Comunicado de Carlos A. Lozano Guillén, sobre el incidente con el DAS en Cali

El incidente que se presentó en la ciudad de Cali con tres agentes del DAS
cuando quisieron introducir a la fuerza en un taxi a un activista de
derechos humanos, que participaba en el Encuentro Internacional y Nacional
por el Intercambio Humanitario y la Paz, deja muchas dudas y sospechas
sobre el fin que perseguían.

El sábado 14 de noviembre, a la 1 y 30 p.m., estando en la cafetería de la
Universidad Santiago de Cali, recibí una llamada telefónica, vía celular, de
la senadora Piedad Córdoba, quien se encontraba en el centro de la capital
vallecaucana, en un almuerzo con las delegaciones extranjeras en el
Encuentro, para solicitarme me acercara al Colegio Panamericano, al lado de
la Universidad, donde estaba la villa que albergaba a más de tres mil
participantes en el importante evento, porque según le había reportado un
dirigente estudiantil había una situación tensa y complicada.

De inmediato me trasladé al lugar, en compañía del doctor Athemay Sterling
del Comité Permanente de los Derechos Humanos en Cali y del dirigente
sindical, Alberto Vanegas, responsable de derechos humanos de la CUT. Allí
fuimos informados por la Guardia Indígena y dirigentes estudiantiles, que
tres agentes del DAS, identificados a posteriori, habían tratado de llevarse
a la fuerza a uno de los participantes en el Encuentro. Quisieron
introducirlo en un taxi y los individuos no portaban ningún distintivo ni
exhibieron orden de captura o explicaron la razón del procedimiento. La
situación desató la reacción de centenares de delegados allí presentes,
porque creyeron que se trataba de una acción ilegal para desaparecer o
asesinar al activista.

En consecuencia, como los ánimos estaban caldeados, le planteamos a los
delegados que nos dejaran manejar el asunto en colaboración con la Guardia
Indígena. Procedimos a comunicarnos con la Defensoría del Pueblo, la
Alcaldía de Cali y la Personería, solicitando su presencia para entregar los
tres agentes del DAS. Unas delegadas españolas les proporcionaron agua y
alimentos a los tres detectives ya identificados. A cada uno de ellos les
dijimos que recogieran y guardaran en una bolsa sus pertenecías personales y
los objetos que habían sido depositados en el suelo, de manera ordenada,
después de la requisa que les practicaron la Guardia Indígena y los
delegados que los retuvieron. Las armas de los detectives se las entregamos
a un miembro de la Guardia Indígena para que las entregara a la autoridad
que los recibiera. Tan pronto llegó la señora personera de Cali, salimos
bajo la protección de la Guardia Indígena y en compañía de un funcionario de
la Alcaldía de Cali, para hacer la entrega de los tres detectives y de sus
pertenencias, incluyendo las armas de dotación que estaban bajo el cuidado
de un integrante de la Guardia Indígena. Todo fue entregado y en ningún
momento los detectives reclamaron por la pérdida de alguna de sus
pertenencias.

En ningún momento, los detectives nos explicaron la razón de su presencia
allí y menos que se debiera al motivo de la captura de persona alguna ni
vimos la orden de captura entre los elementos que ellos portaban.

En lo personal, considero que fue un acto imprudente, irresponsable y
provocador. No me parecen convincentes las explicaciones del Director del
DAS, señor Felipe Muñoz, por lo demás, porque este organismo no me merece la
más mínima credibilidad después de los escándalos recientes en que ha estado
involucrado. Muñoz debe más bien responder y explicar por qué se adelantó
ese operativo provocador en la villa que albergaba a los delegados al
Encuentro Internacional y Nacional del Intercambio Humanitario y la Paz. Por
cierto, no es la primera vez que el DAS trata de torpedear este tipo de
eventos humanitarios y democráticos. En lugar de agredir de manera verbal a
la senadora Piedad Córdoba, personalidad destacada, dedicada a las causas
nobles y humanitarias y demócrata integral, el Director del DAS debe
explicar de forma cierta el procedimiento de sus agentes enviados desde
Bogotá y comprometidos en este operativo provocador.

En cuanto a las alusiones groseras contra la senadora Piedad de parte de
Andrés Felipe Arias, no vale la pena abrir un debate con este señor que no
tiene ninguna autoridad ética, porque él tendrá que responder ante los
estrados judiciales por el escándalo de corrupción de Agro Ingreso Seguro
que lo salpica.

Comunicado de Carlos A. Lozano Guillén*

Bogotá D.C. 17 de noviembre de 2009