Comisión de la verdad en torno a los crímenes de Estado en Colombia

El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) de Colombia estableció en 2006 la Comisión Ética de la Verdad, misma que durante estos años ha realizado ocho visitas al país con la participación alternada de 36 comisionados de Argentina, México, España, Bélgica, Estados Unidos, Brasil, Alemania y Francia.


La comisión ha llevado a cabo sesiones en Francia y Suecia con asilados y refugiados; realizado 35 actos de dignificación (instalación de monumentos, casas de la memoria, declaración de camposantos y zonas de biodiversidad, acompañamientos de marchas y movilizaciones del Movice, consultas a pueblos indígenas, participación como jurados del Tribunal Permanente de los Pueblos sobre Biodiversidad, etcétera); recogido 124 testimonios públicos y privados de las víctimas y testigos; efectuado cinco ruedas de prensa, múltiples entrevistas a sus miembros en diversos medios de comunicación y publicado artículos de opinión; creado cuatro espacios de memoria en España, Francia, Chile y Estados Unidos; también la comisión ha dado a conocer 28 comunicaciones, un video y tres informes preliminares sobre su labor y sus recorridos de campo; ha acompañado a numerosas comunidades en seis departamentos; realizado 36 talleres-encuentros con la población y ha documentado 90 casos de crímenes de lesa humanidad grabados en audio o en video.

La existencia y trabajos de la Comisión Ética es una muestra palpable de la preocupación en el ámbito de la sociedad civil internacional en torno a más de medio siglo de violación de los derechos humanos en Colombia por parte de gobiernos que han instituido un régimen de terror de Estado que es responsable de miles de ejecuciones extrajudiciales por motivos políticos, más de 4 millones de desplazados dentro y fuera del país, miles de desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, torturas, violaciones, todo lo cual ha constituido un genocidio y un etnocidio que continúan profundizándose durante la administración de Álvaro Uribe, y es de prever que seguirán con el “presidente electo” Juan Manuel Santos, quien fue su ministro de Defensa y responsable directo de las ejecuciones extrajudiciales conocidas como “falsos positivos”.

La labor de la Comisión Ética, por otro lado, es una manifestación del internacionalismo entre los pueblos que atraviesa fronteras y unifica a los oprimidos y perseguidos en el dolor y la resistencia contra la impunidad y la violación de los derechos humanos; es la solidaridad horizontal, el testimonio comprometido y el acompañamiento que en tiempos de trasnacionalización neoliberal muestran la otra cara de la globalización siempre posible y deseable.

En su octava visita a Colombia, efectuada del 20 al 29 de junio de este año, la Comisión Ética –entre otras tareas– debatió por solicitud expresa del Movice en torno al establecimiento de una futura comisión de la verdad con carácter vinculante, cuya tarea estaría enfocada a la documentación, investigación y análisis de los crímenes perpetrados por el Estado y las fuerzas paramilitares a su servicio, en el contexto del conflicto armado en Colombia y en aras de llegar a una interpretación histórica de lo sucedido. Se considera ineludible la existencia de una comisión de la verdad cuando haya condiciones para ella, especialmente en cuanto a garantías plenas para que las víctimas, familiares y/o testigos puedan participar y aportar su testimonio, su análisis y sus propuestas de reparación integral a esta comisión. El asesinato de Rogelio Martínez Mercado, dirigente de la finca La Alemania, en San Onofre, Sucre, en mayo pasado, y la amenaza de muerte el primero de julio a Hernán Meléndez, recientemente elegido presidente de la empresa comunitaria La Alemania, así como el asesinato de Walberto Hoyos, del Curvaradó, el 14 de octubre de 2008, y el otorgamiento de medidas cautelares a 29 familias de Argelia, Cauca, todos ellos y ellas participantes de procesos acompañados por la Comisión Ética, demuestran esa falta de garantías y protección, y la necesidad de iniciativas como la propia comisión, para la salvaguarda de vidas, testimonios y pruebas.

Se compartieron ideas acerca de una futura comisión de la verdad con representantes de la comunidad internacional, como son la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, el Centro Internacional para la Justicia Transicional, agencias de cooperación internacional, así como con representantes del nuevo Congreso de la República y la Corte Suprema de Justicia, que reconoció la urgencia de una comisión de la verdad ante los límites de la propia verdad judicial, de la Ley de Justicia y Paz o ley 975 y de los procesos conocidos como “para-política”.

Se valoró que el proceso de construcción de una comisión de la verdad en Colombia sea amplio, incluyente y que se escuchen y respeten las propuestas desde las mismas víctimas. Por eso, en un segundo paso, la Comisión Ética estará compartiendo nuevamente sus deliberaciones con delegadas y delegados del Movice en su reunión a efectuarse próximamente.

La reconstrucción de la memoria, el esclarecimiento de las causas estructurales del conflicto social y armado, de los métodos, estrategias y políticas del Estado y las fuerzas paramilitares, sanciones acordes a la gravedad de los crímenes y a los autores materiales, intelectuales y beneficiarios de los mismos, así como garantías de no repetición que incluyen reformas de fondo para acabar con la impunidad, con la injusticia social, con la distribución inequitativa de la riqueza y las tierras en Colombia, son fundamentos indispensables de una comisión de la verdad que realmente contribuya a la paz, la justicia, la democracia y la reconciliación.