El progreso en el Bajo Atrato, exclusión, imposición, negación o cooptación

Las especulaciones, lo que hay detrás de la militarización, lo que existe detrás de las judicializaciones de integrantes de la Comunidad del Cacarica, CAVIDA y de sus acompañantes de Justicia y Paz, lo que se oculta detrás de la persecución de integrantes de la Brigada XVII contra los afrodescendientes, lo que no se quiere reconocer o aceptar, lo que existe detrás del desacato real y procedimental a la Sentencia de la Corte Constitucional, lo que está tras la deforestación mecanizada de las pocas manchas de cativo que aún persisten por la resistencia de los afrodescendientes del Cacarica, lo que hay detrás de la imposición de la siembra de palma aceitera y la consolidación de modelos de seguridad parainstitucional en La Balsa y de las políticas binacionales de seguridad fronteriza entre Panamá y Colombia, continúa haciéndose visible.


Desde la última cumbre en Guadalajara se conoció, se habló de la extensión del Tratado Pueblo-Panamá, se dijo del Tratado de Libre Comercio, TLC, todo se concretiza a través de la carretera panamericana, la mercantilización de la biodiversidad, la agroindustria de la Palma y del Arracacho, la patentización y reconocimiento de los recursos biológicos. Proyecto de infraestructura y agroindustria, que a pesar de los visionarios del progreso, acarreará costos humanos, territoriales y ecológicos, ellos están puestos al orden del día.

Poco a poco los intereses se hacen públicos. La consulta a comunidades indígenas y afrodescendientes es una formalidad, se usa de la legalidad y de imágenes participativas para definir el modelo de sociedad, el que es excluyente, el que es negador de la dignidad y de las posibilidades de sobrevivencia del planeta y de la humanidad. Esos modelos utópicos, soñados de los empobrecidos, de los excluidos, los ejercicios democráticos y participativos, de generación de alternativas a la formas del progreso de la privatización no importan. La vida de negros e indígenas es lo de menos. La negación de su derecho a la existencia. La posibilidad de una discusión transparente, abierta sobre el Territorio no es posible. Por encima, los intereses de poder, el uso de los mecanismos perversos jurídicos, políticos para ocultar las grandes verdades, la imposibilidad de respeto a otro, a unos modelos de sociedad humanos, fraternos, justos con los seres humanos y la humanidad y con el ambiente.

Allí en Palo de Letras, lugar donde se encuentran restos de asesinados y desaparecidos desde antes de 1.996., allí lo público del “progreso”. Allí a pocas horas de las Zonas Humanitarias “Nueva Vida” y “Esperanza en Dios”. Allí a pocos minutos donde fue asesinado, luego de haber sido torturado, MARINO LOPEZ, en desarrollo de la operación “Génesis”. Allí a pocos minutos donde en junio de 2001, estructuras paramilitares asesinaron a un integrantes de Parques Nacionales, allí donde fueron retenidos en esa misma fecha 26 integrantes de CAVIDA… allí donde la guerrilla cruzó hace más de 7 años… allí donde el derecho a la Vida ha sido negado, allí donde se trafica con la vida y con el territorio…. allí “el progreso anunciado en las incursiones paramilitares del 2001 a las Zonas Humanitarias “Nueva Vida” y “Esperanza en Dios”… allí

Retomamos, el artículo tomado del diario El Colombiano, del domingo 26 de Junio de 2004, titulado “Abrir el Tapón del Darién cuesta U.S $ 231 millones”

Abrir Tapón del Darién cuesta US. $ 231 millones

Gobernador anunció que Colombia y Panamá construirían la vía.
Hacen faltan 110 kilómetros para unir la Carretera Panamericana.
El mandatario sobrevoló ayer la zona del Tapón del Darién.

Por
Juan Carlos Monroy Giraldo
Medellín

La construcción de la carretera panamericana, un proyecto pensado hace más de dos siglos, está más cerca que nunca, gracias al buen ambiente que existe entre los gobiernos de Panamá y Colombia. Al menos así lo cree el Gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Correa, quien hizo el anuncio ayer antes de iniciar un sobrevuelo en la zona del Tapón del Darién en compañía de altos funcionarios del Gobierno Nacional.

