Amenaza a la libertad de expresión
Alfredo Molano Bravo, sociólogo y columnista del diario El Espectador, ha sido demandado por la familia Araujo, por supuesta injuria y calumnia ante lo expresado en su columna: Araújos et al, publicado en este periódico.
Este tipo de demandas pretende coartar la libertad de expresión, al tiempo que se convierte en un nuevo mecanismo de presión que limita la libertad de conciencia y libre pensamiento. El inicio de la investigación contra el reconocido investigador social, es un indicador de cómo el aparato judicial se presta a atender falsas imputaciones, a través de las cuales se socializa el temor y el aleccionamiento colectivo para evitar expresarse en conciencia sobre las responsabilidades de los sectores de poder en la situación actual que vive Colombia.
A esta demanda le han precedido el exilio forzoso en anteriores ocasiones que ha sufrido Molano. Es de anotar que en los períodos del gobierno de Uribe, han continuado las presiones, las amenazas y asesinatos de periodistas. Recientemente debido a sus escritos e investigaciones se vio obligado a exiliarse el periodista Gonzalo Guillen por las referencias y artículos explícitos respecto a las relaciones entre estructuras paramilitares y políticos con el gobierno de Uribe. Fernando Garavito conocido como Juan Mosca, a raíz de un artículo publicado en El Espectador en las que aludió a la trayectoria de Alvaro Uribe Vélez con actuaciones non sanctas se vio obligado a exiliarse.
La misma suerte del exilio ha corrido Holman Morris. El periodista, director del periódico Voz e integrante del Partido Comunista, Carlos Lozano, ha sufrido reiteradas amenazas de muerte por sus apreciaciones públicas y su labor a favor del Acuerdo Humanitario y las salidas negociadas al conflicto armado interno.
Invitamos a la solidaridad con Alfredo Molano, objetando la actuación de la familia Araujo que pretende penalizar la libertad de opinión, de expresión y de conciencia a través de las comunicaciones dirigidas a lector@elespectador.com Fcano@elespectador.com y con la exigencia al Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán Arana, el cese de toda actuación judicial tendiente a penalizar la libertad y la crítica.
Adjunto
1. Carta a defensores de la libertad de prensa y de los derechos humanos, escrita por Alfredo Molano, en la que adjunta el texto de la columna ARAUJOS ET AL, el Acta de Conciliación y un extracto de la Querella que presentó la Fiscalía.
1. En Colombia no hay, ni debe haber, crímenes de conciencia
“Carta a defensores de la libertad de prensa y de los derechos humanos.
Estimados amigos:
Como ustedes saben escribo una columna semanal en El Espectador, diario que se ha distinguido por su pluralismo y defensa de la libre expresión desde hace 120 años. Son muchas las amenazas e intimidaciones que tanto el periódico como sus columnistas hemos recibido en los últimos años originados en organizaciones oscuras y – hay que decirlo – en el Estado.
El año pasado escribí una columna titulada Araujos et al comentado los vínculos de esta familia con el poder local y nacional. Al poco tiempo recibí una citación en la Fiscalía para hacer una conciliación con los abogados de la familia Araujo que se sentía agraviada y lesionada por mi opinión. Ante la Fiscalia exigieron que la única conciliación posible consistía en que yo debía publicar un rectificación en El Espectador, previa aprobación de su texto por parte de los demandantes. Naturalmente me negué porque lo consideré un atentado a la libre expresión sin detrimento del derecho que un ciudadano tiene a lo honra. En Colombia hay normas que rigen la rectificación y yo estaría de acuerdo, si mi texto diera lugar a la injuria o a la calumnia, a enmendar de acuerdo a la ley, pero no podré aceptar nunca que una columna de opinión sea prácticamente redactada por otros, sean quienes sean y representen el poder que representen. En estos términos, la conciliación podría ser considerada como un ultraje a la libertad de prensa, derecho también garantizado por la Constitución Nacional. No obstante, en la diligencia de conciliación declaré que solo estaba dispuesto a precisar mi opinión consultando a ciudadanos de Valledupar sobre la conducta histórica de los notables de la región. Los abogados querellantes no aceptaron mi propuesta. Por tanto quedó abierto el proceso.
