Control paramilitar con el silencio institucional

“Cuidado que nadie los engañe. Muchos vendrán usurpando la razón de ser, diciendo: “esta es”, “soy yo”, o bien “esta es la alternativa”, “no hay más que esta reconciliación”.. No vayan tras de ellos. Cuando oigan noticias de guerras y violencia, no tengan pánico, guarden la calma. Llegado el momento, la verdad prevalecerá y ninguno de los que engañan logrará ocultarla y ocultarse” Lucas


RESUMEN

Entre el 6 y 7 de febrero en desarrollo de los actos de memoria del asesinato de la líder comunitaria y defensora de derechos humanos LUCERO HENAO, las actuaciones de control de carreteras y de la movilización de personas y de bienes de supervivencia se hicieron evidentes a través de estructuras paramilitares, paradoja en medio de la exitosa campaña: “Vive Colombia, viaja por ella”.

La presencia de “civiles” armados de la estrategia paramilitar es usual en los cascos urbanos, donde ejercen un control estricto de las actividades comerciales, sociales y políticas, actuación que se complementa con una presencia a lo largo de las carreteras, en las que en ocasiones se les identifica como integrantes del Batallón 21 Vargas, por los distintivos y la identificación que portan desde Acacías, El Castillo, Medellín del Ariari, El Dorado.

La comisión de asesinatos, de desapariciones como la de MIGUEL CARO, está totalmente asegurada para quedar en la impunidad, pues la ley del silencio y del sometimiento es la posibilidad para habitar en la región. La activación del sistema de búsqueda de Desaparecidos Forzados ha sido una formalidad, pues se ha percibido la movilidad de “civiles” armados paramilitares en medio de las supuestas acciones de reacción de la fuerza pública, todo resulta siendo una puesta escena, teatro, de muy pésima profesionalidad

Persisten –in explicablemente- actuantes las estructuras militares encubiertas de tipo paramilitar en el Ariari. Sus prácticas cotidianas de control poblacional, sobre personas y bienes y todas las actividades sociales, políticas es innegable.

SOLICITUD

Al Vicepresidente FRANCISCO SANTOS dirigir comunicaciones exigiendo respuesta a la pregunta: Por qué la presencia de estructuras paramilitares a lo largo de la carretera de Acacías hasta El Castillo y Puerto Esperanza en medio del control militar del Batallón 21 Vargas y de la policía en los cascos urbanos?

Cuáles han sido las acciones efectivas administrativas de destitución de militares o policías por su complicidad, por su connivencia con actuaciones paramilitares desde el 2001?

Qué garantías existen para que los pobladores que se encuentran desplazados puedan regresar a las tierras, muchas de las cuales han sido apropiadas por estructuras paramilitares?

Qué acciones efectivas adelantaron en las bases paramilitares de San Martín y Acacías, los cascos urbanos de Medellín del Ariari, El Castillo, El Dorado, Acacías, Granada, Puerto Esperanza a fin de rescatar a MIGUEL CARO desaparecido hace menos de 15 días en Medellín de Ariari?

DETALLES

* Sábado 15 de enero, desde la 9:00 a.m. y hasta las 4:00 p.m. en el trayecto que conduce de Medellín del Ariari al caserío Puerto Esperanza, ubicado a 25 minutos aproximadamente en carro del casco urbano de Medellín del Ariari se observó la presencia de “civiles” armados de la estrategia paramilitar en tres lugares distintos Puente del Río Cumaral, Caño Embarrado y antes de las Y de Puerto Unión ejerciendo actividades de control.

Los paramilitares se encontraban vestidos de civil, portando armas cortas y largas y radios de comunicación. A uno de los vehículos que transportaba a los pobladores hacia Puerto Esperanza, lo detuvieron y preguntaron: “Para qué van al Puerto?. Es que piensan regresar por acá o qué?”.

El caserío de Puerto Esperanza se encuentra abandonado por desplazamientos familiares sucedidos desde el mes de enero del 2002 por los operativos de la Fuerza de Despliegue Rápido – FUDRA y tropas adscritas a la Brigada VII con la participación de “civiles” armados de la estrategia paramilitar, la última oleada de desplazamiento se produjo a raíz de la presencia militar irregular, días después del asesinato de LUCERO HENAO y su hijo YAMID.

* Domingo 6 de febrero, un grupo de integrantes de la Comunidad Civil de Vida y Paz, acompañados por religiosos de la Iglesia Católica de Colombia y Estados Unidos y acompañantes internacionales de España se dirigieron desde Medellín del Ariari hasta la vereda La Cima en el marco de la Conmemoración del Primer Aniversario del asesinato de la defensora de Derechos Humanos LUCERO HENAO y su hijo. Los “civiles” armados de la estrategia paramilitar vestidos con camisillas negras y pantalón de camuflado con armas largas permanecieron durante todo el día desde Medellín del Ariari hasta Puerto Esperanza a lo largo de la carretera cada kilometro y medio. Unos se apostaban sobre casas, sobre vallas o cercados, otros caminando sobre la carretera.

Hacia las 4.00 p.m. en el puente sobre el río Cumaral ubicado en la carretera que conduce de Puerto Esperanza a Medellín del Ariari, se observaron dos vestidos de civil con radio de comunicación y con armas largas

* Lunes 07 de febrero, aproximadamente a las 9:30 a.m. un vehículo en el que se transportaban religiosos, religiosas de Colombia y los Estados Unidos, acompañantes nacionales e internacionales de España y miembros de la Comunidad Civil de Vida y Paz fue detenido a 10 minutos aproximadamente del casco urbano de Medellín del Ariari por “civiles” armados de la estrategia paramilitar en el sitio conocido como La Y de Puerto Unión donde se encuentra un retén permanente sobre bienes de consumo y de personas

Los paramilitares quienes portaban en su mayoría pantalones camuflados y camisillas negras, armas largas y otros con prendas de civil y pañoletas negras amarradas en la cabeza, letras amarillas, donde se alcanzó a leer: “Contraguerrilla” obligaron a detenerse a dos vehículos.

