sobrevivencia de la región Forestal. Urdiendo con su poder corrupto la persecución a los habitantes de la Zonas Humanitarias y de Biodiversidad. Armando el engaño y usando de la amenaza para evitar la posibilidad de la Vida Humana y del Planeta.

A pesar de que los daños causados son enormes, se continúan hoy en día haciendo talas indiscriminadas y cambios de uso del suelo para continuar con la plantación de cultivos industriales ilegales e ilegítimos.

La descripción aproximada del impacto sobre los ecosistemas, se identifica en el siguiente cuadro:

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Comisión Intereclesial de Justicia y Paz