El pasado 6 de mayo fui citado a una audiencia pública de formulación de imputación; para tal fin solicité la asesoría del bufete de abogados del Doctor Jaime Bernal Cuéllar, quien designó al Doctor Alexander Andrade. En esta diligencia la Fiscalia precisa la querella y hace la imputación. El Juez de Garantías aceptó los términos de la Fiscalia y dio vía libre a las siguientes fases del proceso. Mi defensa se baso en el hecho de que el fragmento invocado por los querellantes no imputaba a la familia Araujo de Valledupar los cargos de contrabando, robo de tierras a los indígenas y compra de votos a los indígenas. Yo agregué y dejé consignado en el acta tres cosas: primera, que el titulo de la columna Araujo et al hace referencia a los Araujo como elite local, y el et al supone un conjunto indeterminado y plural de personas que tienen conductas similares; segundo que el texto no se limita a caracterizar una elite, bien llámese nobles de Cartagena o notables de Valledupar en los últimos años, sino desde los tiempos de la colonia hasta nuestros días; tercero, los notables de Valledupar no son solamente loa Araujo y por tanto los señalamientos que hago no necesariamente implican a los Araujo. Mi intención fue la de pintar un clima social y político donde los Araujo viven y actúan. Los notables son pues, según el diccionario de la RAE, un conjunto de personas “que se hacen notar” y abarca por tanto desde un Rey Vallenato hasta Jorge Cuarenta, que es, dicho sea de paso, el único nombre citado en concreto en el párrafo. Los Notables de Valledupar son pues un sujeto genérico e indeterminado en el tiempo. En su conjunto se trata de uno de esos litigios gramaticales al que somos tan asiduos en la patria y que Malcom Deas pilló con tanto sentido del humor como de compresión de nuestra historia.
Como a todos nos incumbe cualquier ataque a la libertad de opinión, les envió esta comunicación con tres documentos legales: el texto de la columna aparecida en El Espectador, el Acta de Conciliación, y por ultimo, un extracto de la querella que presentó la Fiscaliza. Hagan Uds. de Juez
Cordial saludo,
Alfredo Molano Bravo
Copias
Columna. Los subrayados son míos e indican la “Zona de Litigio”
ARAUJOS ET AL
Alfredo Molano Bravo
Seguro es que los Araujo vallenatos no tienen sangre próxima común con los de Cartagena, aunque para un senador de Texas o para un representante sueco al Parlamento Europeo, la coincidencia les aflojara una sonrisita de lado. El asunto no es de consanguinidad, sino de identidad en el modo de hacer negocios aunque no sean socios. Ambas familias son de esa rancia cúspide regional acostumbrada a manejar haciendas, predios, casas comerciales, y oficinas públicas con los mismos criterios especulativos y endogámicos. Los notables de Valledupar nacieron todos en la misma cuadra y se conocen los trapos íntimos desde niños. Han vivido del contrabando de café y ganado con Venezuela por Puerto López- el de Tite Socarras-, después, sin duda, contrabandearon maracachafa por Bahía Portete; han escriturado, con parientes notarios, haciendas y predios urbanos a sus reconocidos nombres y le han quitado toda la tierra que pueden a los indígenas de la Sierra Nevada y sobre todo a los Kankuamos. Las campañas electorales de estos prohombres son –hoy todavía- un espectáculo deprimente: suben sus delegados en camión a la Sierra, digamos a Atanques, y llevan a los indígenas enchirrinchados a donde necesitan inclinar a su favor la votación. Una vez que, abrazo de por medio, los indígenas botan, los empujan en cualquier esquina para que amanezcan botados, vomitados y sin saber como devolverse a su tierra. El espectáculo se repite con la regularidad del Festival Vallenato. Con el mismo procedimiento los llevan a firmar escrituras.