Luego de detener a una camioneta obligaron a sus ocupantes a bajarse, retuvieron la remesa de un campesino que viajaba en la camioneta por no presentar factura de la compra firmada por el dueño del almacén y el comandante paramilitar encargado en Medellín del Ariari. Los paramilitares anunciaron que después de las seis de la tarde nadie se podría movilizar por el lugar, de lo contrario, sería amarrado y amanecería en el puente de Cumaral – es decir, torturado, desaparecido o asesinado-.

Del otro vehículo obligaron a sus pasajeros, también a bajarse. El que se encontraba al mando con una pistola se dirigió a los pasajeros y preguntó: “Ustedes quiénes son y para dónde se dirigen?”. Uno de los sacerdotes respondió a Puerto Esperanza a realizar una celebración en memoria de los difuntos de la región. “Nosotros estamos aquí cuidando Medellín del Ariari de la guerrilla, el Estado no hace un culo. Si no estamos aquí la guerrilla se hubiera tomado esto hace rato” (…) “Nosotros , no nos vamos a dejar matar de esos hijue putas guerrilleros” y que si no fuera por ellos ya habían acabado con el resto la gente” (…) “Nosotros aquí seguiremos mandando pues el Estado es insuficiente para controlar la región (…) “ Nosotros como autodefensas, no pelearemos contra el estado”. El sacerdote les expresó que tenía entendido que ellos eran los que habían destruido el pueblo de Puerto Esperanza y desplazado a la comunidad. Ante esto el comandante paramilitar se enfureció y desafió a los campesinos, insistentemente, en especial a los habitantes de Puerto Esperanza, a que dijeran si ellos en realidad habían destruido y desplazado. El paramilitar expresó: “quién fue el que los desplazó, el que los boleteo para que salieran, quien destruyó y los obligó a salir de Puerto Esperanza fue la guerrilla”.

El acompañante de la iglesia católica manifestó: “frente a la presión de las armas nadie puede hablar”.

Media hora después en el mismo lugar, un jeep y un bus con integrantes de la Comunidad Civil de Vida y Paz, desplazados en Villavicencio, acompañados de religiosos y religiosas de la iglesia católica colombiana, observadores internacionales y la Defensoría del Pueblo fueron obligados a detenerse.

Los paramilitares, luego de decirles que se bajaran, “por favor”, requisaron todas las pertenencias, tomaron los cancioneros de la conmemoración, y los leyeron detenidamente. El que ejercía el mando entre los armados, uno que se encontraba vestido de civil con pañoleta con la palabra contraguerrilla, llamó a varios de los acompañantes y les preguntó a donde se dirigían, luego de decirle que a Puerto Esperanza, este volvió a justificar su presencia y excusarse de que ellos no habían desplazado a los pobladores, que ellos eran los que cuidaban a Medellín de la guerrilla, “llevo más de tres años en la Región, a mi me conocen todos”. Luego les autorizó subirse a los vehículos.

En Puerto Esperanza, hacia las 12:15 aproximadamente, cuando comenzaba la celebración religiosa se acercó un vehículo del que descendió el mismo hombre vestido de civil con la pañoleta que decía en letras amarilla: “Contraguerrilla”. Observó por varios minutos a los que participaban en la conmemoración y se retiró del lugar.

LINEAS DE INTERPRETACION

Teatro cínico. Puesta teatral sin representación adecuada Parece increíble, es inconcebible, pero es una realidad. El enquistamiento, el control estructural en lo político, lo social y lo militar en el Ariari es evidente. Los mecanismos, las técnicas y las formas de operación se han superpuesto en los últimos tres años. Presencias confusas, de efectivos regulares e irregulares, controles regulares en convivencia con operaciones irregulares. AQUIESCENCIA, TOLERANCIA, COMPLICIDAD, UNIDAD DE ACCION, OMISION, COMISION POR OMISION son las calificativos de una relación más que simbiótica, de mimetizaje.

Más de 200 Crímenes muchos de ellos de Lesa Humanidad. Decenas de actuaciones bárbaras, y de violaciones de derechos humanos ocultas, silenciados, negados, desde febrero de 2002, por el terror impuesto y por la inacción del aparato judicial, que encubre, que dilata. Las pruebas están ahí a la vista de todas y de todos. No es necesario crear muchas hipótesis. Solo es necesaria la voluntad y la decisión, las pruebas están en cada esquina, en cada puente, en cada tienda, en las formas de silencio y de sometimiento.

La desenfrenada legitimación de la estrategia paramilitar pretende negar la verdad, renuncia a aceptarla. Si se niegan los hechos evidentes como el desplazamiento de Puerto Esperanza, que se puede esperar de un proceso de removilización en los que no se exige la Verdad plena?

Ahí en el Ariari, la tragedia del olvido, el sometimiento a la impunidad, la imposición del desarraigo y la desterritorialización, ahí el signo de un monólogo que se disfrazó de diálogo, una máscara de paz que oculta la criminalidad, la tortura, el asesinato, la desaparición, la muerte indigna.

Bogotá, D.C Febrero 19 de 2005
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz