Alvaro Ulcué Chocué
10 de noviembre de 1.984
Memoria y Justicia
“Si he de morir, quisiera que mi cuerpo quedase amasado en la arcilla de los fuertes, como un cemento vivo arrojado por Dios entre las piedras de la Ciudad Nueva”.
Hoy hace 21 años, hacia las 8:30 a.m. el sábado 10 de noviembre de 1984, el sacerdote ÁLVARO ULCUÉ CHOCUÉ fue atacado por dos agentes del F-2 Miguel Ángel Pimentel y Orlando Roa. que se movilizaban en moto, quiénes le dispararon. Álvaro quedó mal herido, se bajo del carro y se tendió en la tierra. Luego, los sicarios se retiraron, pero al percibir que estaba mal herido lo remataron, para luego huir. Religiosas que estaban cerca del lugar, lo introdujeron en un taxi y lo condujeron al hospital de la localidad, a donde llegó con vida. Momentos después falleció.
Las investigaciones penales y disciplinarias fueron manipuladas por las instituciones pretendiendo focalizar las responsabilidades en otros, otros expedientes se extraviaron”, llevando a que el crimen quedara en la impunidad.
Los restos del padre ALVARO fueron trasladados a Pueblo Nuevo, la tierra indígena que lo vio nacer. La tierra por la que hoy en su memoria los pueblos indígenas, los campesinos mestizos y afrodescendientes defienden a través de las recuperaciones de tierras, la afirmación territorial que es su dignidad.
Han pasado 21 años, el espíritu de ALVARO vive en la dignidad de los pueblos del Cauca que afirman sus derechos, su dignidad. Esos pueblos exhuman hoy la memoria, la causa por la cual fue asesinado el padre indígena ALVARO ULCUE CHOCUE, la concentración de la tierra, la imposición de un modelo de desarrollo” que privatiza el territorio, que comercializa la vida
Bogotá, D.C., 10 de noviembre de 2004
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz