Empresas fachada en el DAS

Con socios detectives, el organismo constituyó una red de sociedades ficticias. William Romero, con verdades por aclarar.


A mediados de 2007, en los tiempos de transición entre la dirección de Andrés Peñate y la de María del Pilar Hurtado en el DAS, para facilitar la adquisición de vehículos, computadores, cámaras y grabadoras se ordenó crear una red de 14 empresas de fachada. La casa matriz tomó el nombre de Asesorías Psicológicas Clínicas y Organizacionales (Apcor Ltda.). Su gestión en el escándalo de las chuzadas y seguimientos ilegales se erige como una piedra angular que podría explicar cómo se orquestó la operación que hoy desprestigia al DAS.

En sus confesiones a la Fiscalía, ya la mencionó específicamente el ex subdirector de Fuentes Humanas, William Romero Sánchez, quien además de revelar que a través de la sociedad Apcor se compraron unos 50 vehículos y al menos 75 computadores, entre otros elementos para facilitar las labores de inteligencia, también la señaló como el sitio donde en un tiempo permanecieron ocultas muchas de las pruebas que hoy tienen contra las cuerdas a unos 30 ex funcionarios del DAS, entre directores, jefes intermedios y detectives.

Según el certificado de existencia y representación legal expedido por la Cámara de Comercio de Bogotá, la sociedad Asesorías Psicológicas Clínicas y Organizacionales fue matriculada en julio de 2007, pero como lo constató El Espectador, no fue protocolizada en una notaría sino a través de un documento privado. Dicho acuerdo señala que en una casa ubicada en la carrera 11 con calle 72 de Bogotá, el 13 de junio de 2007 se reunieron para crear la empresa Yanneth Velásquez Vargas, María Patricia del Río y Hamilton Nonato Mora.

Tres meses después, Yanneth Velásquez decidió ceder sus acciones y Gonzalo Rodríguez Sánchez ingresó como nuevo socio. La empresa Apcor, que en papeles se había constituido con un capital de $10 millones, en su nueva estructuración certificó un capital de $170 millones. Un año después, en octubre de 2008, el nuevo socio decidió ceder sus acciones y éstas pasaron a María Patricia del Río y Hamilton Nonato. Desde diciembre de 2009 la sociedad fue declarada disuelta y en estado de liquidación. Pero sigue dando sorpresas.
El pasado 6 de septiembre, el referido Hamilton Nonato, a través del Registro Único Empresarial, reportó operaciones de la empresa por valor de $287 millones. Es decir, ni se ha disuelto ni se ha liquidado. Por el contrario, al parecer sigue funcionando en alguna de las tres direcciones en Bogotá que incluyó en los documentos públicos acreditados en la Cámara de Comercio: una casa en la carrera 104 con calle 13D, una oficina en la carrera 15 con calle 83 o una oficina en la Avenida El Dorado con carrera 68C. En alguno de ellos opera una empresa de fachada del DAS.

Según una fuente consultada por El Espectador, Apcor Ltda. fue o ha sido más que una fachada del DAS para comprar vehículos, computadores o cámaras. También fue utilizada como sitio de reunión para coordinar trabajos de inteligencia, entrevistar testigos y fuentes, capacitar personal de informantes o estructurar negocios paralelos en las labores del organismo de seguridad. Por ahí pasaron dineros a montón de gastos reservados, se coordinó el trabajo de otras 13 empresas similares y sólo en 2008 se gestionaron unos $4.700 millones.

Era una especie de DAS paralelo, donde circulaban muchas personas y se subcontrataban múltiples trabajos. Pero al mismo tiempo, como lo calificó la fuente consultada, “era una red de corrupción, donde unos cuantos jefes intermedios del DAS hacían lo que les daba la gana”. Y se les fue la mano porque además de que se compraron bienes en exceso y terminó por vincularse para distintas acciones a familiares o amigos sin experiencia en trabajos de inteligencia, las sedes se convirtieron en apartamentos privados de algunos agentes.

¿Y quiénes estaban detrás de Asesorías Psicológicas Clínicas y Organizacionales? No eran propiamente, como lo sugería su objeto social, expertos en sicología clínica transpersonal, terapias regresivas o terapias alternativas de desarrollo humano integral. Salvo Janneth Velásquez, sus accionistas eran detectives del DAS. Y no cualquier agente subordinado cumpliendo órdenes superiores. Al menos en el caso de Hamilton Nonato Mora, ya su nombre ha sido ventilado en las investigaciones que adelantan la Fiscalía y la Procuraduría.

Según Alba Luz Flórez Gélvez, conocida como la Mata Hari, la detective que infiltró a la Corte Suprema de Justicia y logró colocar micrófonos en su Sala Plena, cuando llegó a la Subdirección de Fuentes Humanas y recibió de William Romero la orden de recolectar información privilegiada del alto tribunal de justicia, su primera tarea fue elaborar una misión de trabajo denominada ‘Escalera’, con el detective encargado del caso. Y éste no resultó ser otro que el mismísimo creador y principal socio de Apcor Ltda., es decir, el agente Hamilton Nonato Mora.

En otro aparte de su extenso interrogatorio ante la Fiscalía General de la Nación, Alba Luz Flórez Gélvez, al hablar de los agentes de su caso precisó que Hamilton Nonato fue la persona encargada de su entrenamiento, “tanto en el conocimiento del espionaje como en los procesos de reclutamiento de las fuentes humanas”. Y agregó que esta instrucción se daba en tres pasos: el reclutamiento, la orientación de la fuente humana y la etapa de la manipulación. La instrucción que aplicó para que empleados de la Corte Suprema de Justicia ayudaran a cumplir su objetivo.

Lo ratificó el propio ex subdirector de Fuentes Humanas, William Romero Sánchez, quien en sus confesiones ante la Fiscalía indicó que Alba Luz Flórez fue escogida porque no estaba contaminada en labores de inteligencia y tenía deseos de aprender, y que para sustentar su tarea de acceder a información directa de la Corte Suprema de Justicia se diseñó el plan estratégico, se utilizaron los recursos de los gastos reservados y se designó un oficial para el caso: el detective Hamilton Nonato Mora, a quien se le dio un nombre encubierto para el desarrollo de la misión: Mao.

Hoy, en medio del escándalo por las chuzadas y seguimientos ilegales del DAS a magistrados, periodistas y políticos de la oposición, de Hamilton Nonato se sabe que en los últimos meses estuvo trabajando en Barranquilla y que el pasado primero de octubre dejó la institución. Sin embargo, en los certificados de la Cámara de Comercio sigue apareciendo como el principal socio capitalista de Asesorías Psicológicas Clínicas y Organizacionales, al punto que suscribió su último reporte financiero. Sus socios Del Río y Rodríguez siguen en el DAS.

En pocas palabras, si bien con el paso del tiempo las investigaciones de la Fiscalía y la Procuraduría han venido subiendo en nivel jerárquico y ya tienen tras las rejas a los directores de inteligencia y contrainteligencia o al director de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), también es claro que a nivel operativo y de mandos intermedios hay responsabilidades por aclarar. El nombre de William Romero Sánchez es clave para entender el escándalo, pero en su afán de salvaguarda judicial están aflorando nuevos nombres.
Y empresas como Asesorías Psicológicas Clínicas y Organizacionales, columna vertebral de una red de sociedades de fachada que sirvieron para convertir al DAS en una telaraña de inteligencia con muchos tentáculos ilegales.
Al parecer Hamilton Nonato Mora era el oficial de una estrategia. Pero no era el único y el cerebro de su accionar estaba en la Subdirección de Fuentes Humanas a cargo de William Romero. Y éste respondía a Fernando Tabares y Tabares a María del Pilar Hurtado. Hasta allí va la cosa. ¿Seguirá ascendiendo? Por ahora, siguen apareciendo los responsables colaterales.

La devolución de las acciones

La devolución de los dineros y el capital que maneja la empresa Asesorías Psicológicas Clínicas y Organizacionales (Apcor Ltda.) es objeto de estudio por parte del DAS. La razón es que desde el momento de su constitución, el capital de $10 millones, al parecer, fue producto de gastos reservados, es decir, recursos públicos. Posteriormente, para la compra de vehículos, cámaras, computadores y los demás insumos de inteligencia el DAS giró nuevos recursos. Ahora la mayoría de la composición accionaria de la sociedad Apcor aparece a nombre del ex agente del DAS Hamilton Nonato Mora y de María Patricia del Río Ortiz, quien actualmente es detective de la institución. ¿Los devolverán?

Las explicaciones del director

Sobre la existencia de la red de empresas fachada constituidas en anteriores administraciones, el director del DAS, Felipe Muñoz (foto), explicó que constituir empresas de ese tipo forma parte de un esquema convencional de actividades de inteligencia que se utiliza no sólo en Colombia, sino en el exterior. “Aquí el hecho no es que se hayan creado estas empresas para realizar actividades estratégicas. Lo complicado es que se pudieron utilizar para actividades ilegales, con altos costos, con una producción y resultados muy por debajo de las expectativas y necesidades institucionales”, precisó el funcionario. También manifestó que inició el desmonte del grupo de empresas fachada y que en el caso de Apcor se vieron en la necesidad de renovar la matrícula mientras se venden varios activos. Explicó, además, que presentó varias denuncias y que se adelantan las investigaciones del caso.

Norbey Quevedo H. | Elespectador.com