El triunfo de ‘la gata’: ¿de qué nos sorprendemos?

Con una entrevista estratégicamente concedida desde una cama a un noticiero de televisión, el mismo día en que se sabría que había vuelto a apoderarse de la exclusividad de la operación de los juegos de apuestas en Sucre, alias la Gata coronó otra de sus exitosas faenas:


Logró la conmiseración de los televidentes por su aparente deterioro físico y formalizó un multimillonario negocio más, de los muchos que detenta su organización gracias a la complicidad de un Estado descompuesto que ha permitido, sobre todo a partir de los años 2001 y 2002, que los recursos que deberían ingresar al sistema de salud, se quedaran en los bolsillos de unos delincuentes enmascarados en el ejercicio político, y de otros con la cara al descubierto como Enilse López.

La adjudicación del chance por la entidad oficial departamental Emcoazar a la firma Aposucre, del clan familiar de López, solo fue más descarada que de costumbre porque se entregó pese a las advertencias del valiente secretario de Transparencia de la Presidencia quien dijo, por todos los medios, que la licitación era irregular y sospechosa de principio a fin, empezando porque no había sino un concursante. Al gerente de Emcoazar, Edwin Romero, le había tocado suspender la adjudicación por las llamadas de la Casa de Nariño a su jefe directo, Julio César Guerra Tulena, ese “patriarca” del liberalismo elegido gobernador a los 78 años –hoy 80 – con el aval de su partido, que prefirió sumar sus votos a pesar de su edad y de su turbio pasado. Romero agachó la cabeza pero al final hizo lo que se sabía que iba a hacer: benefició a la Gata sin audiencia pública, sin prensa, sin testigos y desde luego, sin la ley. El gobernador asegura que no se enteró y separó del cargo a Romero. Poca, casi ridícula sanción para un individuo que debe estar muerto de la risa, disfrutando de lujosas vacaciones en algún lugar del mundo.

En 2011, cuando acababan de realizarse las elecciones, el portal Votebien.com puso en su página un artículo sobre el triunfo de Guerra. En el premonitor título se leía: “El último ‘chance’ de Guerra Tulena”. Y en frase destacada se indicaba: “Al cacique liberal…, le corresponderá entregar la licencia para operar el chance que por años ha estado en manos de la controvertida Enilse López. De ella se dice que fue uno de sus apoyos”. El título en cuestión era un juego de palabras que aludía, de un lado, a la edad de Guerra y del otro, a una afirmación que la Gata le habría espetado, en momentos en que se decidía la candidatura a la gobernación. Ella le habría dicho: “Julio, este es tu último chance”. No hay que ser un genio para entender que López se refería a la adjudicación de los juegos de azar. Así que le queda muy difícil zafarse de este escándalo a Guerra y a su combo, incluidos su esposa, a la que se considera la verdadera gobernadora; su hijo, Julio Miguel, y su sobrino, el nunca bien conocido José Guerra de la Espriella, Joselito, el del proceso 8000, hombre cercano a los gobiernos de Álvaro Uribe. Joselito, cuya historia todavía dará para asombrarse, tiene dos hermanos: la exministra María de Rosario Guerra, candidata a integrar la lista del uribismo al Senado, y Antonio, actual senador de Cambio Radical. Por su parte, la Gata, esa pobrecilla que quiere conmover nuestros corazones, también tiene hijo senador del PIN. Héctor Julio Alfonso López es socio de Aposucre, la gran ganadora del chance. Los partidos, el Congreso que ha tramitado las reformas a la Salud y al manejo de los juegos de suerte que terminaron favoreciendo intereses mafiosos, y los gobiernos que se han nutrido de esa telaraña de corrupción, son los padres de la Gata. Y de tantas gatas y gatos no identificados aún. No sé por qué nos sorprendemos.

Foto: http://www.eluniversal.com.co/regional/sucre/manana-audiencia-para-definir-licitacion-del-chance-en-sucre-131258