Cacarica Zozobra por operaciones militares por aire y por tierra

Zonas Humanitarias de Cacarica
Hoy lunes 12 de abril desde las 5.20 p.m. tres helicópteros militares realizaron sobrevuelos entre las Zonas Humanitarias de Nueva Esperanza en Díos y la Zona Humanitaria de Nueva Vida, Territorio Colectivo de Cacarica, Bajo Atrato, Chocó.

Luego del aterrizaje, la mayoría de los efectivos militares que desembarcaron ingresaron casa a casa en el caserío de El Limón, sin presentar orden de allanamiento, según, los primeros reportes. Algunos jóvenes habrían sido amenazados.

En las Zonas Humanitarias por las operaciones áreas se presentaron escenas de pánico, algunas mujeres desmayaron, otros afrocolombianos corrían sin saber que camino tomar. La operación armada revivió el inconsciente colectivo del terror vivido en febrero de 1997 en desarrollo de la operación “Génesis” de la Brigada XVII.

A las 9.04 p.m. se realizaron nuevos sobrevuelos helicópteros sobre Zona Humanitaria Nueva Esperanza en Dios y comunidad del Limón en Cacarica.

Minutos después del desembarco militar se informó al Gobierno para saber las razones de este inusitado operativo militar.

Desde noviembre 2016 las AGC han consolidado su poder territorial en esta región. Casi cinco años años después se conoce la primera operación militar que supuestamente tendría como objetivo confrontar a los paramilitares de las AGC. Esta estructura armada ingresó al territorio en 2016 en medio de la presencia de la infantería de marina que nada hizo frente a la movilidad de más de 100 hombres con armas largas, camuflados y brazaletes de la AGC enfrente del puesto de control en Travesía sobre el Atrato.

En la primera semana de marzo de este año, varias comunidades del territorio colectivo de Cacarica manifestaron que se verían obligadas a un nuevo desplazamiento debido a operaciones armadas que generan profunda crisis emocional y temor de violaciones de derechos humanos en el territorio.

Durante estos cuatro años y cinco meses, los paramilitares de las AGC han ordenado el territorio conforme a sus intereses económicos. Ordenan deforestación que favorece a sectores madereros por determinados tiempos, posteriormente ordenaron siembras de hoja de coca, al tiempo, que a través de puntos (hombres de civil de su estrategia) Imposibilitan la libre movilidad de la comunidades para sus siembras de pancoger. Las AGC desde 2016 ofician como benefactores con la promoción de centros de salud o suplen las necesidades médicas de las comunidades.

La crisis humanitaria, social y ambiental que padece el territorio colectivo de Cacarica tiene como responsabilidad el Estado Colombiano. Nunca han escuchado el llamado a una intervención integral con la firma del acuerdo de paz. Nunca escucharon la necesidad de intervenir la tolerancia de fuerzas militares con las AGC. Nunca ha escuchado el Estado Colombiano la propuesta de un Acuerdo Humanitario Global. Ninguna institución del Estado como la Unidad de desmote de estructuras del paramilitarismo actuó identificando a los planificadores y beneficiarios de las operaciones armadas.

En mayo del año pasado conocidos los resultados parciales de la operación “Bastón” se conoció un reporte en el canal Caracol en el que se hace alusión a el montaje de pistas clandestinas entre Cacarica y Salaquí para el trafico de cocaína y en el que se beneficiarían algunos militares con empresarios. (https://noticias.caracoltv.com/colombia/explosivas-revelaciones-de-la-operacion-baston-un-general-dio-informacion-al-eln-las-farc-y-narcos)

Hasta el día de hoy, la Jurisdicción Especial de Paz, JEP ha dejado de reconocer la solicitud de varias personas que quieren ser comparecientes ante esta jurisdicción, quienes aportarían elementos sustanciales sobre los responsables que están detrás de los intereses en estos territorios utilizando mecanismos inconfesables como la violencia armada.

Se espera que todas estas operaciones armadas estén apegadas al respeto de los derechos humanos y al derecho humanitario.

Información en desarrollo.

Bogotá D.C., 12 de abril de 2021.
Comisión Intereclesial de Justicia Y Paz