Complot al Registrador

Las declaraciones destempladas de Uribe calificando irresponsablemente a Sánchez de borracho, con base en su tergiversada versión de chismes de personas nada creíbles, como José Félix Lafaurie y Carlos Albornoz, no parecen ser fortuitas.


Da risa Albornoz criticando supuestos ebrios, cuando él en su “sano juicio” como director de Estupefacientes prestó una millonaria cifra a los Nule, para que cumplieran un contrato estatal de obra pública.

A los dardos de Uribe se sumaron los del ministro Valencia Cossio, quien curiosamente soltó la versión de una supuesta “hecatombe”, que a muchos intranquilizó por su sabor reeleccionista. Tampoco lo hizo mal Juan Manuel Santos, pues con su peculiar estilo, declaró no estar interesado en pedir la cabeza del Registrador, pero sí dejó entrever que no vería con malos ojos su caída.

No está en duda, pues, que el Gobierno está interesado en echar a la calle al Registrador. Lo que no se sabe, aunque se intuye, es la razón de ese plan siniestro.

El mismo Registrador supone que Uribe pretende pasarle cuenta de cobro por no haber expedido la certificación al tramposo referendo, que selló la ingrata suerte de la fraudulenta tercera reelección y la de sus promotores, hoy todos con un pie en la cárcel por fraude procesal.

Aunque le creo a Sánchez, tal parece que el motivo de esta emboscada no es solamente sacudirse al actual Registrador, sino reemplazarlo por un amanuense que garantice al Gobierno que uno de sus candidatos gane en la primera vuelta, porque saben que la tienen bien dura en la segunda. Más ahora que el sudado triunfo de Noemí en la consulta goda les aguó la fiesta a los uribistas recalcitrantes.

¿Logrará el Gobierno tumbar al Registrador, y en su lugar, poner a uno de los suyos, ojalá uno que no le tiemble la mano para un “chocorazo”? No sería extraño que consiguiera sacarlo, bien con la despiadada andanada mediática que ya se desató en contra de Sánchez, o con el auxilio siempre “oportuno” del Absolvedor, Alejandro Ordóñez.

Un presidente declarando diariamente que el Registrador no da garantías para las próximas elecciones, cuando el Gobierno no vio la compra de votos que escandalizó a los veedores de la OEA, tarde o temprano minan la estabilidad del funcionario. Como Sánchez además de tener la conciencia tranquila es hombre de carácter y capaz de resistir el desleal ataque, el procurador Ordóñez prometió que lo investigará disciplinariamente y que de pronto hasta lo suspende. Más claro no canta un gallo.

Lo que indigna es que ahora al procurador de bolsillo del régimen haya denunciado tardíamente a Uribe y le haya dado por investigar al registrador Sánchez, por el ataque informático que trastornó la difusión de los datos electorales —el que al parecer fue provocado por un organismo de inteligencia interesado en sabotear las elecciones—, mientras en la campaña se hizo el de la vista gorda con la descarada politiquería del Presidente y del nefasto gobernador del Valle del Cauca. Ya para qué acusar a Uribe, cuando el mal está hecho, pues de su mano y en las narices de Ordóñez, el gobernador Juan Carlos Abadía deshonró su terruño, patrocinando oscuros personajes al Senado y a la Cámara. Siento pena como vallecaucano de lo que está pasando en mi tierra. La ambición demencial de Abadía no sólo lo está destruyendo a él mismo, sino también al departamento que nos pertenece a todos. Definitivamente lo que se hereda no se hurta.

En la “Casa de Nari” perdieron el referendo, pero no parecen estar dispuestos a que un registrador independiente conduzca las elecciones presidenciales, en las que esperan que gane, como sea, un candidato de la arrogante coalición que ha mancillado el poder durante los últimos ocho años.

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Adenda. Raro que el gobierno que sigue e intercepta ilegalmente las comunicaciones de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, no sepa quién los está amenazando de nuevo.

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Ramiro Bejarano Guzmán