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Carretera Panamericana, columna vertebral de los TLC y PPP. De Alaska a la Patagonia

Los gobiernos de Centro América, impulsando el Plan Puebla Panamá – PPP, han Iniciado desde el pasado 11 de julio, la construcción de la línea de transmisión del Sistema de Interconexión Eléctrica para los Países de América Central (Siepac). El gobierno de Colombia, luego de estar en carácter de observador, desde julio pasó a integrar como miembro pleno, el Plan Puebla Panamá, con la oferta de impulsar la interconexión eléctrica, el gaseoducto y poliducto, y la ampliación de un mercado del biodisel.


El interés de incluir a Colombia en el PPP no es otro que desarrollar un determinado modelo de integración en el marco de la mercantilización de los territorios entre América Central y América del Sur, sustitutivo del ALCA y complementario a los TLC el gobierno de Estados Unidos de Norte América.

Para lograr este propósito, es indispensable desde gobiernos, la terminación de la carretera Panamericana, de 25.800 kilómetros entre Alaska hasta la Patagonia, columna vertebral de la llamada “integración de mercados”. 108 kilómetros de esta carretera, pasan por el Darién, 58 en Panamá y 50 en Colombia. INVIAS, entidad del Gobierno de Colombia, presentó ante el Ministerio de Medio Ambiente el proyecto denominado Carretera Panamericana – Tapón del Darién – Palo de Letras, el cual fue conocido bajo el mismo expediente del proyecto Conexión Terrestre Colombia – Panamá, identificado con el No. 166. Tal proyecto, es considerado por el Gobierno como “un imperativo para el eficaz desempeño y desarrollo del ALCA, integrar la malla vial del norte, centro y sur de América, desde Alaska hasta Tierra de Fuego; consolidar la cuenca étnico cultural, geográfica y neoeconómica del Caribe incluida la de los dos estados de origen hispánico de Estados Unidos; asimismo facilitar, la incorporación de Panamá a la Comunidad Andina de Naciones – CAN y al grupo de los tres – G3”

La implementación de estos proyectos muestra los reales intereses sobre el Territorio del Bajo Atrato chocoano, da indicios de las reales causas del desplazamiento forzado, de las más de 86 víctimas del Cacarica y las 113 de Jiguamiandó y Curvaradó, el real motivo de la operación “Génesis” de la Brigada 17, comandada por el General ® Rito Alejo del Rio Rojas.

Adjunto el artículo de la Redacción de Negocios de El Espectador “¿Una nueva oportunidad para enlazar la carretera Panamericana? Conexión centroamericana

¿Una nueva oportunidad para enlazar la carretera Panamericana?

Conexión centroamericana Redacción Negocios

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Después de más de tres décadas, los jefes de Estado de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá iniciaron, por fin, el pasado 11 de julio, la construcción de la línea de transmisión del Sistema de Interconexión Eléctrica para los Países de América Central (Siepac), un trayecto de 1.830 kilómetros de longitud que, con un costo de US$385 millones, conectará mediante 16 subestaciones las redes eléctricas de los países participantes. Todo un paso histórico hacia la integración regional.

El proyecto Siepac forma parte del Plan Puebla Panamá (PPP), una iniciativa lanzada en 2001 que incluye proyectos para modernizar e integrar carreteras, líneas de transmisión eléctrica, redes de telecomunicaciones y sistemas aduaneros en la región mesoamericana. Igualmente, busca la cooperación regional en programas de desarrollo humano, prevención de desastres naturales y turismo sostenible. Además de las naciones participantes en el Siepac, el PPP incluye a México y Belice y, desde julio, a Colombia, que pasó de país observador a miembro pleno.

Y allí, en Panamá, durante el lanzamiento del Siepac, estuvo el presidente Álvaro Uribe, quien ha propuesto vincular el sistema a la red eléctrica colombiana para ampliar aún más la integración regional. Dentro del interés de integración colombiano con Centroamérica también está la construcción de un gasoducto, y Uribe ha empezado a tentar a Hugo Chávez, presidente de Venezuela, para que le ayude a impulsar este proyecto.
“Colombia ha tenido un excelente nivel de entendimiento político y de cooperación técnica y científica con los países de Centroamérica”, señala la Cancillería colombiana. “Igualmente, Colombia podrá profundizar su papel articulador entre América del Sur y la región Mesoamericana, favoreciendo el proceso de integración hemisférica”.