El sobrevuelo, en el que estuvieron el ministro del Transporte, Andrés Uriel Gallego; un delegado del Ministerio de Medio Ambiente, la secretaria de Infraestructura del Departamento, Margarita María Ángel; el gerente de megaproyectos, Carlos Alberto Villegas; y el director de Planeación de Medellín, Federico Restrepo, tuvo como propósito conocer las rutas escogidas para construir los 110 kilómetros de vía que faltan para unir los dos países con la Carretera Panamericana, cuya extensión completa entre América del Norte, Centroamérica y Suramérica es de 25 mil 500 kilómetros.

De acuerdo con el Mandatario, se definió que en el Darién deberá construirse la vía entre el sitio Lomas Aisladas, en Colombia, y Yaviza, en Panamá. Para la escogencia de esta ruta, el Instituto Nacional de Vías contrató un estudio con una firma internacional que analizó 14 alternativas, entre ellas la no ejecución del proyecto.

Según los estudios técnicos, la obra tendría un costo aproximado de 231 millones de dólares, que serían asumidos por Colombia, Panamá y Estados Unidos (cada uno aportaría una tercera parte de la inversión).

“Es un valor muy bajo para una obra de semejante envergadura e importancia, no sólo para Colombia, sino para todo el continente”, afirmó Gaviria Correa, quien agregó que por su dimensión se requiere financiación del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

El Gobernador recordó que este proyecto ha sido discutido desde el siglo XIX en reuniones del Consejo Panamericano de Carreteras, que avaló el proyecto para construir la parte faltante de la carretera. “La ruta escogida es la misma que fue pensada hace más de 100 años para el ferrocarril panamericano”, dijo Gaviria Correa.

Problemas superados

Al referirse a las críticas que suscita el proyecto entre grupos ambientalistas, que aseguran que la construcción de la vía acabaría con una importante reserva natural y un santuario ecológico, el gobernador de Antioquia explicó que los resultados del estudio hecho por la firma Ecology and Environment, señalan que el impacto ambiental de la obra es mitigable por cuanto sólo serían intervenidas 100 hectáreas.

Para garantizar la protección del medio ambiente, el proyecto de la carretera panamericana contempla la creación de la Universidad de la Biodiversidad, cuya misión sería estudiar las riquezas de la región para su explotación sostenible. Los recursos para dicha institución llegarían a través de un “peaje verde” que también está incluido dentro del esquema financiero de la obra.

Según el gerente de megaproyectos del Departamento, Carlos Alberto Villegas, un segundo problema de la obra también está resuelto por el estudio. “Siempre se dijo que era un proyecto imposible, por lo inexpugnable del Darién, pero las tecnologías de construcción actuales desvirtúan esa información, pues ya se han hecho obras similares”, indicó el funcionario.

El proyecto de la carretera panamericana se encuentra en etapa de prediseño y los estudios garantizan su viabilidad ambiental y financiera. “No podemos permitir que los narcotraficantes, los subversivos y los contrabandistas sigan siendo los dueños de la zona. Allí debe entrar el Estado con obras que sirvan para el desarrollo de Antioquia, Colombia y el mundo”, precisó Gaviria Correa.

Ayuda al lector

Conexión con el continente

La Carretera Panamericana es un obra considerada como prioritaria para la región, el país y el continente. Entre sus beneficios se destacan la solución al déficit de vías de comunicación para las regiones del norte del país, que limitan el acceso marítimo debido a los elevados costos de transporte. En el ámbito económico uno de los principales objetivos será la posibilidad de aprovechar la infraestructura portuaria de Panamá para exportar desde este país los productos a los mercados internacionales. El proyecto de la vía está concebido para hacer presencia en una zona cuya biodiversidad es reconocida en todo el mundo, pero que está abandonada. Allí se busca propiciar un desarrollo sostenible para la región.

Según el estudio presentado por la Gobernación de Antioquia, la construcción de los 110 kilómetros faltantes de la carretera panamericana cuestan 231 millones de dólares. El tiempo de ejecución de la obra no superaría los cuatro años

El ministro del Transporte, Andrés Uriel Gallego, y el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Correa, encabezaron ayer una misión que efectuó un sobrevuelo en la zona. En la foto, su presencia en el hito Palo de Letras, en la frontera con Panamá.

Bogotá, D.C. julio 03 de 2004

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz