Cerco paramilitar a comunidades negras e indígenas

Desde el pasado 31 de octubre se inició el desembarco de hombres vestidos de camuflado con armas largas de las estructuras paramilitares al río Jiguamiandó. Los armados ingresaron por la Ciénega Grande hacia el caserío de El Guamal, en límites entre Jiguamiandó y Murindó. Allí se instalaron y otro grupo el domingo se asentó en el territorio colectivo del Hobo, en Jiguamiandó.

El otro grupo armado de las estructuras paramilitares ingresó por el río Jiguamiandó, sector conocido como caballito en dirección a la comunidad de Santa Fe de Churima.
Además de estos dos grupos que ingresaron por agua a través de afluentes del Atrato, en donde hay presencia del batallón Fluvial, otros ingresaron por tierra, uno de ellos desde el caserío de Llano Rico. Los armados se movilizaron en automotores, a la vista de toda la población.

Un cuarto grupo se encontraría ya en predios indígenas del Alto Guayabal.
Para el ingreso por tierra los armados provenientes de Mutatá y de Belén de Bajirá deben atravesar por lugares en donde hay presencia policial o militar.
Los pobladores se han visto obligados a restringir sus actividades cotidianas por temor a ser blanco de las operaciones paramilitares.

A algunos pobladores, les expresaron que ahora, si “venimos a quedarnos”, afirmaron que estaban bien aprovisionados para quedarse, y que contaban con apoyo de la misma brigada militar, , y las denuncias no los van a afectar

Desde hace tres años en el Jiguamiandó no se conocían de operaciones paramiitares en el interior de los territorios.

De acuerdo con recientes reportes, los paramilitares dada la presión se asentaron ahora en Cacarica, en cercanías de la comunidad de Bocachica, en Rio Ciego, Salaquí, y dejaron de estar presentes tan visiblemente en el Truandó.

Desde septiembre pasado las operaciones de tipo paramilitar en las áreas rurales de bajo Atrato en Cacarica, Truandó, Salaquí, la Larga Tumaradó, Pedeguita Mansilla, Curvaradó y Jiguamiandó se incrementaron, sin respuesta eficaz de las Fuerzas Militares

Bogotá, D.C. 3 de noviembre de 2015
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz