De enredo en enredo

EL cohecho en la reelección de Uribe quedó claramente tipificado con la condena de Yidis, que, de paso, resaltó la ilegitimidad del mandato turbiamente conferido. Yidis fue condenada y paga lo suyo mientras los demás involucrados siguen muy campantes en el gobierno, uno como embajador y otro como ministro.


Esto no sólo configura inequidad absoluta sino una prueba más de que en lo tocante al gobierno de turno en Colombia la justicia no es universal sino selectiva.

El régimen espurio sigue de escándalo en escándalo y su representante máximo posando de moralista y defendiendo hasta a sus propios hijos, tan jóvenes y al parecer tan afortunados y prósperos negociantes en un país en donde a la gente común le da tanta dificultad salir adelante. De ahí que sea recomendable tener un papi presidente, máxime cuando aspira a perpetuarse en el poder.

Tal como pintan las cosas, la gavilla referendaria cuyo líder es bastante discutido por la forma caótica y poco seria como ha manejado el asunto de las firmas, llevará a Uribe muy seguramente a otro desgastador proceso de ilegitimidad en el caso de ser reelegido por segunda vez. Callado, falsamente neutral, aparentemente indiferente, está enviando una señal inequívoca: “Sigan, sigan, que yo sí quiero, claro que quiero, cómo no iba a querer…”.

El extrañísimo hecho de que una empresa con un capital de $ 5 millones haya pagado $ 1.900 para la recolección de firmas no perturba al Ejecutivo. Tampoco su cambio de sede de la noche a la mañana.

Del delito de cohecho, parcialmente impune, pasamos a un enredo inimaginable. Y, como sucedió con las pirámides, de las cuales Uribe hablaba incluso en relación jactanciosa con la quiebra de EE.UU., ahora se hace el que no ve tampoco las anomalías de este proceso reelectoral.

Mientras tanto, un cónsul habla con el primo de Pablo Escobar sobre asuntos internos de Venezuela y vuelve a torear un avispero peligrosísimo. Así es nuestra calamitosa diplomacia. ¡Qué vergüenza! Pero lo más aberrante es que después piden explicaciones oficiales por la interceptación. ¿Habrase visto mayor descaro y ridiculez?

Broches

José Obdulio asesora a Uribe. O sea que trabaja con el Estado. Pero dizque le paga un organismo internacional. Entonces, según se informa, es intocable y puede decir y hacer lo que le da la gana. ¿Qué burda republiqueta bananera es ésta?

Ahora resulta que los tarjetahabientes tendrán que pagar la recolección de firmas. ¡Inteligente el promotor del galimatías! ¡Mete la pata y los tontos pagan! Pero, viéndolo bien, que paguen. Quien yerra, paga.

Valencia Cossio no se cae simplemente por gritar en el Congreso, desmelenado e iracundo, defendiendo al patrón: “¡Muestren las pruebas! ¡Muestren las pruebas! ¡Muestren las pruebas!” Después de tan deslumbrante pieza oratoria, ¿quién va a echarlo?

DMG: Daremos muchas gracias a quienes hundan definitivamente la reelección.

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