Pasa lo mismo con los nobles de la Heroica. Son un puñado. Conocidos de todos porque de alguna Miss Bolívar son parientes o, por lo menos, a una han coronado en el Hotel Caribe siendo gobernadores, alcaldes, secretarios de gobierno, almirantes de la Armada. Tienen una larga y noble historia como que fueron los más ardientes enemigos de los piratas ingleses y franceses que venían a quitarles los chancucos comerciales con la Madre España. Siempre han sido comerciantes y, además, hacendados. Han comerciado con todo, aceite en botija, esclavos, géneros, azúcar, y, claro, tierras. Indígenas no tienen a mano, si se exceptúan los que su parentela los Guerra de la Espriella- otros también embollados con la Ley-engañan y emborrachan en Sucre: Joselito convicto del 8000 y especializado en atropellar -digo lo menos-a los indígenas de San Andrés de Sotavento; su hermano Víctor, hoy delegado personal del Presidente Uribe en la Corporación Autónoma de Sucre organizo con paramilitares las CONVIVIR regionales bautizadas con el significativo nombre de Orden y Desarrollo; Miguelito, el de Ralito; su hermana, Ministra de Comunicaciones y su padre Julio Cesar Guerra Tulena.
El nuevo Canciller estuvo untado en el negociado de Chambacú. Y salio bien librado. Explicable, siendo Fiscal Luís Camilo Osorio, que tarde o temprano veremos en los estrados. Pero el problema no es legal. Es social. Chambacú era un pueblo de negros tan autentico como puede ser San Basilio. Vestigios ambos de lo que fue la cultura africana en América. Pero a los casatenientes cartageneros no les gustaba el barrio hecho entre manglares con cartones y tejas de zinc. Daba mal aspecto al Corralito. Y decidieron sacar a la gente a la fuerza y botarla a vivir donde pudiera. Chambacú se volvió uno de los más costosos predios. El negocio fue redondo. Hasta construyeron un edificio inteligente. Los desalojados tuvieron que treparse a La Popa y las Loma de Peyé, terrenos hermosísimos con vista al mar. Hay un nuevo plan para sacarlos de ahí también: la Avenida Perimetral. Limpias esas lomas, vendrá triunfal don Donald Trump, rey inmobiliario de Nueva York y dueño del Concurso Miss Universo a inaugurar, -quizás asociado con los Santos, los Noguera, los Guerra de la Espriella, y, por supuesto con Jean Claude Besudo- un gran vividero residencial para pensionados gringos. De ahí las medidas adoptadas por el Ministro de Defensa para la ciudad.
Diligencia de conciliación
Investigación # 200701527.
Audiencia de Conciliación.
Querellantes: Andrés Alfredo Araujo Ariza y Andrés Alfredo Rafael Molina Araujo.
Indiciado: Alfredo Molano Bravo
Nos presentamos el 10 de diciembre de 2007 en Fiscalia cuarenta unidad tercera delegada ante juzgados penales municipales, etc.
Resultados:
1. Los querellantes exhiben poderes de Hernán Felipe Araujo Ariza y Maria Mercedes Molina Araujo también denunciantes
2. Los denunciantes manifiestan que para conciliar solicitan al denunciado que se retracte o que rectifique las imputaciones deshonrosas y las calumnias que en el artículo efectuó contra los Araujo de Valledupar
3. El denunciado manifiesta que esta dispuesto a efectuar precisiones y que se desplazara a v/par por espacio de tres meses para precisar aspectos de su articulo tanto gramaticales, sociológicos e históricos
4. Ante esta propuesta, los denunciantes manifiestan su desacuerdo y que estarían dispuestos a que el denunciado escriba su texto haciendo retractación o rectificación y que antes de su publicación nos reuniéramos nuevamente para verificar la conciliación, es decir para verificar que el texto escrito por el denunciado repare el daño moral que ha causado en los denunciantes
5. El denunciado manifiesta que no esta dispuesto a escribir un articulo y a que sea revisado por los denunciantes porque se cercenaría la libertad de prensa, él esta dispuesto a hacer precisiones pero en libertad de pensamiento
6. Esto tampoco es aceptado por los querellantes
7. El denunciado manifiesta que no presume que los Araujo hagan parte de los notables de v/par tal como en su columna escribió
8. El fiscal declara fallida la audiencia de conciliación
Fiscal Maria Cecilia Cadena Lleras
Fiscal 40.
BASE DEL ARGUMENTO DE LA FISCALIA
Subrayados y en mayúscula el sujeto atribuido y/o añadido por la Fiscalía al formular la imputación; entre paréntesis las palabras de mi columna
Seguro es que los Araujo vallenatos no tienen sangre próxima común con los de Cartagena, aunque para un senador de Texas o para un representante sueco al Parlamento Europeo, la coincidencia les aflojara una sonrisita de lado. El asunto no es de consanguinidad, sino de identidad en el modo de hacer negocios aunque no sean socios. Ambas familias son de esa rancia cúspide regional acostumbrada a manejar haciendas, predios, casas comerciales, y oficinas públicas con los mismos criterios especulativos y endogámicos.
Los ARAUJO (notables) de Valledupar nacieron todos en la misma cuadra y se conocen los trapos íntimos desde niños. LOS ARAUJO Han vivido del contrabando de café y ganado con Venezuela por Puerto López- el de Tite Socarras-, después, sin duda, contrabandearon maracachafa por Bahía Portete; LOS ARAUJO (;) han escriturado, con parientes notarios, haciendas y predios urbanos a sus reconocidos nombres y le han quitado toda la tierra que pueden a los indígenas de la Sierra Nevada y sobre todo a los Kankuamos. Las campañas electorales de LOS ARAUJO (estos prohombres) son –hoy todavía- un espectáculo deprimente: suben sus delegados en camión a la Sierra, digamos a Atanques, y llevan a los indígenas enchirrinchados a donde necesitan inclinar a su favor la votación. Una vez que, abrazo de por medio, los indígenas votan, LOS ARAUJO los empujan en cualquier esquina para que amanezcan botados, vomitados y sin saber como devolverse a su tierra. El espectáculo se repite con la regularidad del Festival Vallenato. Con el mismo procedimiento los ARAUJO los llevan a firmar escrituras. Lo que hace Jorge 40 no es más que repetir la historia”
En Colombia no hay, ni debe haber, crímenes de conciencia.
Ante la insólita demanda por injuria y calumnia que varios miembros de la familia Araújo de Valledupar han instaurado ante la Fiscalía General de la Nación contra el sociólogo, escritor y periodista Alfredo Molano, haciendo gala de una prepotencia que recuerda aquello de que en ocasiones son los pájaros los que les disparan a las escopetas, los abajo firmantes nos permitimos hacer públicas las siguientes consideraciones:
En ejercicio de la libertad de prensa que consagra la legislación colombiana, y haciendo uso del derecho inalienable que tiene todo comentarista a interpretar la realidad nacional y a expresar sus ideas al respecto, el 25 de febrero del año 2007, cuando la Corte Suprema de Justicia comenzó a desenredar el cordón umbilical que une a los caciques electorales de la Costa Atlántica con sus respectivos jefes paramilitares, Alfredo Molano publicó en El Espectador una columna de opinión titulada Araújos et al, en la que hace un somero recuento histórico de lo que ha sido desde los viejos tiempos de la Colonia el dominio económico, político y social del notablato costeño en dicha región del país.
Sintiéndose aludidos por las opiniones de un escritor público, opiniones que por el hecho de ser discutibles no dejan de ser respetables, cuatro miembros de la familia Araújo de Valledupar, parientes cercanos de varias personas que son investigadas por sus presuntos vínculos con grupos paramilitares, resolvieron recurrir a la Fiscalía General de la Nación para tratar de acallar un punto de vista diferente al suyo.
Estamos en presencia, por lo tanto, de un atropello contra la libre expresión del pensamiento crítico que debe ser condenado sin titubeos de ninguna especie por quienes creemos en la democracia y pensamos que la libertad de prensa es uno de sus fundamentos básicos. En Colombia está comenzando a hacer carrera la costumbre de tratar de intimidar mediante diligencias judiciales a todos aquellos periodistas cuyas opiniones resultan incómodas para la buena imagen que de sí mismos quieren proyectar ciertos sectores de la clase dirigente. Lo que se busca, en pocas palabras, es domesticar a la prensa, coartándole su iniciativa y su creatividad, para así poder domesticar a la opinión pública, un precedente que, de prosperar, desemboca de manera inevitable en una dictadura.
Nuestra solidaridad con Alfredo Molano, por consiguiente, es incondicional.
FIRMAS:
Bogotá, 20 de mayo de 2008.
Procedimiento: Si usted está de acuerdo y adhiere firma con nombre y cedula y envía por correo electrónico la presente Declaración a uno de los buzones que aparecen al final de esta comunicación. Puede darse el caso de una salvedad y ella será bien acogida y publicada.
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