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Para Luis Reyes, gerente de proyectos del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible de la escuela de negocios centroamericana INCAE, la vinculación de Colombia al proceso de integración centroamericano puede ser de mucha valía en tanto el esquema sea gradual y el país aporte en temas claves para la región, particularmente donde existan oportunidades de lograr sinergias con sus vecinos.

Colombia podría aportar al PPP en dos vías: en materia energética, apoyando en el desarrollo de un mercado de petróleo, gas natural, electricidad y energías renovables; y en la atención de desastres naturales. “Fuera de los alcances del PPP, pero también en materia de integración, Colombia tiene unos 45 millones de habitantes, que aunados a los casi 40 millones de Centroamérica y 30 millones del sur-sureste de México, conforman un mercado de poco más de 110 millones de habitantes, lo que lo hace un bloque atractivo para la inversión extranjera y por las sinergias que pueden lograrse para comerciar con otros bloques”, dice Reyes desde Costa Rica.
Destapar el Darién

Con la adhesión de Colombia al PPP también se revive la posibilidad de destapar el mítico Tapón del Darién, la infranqueable división natural entre las Américas, con una carretera, una línea de conducción de energía eléctrica y un gasoducto. La iniciativa podría realizar finalmente el viejo sueño de concluir la carretera Panamericana, de 25.800 kilómetros y que va desde Alaska hasta la Patagonia.

La idea de construir la pequeña brecha del Darién fue presentada por Planeación Nacional dentro del plan de desarrollo Colombia 2019 como una de las prioridades en materia de infraestructura e integración. El proyecto no está del todo alejado de la realidad: sólo hacen falta 108 kilómetros, 58 en Panamá y 50 en Colombia, que costarían unos US$231 millones.
Sin embargo, según el brasileño Marcelo Antinori, coordinador del PPP para el BID, de los intereses de Colombia, Panamá solamente está dispuesta a discutir, por ahora, la interconexión eléctrica. La razón es simple: mientras que en Colombia el proyecto que destaponaría el Darién es visto con ávidos ojos, en Panamá enfrenta una fuerte oposición. “Por ahora, la carretera del Darién no hace parte de la agenda del PPP”, afirma Antinori desde Washington.
De hecho, según una investigación adelantada por la firma LatiNetwork Dichter & Neira y publicada por el diario panameño La Prensa, el 55% de la población del istmo no está de acuerdo con la idea de abrir el Darién.
Lo que ocurre, para empezar, es que esta vía partiría en dos una zona de reserva natural protegida por la Unesco desde 1981, repleta de biodiversidad única en el mundo y poblada por comunidades indígenas que han resistido largo tiempo a su extinción.

Ante esto, un estudio contratado por el Instituto Nacional de Vías de Colombia (Invías) a la empresa estadounidense Ecology and Environment y la colombiana Hidromecánicas Ltda., demostró la viabilidad del proyecto en materia ambiental y propuso 10 rutas tentativas, de las cuales se sugirió una como la de menor impacto sobre la riqueza ecológica de la zona.
Pero el asunto ambiental no es todo. El diplomático panameño Guillermo Tatis Grimaldo dijo recientemente en una columna editorial que muchos de sus compatriotas “asocian erróneamente el tema de la apertura del tapón del Darién al espanto de que los colombianos nos van a invadir, la guerrilla nos va a liquidar, la delincuencia nos va a desvalijar y la madre de todos los males nos va a rematar”.

No obstante, también existe un creciente grupo de panameños que apoyan el proyecto teniendo en cuenta que el impacto será muy fuerte a lado y lado de la frontera, pero en términos de desarrollo, oportunidades de empleo, seguridad y una mejor calidad de vida. El empresario panameño John A. Bennett, por ejemplo, estima que “con los enlaces de comunicación con Colombia vendrá un comercio que cualquier estudio somero lo revelaría en miles de millones de dólares”.

“La viabilidad depende principalmente de que los gobiernos de Panamá y Colombia puedan conciliar intereses comunes en este proyecto. Al final, sería viable en tanto que la relación costo/beneficio para ambos países sea favorable. No es sólo la construcción de la carretera en sí; otros factores como la seguridad en el paso fronterizo tienen implicaciones importantes”, dice Reyes, del INCAE.

La Cancillería colombiana espera, basándose en estudios, abrir de nuevo, en su momento, un espacio de análisis objetivo sobre el proyecto que permitirá reiterar sus bondades. “Es dable pensar que las percepciones sobre la carretera irán cambiando en la medida en que los procesos de integración regional vayan afianzándose”, señala la Cancillería.
Levántate y camina

Después de cinco años de haberse lanzado, el PPP promete salir del letargo y que sus iniciativas pasen de memorandos de entendimiento entre los países a planes de acción. El mismo Banco Interamericano de Desarrollo (BID), principal financista del proyecto, ha cancelado algunos programas, pero confía en el buen desenlace del Plan en su conjunto para que no se convierta en otra oportunidad de integración perdida.

En cuanto al tiempo que ha tardado poner en marcha los proyectos, Antinori, del BID, no duda en afirmar que la integración no es un proceso ni instantáneo ni lineal, pues los tiempos de los países, los gobiernos, los partidos políticos y las sociedades civiles no son los mismos que los de las empresas de internet.
El principal problema del PPP ha sido una institucionalidad débil y la tendencia a abarcar muchos temas que han desviado el foco de aquellos más prioritarios y viables en el contexto regional. “En este sentido, hemos visto avances en algunas iniciativas del PPP, como la interconexión energética, el transporte y la facilitación comercial, pero ha habido letargo en otros temas como la prevención de desastres naturales, turismo y desarrollo humano”, expresa Reyes, del INCAE. “Una manera de fortalecer el PPP es, en primer lugar, mejorar la institucionalidad existente de tal forma que sean más ágiles los procesos internos; en segundo lugar, buscar el foco en los temas prioritarios y plantear una estructura más ágil que permita definir agendas comunes a todos los países participantes, pero también, agendas multilaterales en algunos temas, que no incluya necesariamente, por su naturaleza, la totalidad de los países”.

Desde el International Relations Center, un instituto de estudios políticos con sede en Silver City, Nuevo México, Laura Carlsen ha sido una de las más duras críticas del PPP y señala que éste está mal planteado desde la perspectiva del desarrollo nacional de los países que lo integran. “El eje principal del Plan es el reordenamiento del territorio para integrarse al mercado internacional y abastecer a las grandes empresas trasnacionales, principalmente de materias primas, recursos naturales y productos agrícolas”, comenta Carlsen desde Ciudad de México.

Según Carlsen, el modelo impulsa la privatización de recursos, incluyendo la biodiversidad, agua, tierra y servicios públicos. La construcción de infraestructura está orientada, dice Carlsen, a la exportación y a grandes proyectos que benefician por lo general a grandes intereses económicos, dejando afuera muchas comunidades. “Los grandes proyectos de infraestructura, como los megaproyectos hidroeléctricos, implican daños al medio ambiente y desplazamiento de comunidades rurales. Las carreteras vinculan ciudades a la economía de Estados Unidos, perjudicando el desarrollo de mercados regionales y locales”, dice Carlsen, quien agrega que el PPP no ha avanzado en la manera prevista porque no llegó el financiamiento de las instituciones internacionales de la manera que se esperaba.
Con todo y críticas, el PPP tiene mucho que mostrar. “Los temas de desarrollo de infraestructura, por ejemplo, la interconexión energética y transporte, han sido los mayores logros”, dice Reyes del INCAE. “Quizás muchas veces no se conoce, porque la estrategia de comunicación del PPP no ha sido la más apropiada”.

La virtud del PPP es que permite a los países llegar a decisiones para cooperar en iniciativas de diversa índole e involucrar rápidamente a las instancias políticas y técnicas que correspondan a cada uno de sus gobiernos. “Lograr poner de acuerdo en ciertos temas a ocho países, ha sido importante”, expresa Reyes. Sin embargo, lograr que la totalidad de los temas planteados alcancen un interés dentro de la institucionalidad regional, sigue siendo un reto, como lo es la vinculación de los empresarios al PPP.

Los países lo saben. Por eso, una de las iniciativas que tomaron para involucrar más activamente al sector privado fue la creación del Consejo Mesoamericano de Competitividad. El propósito es incluir a representantes del empresariado de cada país en el diálogo regional. El Consejo ya ha señalado como prioridades para el sector privado la integración financiera, la unión aduanera y el fomento de encadenamientos productivos, llamados clusters.
“Los esfuerzos de integración no deben servir a otro propósito que la mejora de la competitividad de los países miembros y, en esto, el sector privado es protagonista”, señala Reyes. “Los comisionados presidenciales deben procurar la participación efectiva de los empresarios en cada país, no sólo haciendo eco a lo interno del PPP en las necesidades del sector, sino procurando la participación directa de los empresarios en algunos foros y liderando algunas iniciativas específicas”, concluye.